Melancolía de los vencidos y eternización del neoliberalismo

Memoria, verdad y justicia. Tres poderosas palabras, que pueden servir como herramienta de acción revolucionaria y cambiar una sociedad. O pueden resultar una mera consigna, repetidas como letanía, pero vacías de contenido. “Las clases dominantes trabajan para pulverizar y extinguir todo conocimiento sobre el pasado, las luchas, momentos felices y brillantes que reflejaron posibilidad de un cambio profundo, de una sociedad socialista”, advirtió Nilda “Paty” Redondo.

 

Durante una conferencia titulada “Monumentos, memorias y silencios. Víctimas y revolucionarios en el genocidio argentino”, la directora de la Cátedra Extracurricular Eresto Che Guevara formuló anoche una notable reflexión, dramáticamente actual, sobre la desaparición permanente de militantes aniquilados durante el Siglo 20. A la desaparición física, continuó el borrado sistemático de acciones, pensamientos, utopías y hasta las organizaciones que integraban.

 

A partir de un pensamiento de Enzo Traverso expresado en el libro “Melancolía de izquierda marxismo, historia y memoria” sobre la caída del Muro de Berlín, mencionó que las derechas “sustituyen la concepción del tiempo y del pasado por una lógica de memoria no marxista, no revolucionaria. Una memoria que habla de víctimas y no de vencidos”.

 

“Vencedores vencidos”.

 

“Parece una cosa menor. ¿Qué diferencia hay entre hablar las víctimas y los vencidos? Es que el concepto vencido implica que hubo una lucha, un proceso revolucionario, una resistencia. Hubo una derrota y hay vencidos. Pero vencido no quiere decir eliminado. Al contrario significa, que en algún momento, incluso de manera clandestina o silenciosa, puede reaparecer, resurgir, como pasa con los pueblos americanos. A esos procesos los conocemos como etnogénesis”, explicó.

 

Aludir a “la pura víctima, solamente víctima, remite a que el siglo XX fue un lugar de horrores, de holocausto”. También en Argentina y La pampa “las puras víctimas son mencionadas sistemáticamente al construir una memoria oficial. La pura víctima es alguien desnudo, despojado, y no más que eso”.

 

“Si no sabemos quiénes eran ellos, por qué lucharon, por qué fueron desaparecidos; nuevamente los estamos desapareciendo, borrando de nuestra memoria, de nuestro nuestro pasado”. Y equivocarse en ello puede ser fatal: “porque son aquellos instrumentos, formas y maneras los que nos permitirían pensar cómo desmantelar los ataques del presente”.