Viernes 27 de junio 2025

San Juan: conflictos por falta de agua

Redacción 11/12/2021 - 09.50.hs

Durante más de un siglo, el modelo productivo desarrollado en San Juan y Mendoza, basado en la apropiación de los ríos y una administración del recurso que solo contempla el interés de los regantes, ha provocado desertificación y perjuicio a sus territorios vecinos. Pero ahora, en un contexto de crisis hídrica global, esas prácticas están trasladando sus efectos negativos a las poblaciones cuyanas, cuya preocupación por la falta de agua para consumo humano encuentra como respuesta amenazas, indiferencia y arrogancia.

 

La situación quedó al desnudo esta semana en San Juan, cuando la Dirección de Hidráulica resolvió cortar el suministro para riego por al escasísimo volumen disponible para consumo domiciliario, lo que generó un inmediato conflicto con productores de frutas y hortalizas. El martes, frente a un pronóstico de lluvias, el organismo suspendió por un par de días las entregas programadas con la esperanza de subir el nivel de los embalses, y programó cortes adicionales para los días 24, 25, 26 y 31 de diciembre.

 

La respuesta no se hizo esperar y fue virulenta. Un grupo de productores cortó durante más de tres horas la ruta 20, que va a Caucete, y difundió un documento amenazando con presentar recursos de amparo y demandas judiciales por daños y perjuicios. Las autoridades de Hidráulica optaron por levantar el corte, aunque advirtieron que estará en riesgo el consumo humano si continúan extrayendo agua de los diques, cuyos niveles se redujeron drásticamente este año.

 

Colectivo inconsciente.

 

"Teníamos otra situación cuando se programó el calendario de irrigación. Ahora el panorama cambió y no hay agua suficiente", respondió Oscar Coria, titular de Hidráulica, en declaraciones al Diario de Cuyo. El funcionario explicó que "en una situación ideal, que también permite generar energía, se requieren 579,19 hectómetros cúbicos acumulados en los tres embalses", mientras que en un contexto de "sequía extrema, como ahora, existe una condición mínima de operación que demanda 241,13 hectómetros cúbicos".

 

No obstante, la situación es tan crítica que el volumen de los embalses ya se encuentra por debajo de ese umbral mínimo indispensable: Coria reveló que la medición del miércoles 8 de diciembre arrojó 235,03 hectómetros cúbicos, sumando las tres represas: "una cifra fuera de lo recomendable", alertó.

 

Pero poco les importa a estos productores que sus poblaciones se queden sin agua. Para ellos, el único horizonte visible es la próxima cosecha. Como en Mendoza, están agrupados en Juntas de Riego con la potestad de administrar el recurso hídrico a su criterio. Un modelo anacrónico, inconstitucional y absolutamente ajeno a los avances mundiales en materia hídrica, que obligan a considerar las cuencas y sus ecosistemas subsidiarios.

 

Tres embalses.

 

En los últimos 40 años se construyeron tres de cinco grandes represas proyectadas sobre el río San Juan, principal afluente del Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó: Ullum (1980), Los Caracoles (2008) y Punta Negra (2015). La cuarta será El Tambolar, cuya construcción se inició este año, y la quinta sería El Horcajo. El plan es apropiarse del total permitido de 65 metros cúbicos por segundo, pero hoy ni siquiera pueden llenar las tres primeras.

 

Desde La Pampa se podría incluir aquí una comparación para demostrar la inviabilidad de Portezuelo del Viento: con la mitad del volumen (34 metros cúbicos/segundo) la mega obra mendocina pretende embalsar más agua que aquellos tres diques juntos. Pero si estuviera construida, hoy ni siquiera ingresaría agua a la presa.

 

Mientras tanto, la caída de los volúmenes durante los últimos cinco años genera honda preocupación en la Secretaría del Agua y el Departamento de Hidráulica, porque el río San Juan parece incapaz de recuperar los valores históricos que garantizaban el suministro de agua a la provincia. Según un informe del diario sanjuanino Tiempo, "se necesitan 1.000 hectómetros cúbicos para asegurar el consumo local, pero el río traerá solo 450 hectómetros", durante la temporada 22021/2022.

 

La problemática no resulta novedosa, porque hace cinco años que el río viene bajando paulatinamente. Luego de tres temporadas con niveles superiores a los 1.800 metros cúbicos, a partir de 2017 el San Juan inició una gradual pérdida de caudales: 1.067, 1.052, 636, 608 y 450 hectómetros cúbicos, según las sucesivas mediciones anuales.

 

Un dique seco.

 

La situación resulta tan grave que a finales del año pasado la Dirección de Recursos Energéticos (DRE) adoptó una decisión inédita: desviar la poca agua que acumulaba Los Caracoles para embalsarla en Punta Negra. Como resultado, en pocos meses el profundo y extenso lago se convirtió en un paraje desértico y cuarteado sobre el que debieron abrir caminos y construir un embarcadero improvisado, porque no hay ninguna instalación tan abajo. Las compuertas del vertedero quedaron tan altas y lejos, que los ocasionales visitantes no aciertan a comprender qué relación guardan con el embalse, a pesar de que hace unos años volcaban el agua.

 

De los tres diques, Los Caracoles es el que más energía produce, pero en un contexto de crisis hídrica la generación pasó a un segundo plano. Así, priorizaron Punta Negra porque el canal impermeabilizado que la conecta con Ullum permite un flujo casi sin pérdidas y hasta podría permitir generación de energía en La Olla.

 

El problema es que al quedar en su mínimo posible, Los Caracoles realiza un esfuerzo extra al utilizar diariamente el descargador de fondo, última boca que permite sacar agua, pero programada solo para casos de urgencia. Esta situación es la mayor preocupación de los técnicos, porque el descargador de fondo no está preparado para utilizarse de esta manera y existe un alto riesgo de producir daños en la presa. "Están pensados para emergencias, como un sismo fuerte que obligue a vaciar rápidamente un embalse para controlar su estructura. Generalmente se prueban una vez al año para controlar que funcionen bien y no se los vuelve a tocar", explicó Alberto Peña, titular de la DRE, al diario Huarpe.

 

Lamentablemente, no hay otra forma de sacar agua de Caracoles, ya que la toma para generación eléctrica y el vertedero quedaron decenas de metros por encima del agua. La solución definitiva sería que el río vuelva a trasladar su volumen tradicional, pero ésa es, precisamente, la mayor incertidumbre.

 

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