Un camino hacia la escuela
“Me levanto a la mañana, desayuno, juego un rato, después mi mamá me llama a comer, me viste, luego ensillamos el caballo y me lleva hasta la tranquera. Con el remisero Juan a veces charlamos y a veces vamos los dos calladitos”, cuenta Ángel con una sonrisa tan tímida como pícara en un rápido resumen de su rutina cotidiana, la previa hasta llegar a la Escuela 39 “Nicolás Avellaneda” de Anguil, donde cursa 4º grado y en la que ya tiene todo ensayado para el acto en el que va a prometer la bandera argentina.
Ángel llega al mediodía a ese edificio que parece salido de una revista Billiken y se sienta en el escenario enclavado en el medio del hall de entrada. Suele ser el primero en la pausa entre el turno mañana y el de la tarde y allí espera con su mochila y su sonrisa radiante. Hasta las 13.15, cuando suena el timbre. Más o menos al mismo tiempo arriban Luciana, Luzmila, Leo y Naira que, al igual que él, viven en establecimientos rurales que están dentro de la jurisdicción de Anguil y a los que también un remise dispuesto por el municipio y por el Ministerio de Educación de la Provincia los pasa a buscar y luego los lleva de vuelta tras la jornada escolar.
“Si me llevo tarea para mi casa la hago a la tarde y si no, me pongo a jugar. Tengo una oveja guacha, una ternera y un caballo al que le puse Vony. A mí me encanta venir a la Escuela, solo me cuesta un poco más Matemática pero aprendo un montón y la paso bien con las seños y con mis compañeros”, remarca a LA ARENA Ángel Zarza, un chico de 9 años cuya familia llegó hace tiempo desde Corrientes para trabajar en un campo ubicado a la vera de la ruta nacional 5, a unos 16 kilómetros de Anguil, y allí encontró la garantía de que sus hijos puedan a asistir a clases.
“Angelito es un alumno espectacular, no falta nunca. No importa cómo esté el clima o lo que pase porque él viene igual con esa sonrisa que te compra. Pero más allá de cómo es en lo personal, lleva las tareas al día, siempre trae todo lo que le piden, tiene toda la predisposición, es muy educado y su familia está atenta a todo lo que la Escuela genera”, subraya Silvia Vicens, directora de un establecimiento educativo que tiene una matrícula de 205 alumnos entre los dos turnos y que incluye a chicos y chicas que llegan desde Colonia Inés y Carlota y otros lugares cercanos.
“Ángel tiene tres hermanas más grandes y una de ellas está en el último año del secundario. Como cursa en el turno mañana también vamos a caballo hasta la tranquera y de ahí la lleva el remise, así que vamos y venimos”, cuenta con simpleza Laura al recibir a este diario y antes de emprender el camino desde la casa hacia la tranquera, rodeada de los cinco perros que viven con la familia. Es una mañana soleada, con algo del siempre infaltable viento pampeano y, solo unos minutos después de llegar a destino, aparece Juan para hacer el trasvase del transporte animal al mecánico y emprender el camino hacia el aula.
Un derecho.
“A la familia la conozco desde que llegó y hasta hace poco no tenían energía eléctrica, se iluminaban con lámparas, pero todos han sido alumnos excelentes. Hoy tienen acceso a la telefonía celular, a las compus, entonces se les facilita más. Ángel no falta nunca, incluso recuerdo que un día de lluvia estaba mojado en las piernas pero para arriba impecable, así que le pregunté y me dijo que la mamá lo envolvió en un poncho y lo llevó hasta la tranquera. Y claro, se mojó un poco, pero vino igual porque no falta nunca y tiene una predisposición excelente para el aprendizaje. Creo que ese valor por la educación hoy se ha corrido un poco, el respeto por educarse, sus padres no tuvieron la chance de ir a la escuela y por eso valoran tanto la posibilidad que hoy tienen sus hijos”, remarca Sara que es docente de Apoyo Escolar y trabaja desde hace años en la escuela anguilense.
