Domingo 28 de abril 2024

Mendoza: productores alarmados

Redacción 18/03/2024 - 00.14.hs

Entre los alimentos producidos en otros países cuya libre importación sería autorizada para bajar los precios locales de la canasta básica aparecen frutas, verduras y hortalizas en fresco e industrializadas y frutos secos. La sola lectura de esta lista ya encendió las alarmas de productores y empresarios de Mendoza, a quienes el repentino anuncio les robó tranquilidad porque no podrán competir con los productos introducidos.

 

Aunque esa provincia se posiciona como una de las más fervientes aliadas de Javier Milei, sus productores frutícolas y pequeños industriales serían los primeros perjudicados por esta medida. Soportan una elevada carga impositiva, pagan insumos en dólares y sostienen un importante costo en mano de obra, lo cual los deja sin margen para achicar precios.

 

Según un artículo publicado por el diario UNO, un productor de papa mendocina que abastece mercados locales y regionales recibe unos 330 pesos por kilo, precio que incluye los impuestos y deja un margen muy chico de ganancia. Si ingresara papa de otro país a menor costo, ese productor se verá obligado a sembrar menos y ocupará menos mano de obra.

 

“Difícil de creer”.

 

La mayoría de los analistas, incluyendo los más liberales, observa con escepticismo esta propuesta en un contexto recesivo: muchos formadores de precios (cadenas de supermercados y mayoristas) ya importan numerosos productos y no parece probable que los exportadores se sientan muy tentados por las condiciones actuales de la economía argentina, bombardeada por una altísima inflación.

 

Hasta ahora, los importadores operan mediante una serie de cuatro pagos a 30, 60, 90 y 120 días. Según el vocero oficial ese pago en cuotas se acortaría a 30 días, con la debida habilitación del BCRA, “pero sería muy difícil concretarlo, porque el importador debería cobrar el 25% al enviar la mercadería, y las tres cuotas restantes en 30 días”, explicó el despachante de Aduanas, Fabricio Pedros.

 

Según el especialista mendocino “debemos suponer que los vendedores nos creerán que le vamos a poder pagar todo en 30 días, pero eso sería muy difícil de cumplir en este contexto económico”, concluyó.

 

“Susto real”.

 

El listado difundido por el secretario de Comercio Pablo Lavigne incluye carnes bovinas, porcinas y aviar; pescados y derivados; lácteos y derivados; huevos, hortalizas, legumbres, frutas, verduras; frutos secos; especias; cereales; oleaginosas y sus derivados, grasas y aceites; preparaciones alimenticias (pastas, salsas, panificados, confituras, enlatados, etcétera) e insumos alimenticios (extractos, concentrados, cacao, etcétera). También aparecen cervezas y bebidas sin alcohol, aunque estaría excluido el vino.

 

La industria de conservas es una de las más preocupadas, especialmente el sector del sur mendocino dedicado a elaborar salsas, comprador del tomate procedente del Valle de Uco y San Juan. “Estamos muy asustados porque ya vimos lo que generó una apertura de importaciones en los años '90: destrucción de la mano de obra con impacto directo en la producción” dijo Raúl López, dueño de una conservera en San Rafael. “Nosotros, por ejemplo, además de los productores a quienes les compramos el tomate, hoy sostenemos a 70 familias”, añadió.

 

Para producir importan hojalata y plástico y compran insumos de Buenos Aires, soportando costos internacionales, pagando Impuesto País y afrontando las inestables tarifas del transporte. Y deben respetar acuerdos con productores de precios que también contemplan costos de agroquímicos y plaguicidas importados.

 

“Históricamente hemos pagado 8 centavos de dólar el kilo de tomate, pero este año nos costó 13,5 centavos de dólar. Si dejan entrar salsa de tomate de Italia, no sólo impactaría en la industria, también destrozaría al productor”, advirtió López, miembro de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim).

 

Múltiples alarmas.

 

Las señales de alarma se encendieron en otros sectores clave como la conserva de durazno y otras frutas y la producción de cereza en el Valle de Uco. “Nosotros somos competitivos porque tenemos tecnología similar a Europa y una materia prima muy buena. El problema es la carga impositiva que soportamos, frente a competidores como China o Chile. Por ejemplo, Chile tiene 20 acuerdos de libre comercio y Argentina solo 10. Ellos importan pero pueden equilibrar con exportaciones porque no pagan aranceles en países donde nosotros sí pagamos”, aclaró Angel Bestani, dueño de una conservera de frutas y legumbres de Tunuyán.

 

Según el empresario, abrir las importaciones no contribuirá a bajar los precios en las góndolas. Explicó que el sector “ya acomodó los precios porque el consumo cayó estrepitosamente” y consideró que para reducirlos “deberían apuntar a la enorme parva de impuestos, que nos impiden competir con otros países”.

 

En cuanto a la cereza, “si habilitaran el ingreso de cereza chilena el daño sería muy fuerte y quedaríamos inmediatamente fuera de competencia porque producen 50 veces más: cosechan 500 mil toneladas por año y nosotros apenas siete mil. Solo con su fruta de descarte o el excedente que no venden a otros países, destrozarían a los productores locales”, lamentó Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza.

 

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