Domingo 04 de mayo 2025

“Un escribano con conciencia social”

Redaccion 02/10/2023 - 09.25.hs

En el marco del día del Escribano, la comunidad pampeana recuerda a Marcelo Cavalli, escribano santarroseño que falleció en diciembre pasado, hecho que condujo al cierre definitivo de una histórica escribanía en la ciudad de Santa Rosa.

 

La Arena dialogó con su mamá, también escribana, Libertad Mirtha de Mena de Cavalli, quien relató la vida profesional de su hijo y la calidez con que ejercía su vocación y una hermosa semblanza de quien fue una de las jóvenes promesas del notariado provincial.

 

Sencillez y humanidad.
“A Marcelo le gustaba muchísimo su profesión y se preocupaba por la gente humilde, que entendieran todo el proceso legal de las actas, es decir lo que iban a firmar. Había en él una conciencia social sobre la responsabilidad jurídica”, señaló.
Se recibió en la Universidad Nacional de La Plata en el ‘89 y en el ‘90 ya comenzó a trabajar en la escribanía con su mamá. “Yo era titular de un registro y lo adscribí a él”, señaló. “Era muy dedicado, tenía como rutina saludar a las chicas de la escribanía y tomar unos mates antes de ponerse a trabajar. Lógicamente cada uno tenía sus carpetas con cada cliente. A veces los atendía yo, otras lo atendía él y continuábamos con el trámite hasta que se finalizaba”, sostuvo. Incluso la escribana señaló que era tan bueno el clima en la oficina que él siempre hacía chistes y les decía: “Si a mí me llega a pasar algo, acuérdense que las quiero mucho”. 
Libertad reveló que la pandemia afectó mucho a Marcelo. “Sufrió muchísimo durante ese tiempo, sin contacto social, ni trabajo con clientes. Si bien seguíamos con las cuestiones laborales, no cobrábamos nada. Entonces el Colegio de Escribanos muy atentamente nos facilitó créditos para poder pagar los sueldos. Y después lo fuimos devolviendo”, explicó.

 

Guitarra, caballos y amigos.
A su vez  su mamá lo describió como una persona alegre y amiguera. “Él tenía otras pasiones: la música y los caballos. Era profesor de guitarra y amaba los desfiles gauchos, las tradiciones y la ropa de campo”, recuerda Libertad. “Fue siempre un chico simple, sencillo y humilde. No aspiraba a lo material, las cosas no tenían importancia para él. Eran más importantes las personas y por eso tenía tantos amigos y tantos clientes”. Libertad también recordó que las puertas de su casa estaban siempre abiertas para sus amigos. Sonaba la guitarra y era él interpretando un tema de su ídolo José Larralde. 

 

Un duelo difícil.
La escribanía cerró hace apenas unos meses. Libertad  siente una enorme nostalgia por la pérdida, no solo de Marcelo sino de su esposo que falleció unos días después. “Sentí como si me arrancaran mi carne. Me cuesta muchísimo sobrellevar todo y luego tener que desarmar la escribanía fue duro”. “Toda mi vida pensé que iba a continuar abierta de la mano de él. La muerte de un hijo no se supera nunca. Muere un hijo y muere la madre. Pero solo entierran a uno”, dijo. 
En un rincón de su hogar atesora recuerdos de él y algunas de sus pertenencias más preciadas como su escritorio, sus máquinas y las fotos de sus nietos que tenía guardadas. “Ojala todos lo recuerden como una persona buena, alegre, honesta, así era Marcelo como profesional y como ser humano”, cerró Libertad.
 

 

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