Ángel llegó con un gorro de lana, bufanda, campera de abrigo y sus medias de River. Dice que le gusta la vida rural pero también rodearse de chicos y chicas como él. Suena el timbre, va al aula, saca sus útiles y se dispone a escuchar a la ‘seño’. Para cuando vuelva a casa, en esta época, ya el sol se habrá escondido. Pero allí estará su mamá en la tranquera, esperando junto al caballo.
“Una de mis hijas que está en el secundario quiere estudiar Veterinaria, vamos a ver, ojalá se dé. Nosotros queremos que ellos puedan tener las oportunidades de cualquiera”, se ilusiona Laura. Su pareja es Pedro Antonio quien realiza todas las tareas rurales para las que fue contratado, y ella se encarga del trabajo de ama de casa y de ser la “chofer” hasta la tranquera en un doble turno diario.
“Para el 20 de junio se está preparando todo por el tradicional acto de promesa a la bandera. Ángel tiene la suya ya preparada así que espera ese momento con un entusiasmo especial”, remarca Claudia, vicedirectora de la Escuela que está ubicada en la misma manzana que el colegio secundario Enrique Stieben.
Alfabetización.
Hace unos días, la Escuela 39 fue elegida, junto a la Escuela 258 de Santa Rosa, como receptora de los primeros libros para todas las y los estudiantes de primero, segundo y tercer grado de las escuelas primarias, en el marco del Plan Provincial de Alfabetización.
“Se trata de una herramienta más para acompañar el trabajo en torno al Plan Provincial de Alfabetización. Este material es para toda la provincia, es una gran oportunidad para fortalecer la lectura y la escritura”, destacó la Ministra de Educación, Marcela Feuerschvenger, en el inicio de esa campaña que llegará a toda La Pampa.
“Es un material muy rico que viene a complementar el trabajo que ya hacemos con la alfabetización. Además es importante porque repartimos a las familias los textos que vienen con una nota, y así se genera un ida y vuelta con la Escuela. Eso se agrega a la planificación de los docentes como para realizar un trabajo integral”, valoró la directora de la 39.
Según informó el Ministerio, progresivamente llegarán 24.589 libros a escuelas primarias pampeanas distribuidos de la siguiente manera: 9.060 ejemplares de “Días Animados” (Novela y Actividades) para primer grado, 10.218 libros de “Misterio en el Cerro” y “Cuentos con Sorpresas y Picardías” para segundo grado. Por último, para tercer grado, llegarán 5.311 ejemplares del libro “Ventisquero”.
“El Plan Provincial de Alfabetización contiene diferentes líneas de acción que contemplan el trabajo con múltiples destinatarios: estudiantes, docentes y familias de todos los niveles y modalidades del sistema educativo pampeano. El objetivo central de esta medida provincial se basa en fortalecer la enseñanza y el aprendizaje en los establecimientos escolares”, destacaron desde Educación.
La mano que llega.
Todos esos libros ya pasan por las manos y ante los ojos de los chicos y chicas de las aulas anguilenses. Textos, dibujos e imágenes que ayudan a aprender y formarse. Como lo hace Ángel gracias a esa mano casi invisible que llega a través de una política pública y que se convierte en realidad en cada jornada en esa y en otras tranqueras de la provincia.
“Claramente el derecho a la educación se cumple para todos, nosotros tenemos varios chicos y chicas que llegan desde campos cercanos o no tanto y que los busca y trae un remise. El caso de Angelito es particular por cómo es él y por todo lo que genera. El nombre lo tiene muy bien puesto”, resaltan en la Dirección de la Escuela sobre ese niño que mañana subirá sonriente al caballo que ensilla Laura y esperará a Juan para viajar. Quizás hablen un poco y Angel le contará que es un día especial porque va a ser protagonista de un acto con la bandera. Y seguramente va a sonreír.
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