Viernes 26 de abril 2024

Un reclamo al calor de las masas

Redaccion 24/01/2024 - 16.10.hs

“Qué lástima el calor, mucha gente que habrá querido venir…”, ironizaba un veterano trabajador al recordar aquella frase del ex presidente Mauricio Macri cuando inauguró las sesiones ordinarias el 1 de marzo de 2016, al quejarse por la escasa cantidad de gente en las inmediaciones del Congreso nacional, antes de su primer discurso. Y es que el contraste con el calcinante mediodía santarroseño era rotundo porque, a esa hora, las columnas de manifestantes no paraban de llegar por todas las calles que confluían en la esquina la avenida San Martín y Avellaneda.

 


Si algo caracterizó a la marcha de más de 6 mil personas convocada en el marco del paro general en todo el país, fue la cantidad de banderas, carteles, bombos, disfraces y hasta caricaturas que deambularon cerca del escenario montado frente al Banco Nación, el lugar elegido por las distintas centrales obreras y movimientos sociales que organizaron la jornada de protesta contra las medidas del gobierno nacional de Javier Milei.
Decenas de carteles mostraban consignas como “El salario no es ganancia”, “Milei cipayo”, “Abajo el DNU”, “La Patria no se vende”, “La cultura es trabajo”, “Luchen porque vienen por sus sueños y el futuro de la Patria”; mezcladas con reclamos directos (en carteles con fotos de los rostros) a algunos de los legisladores pampeanos en el Congreso, especialmente a los y las radicales y del macrismo como la senadora Victoria Huala, el senador Daniel Kroneberger y los diputados Martín Maquieyra, Martín Ardohain y Marcela Coli para que no avalen con sus votos el Decreto de Necesidad y Urgencia y la Ley Omnibus enviadas por el Presidente.

 


A la variedad y cantidad de personas con distintas proclamas se sumaron algunos que, de manera individual, mostraron trabajos más elaborados, como una caricatura de Milei que, desnudo y parado sobre una bandera argentina, firma el DNU sobre la cabeza de alguien arrodillado que tiene una remera de Juntos por el Cambio. Alrededor hay dos buitres sobrevolando, según el dibujo que tenía la firma de “Checho”.
Una actriz también llegó caminando por San Martín con un disfraz y carteles colgando de su cuello que decían: “Yo estoy para hacer reír, no para sufrir”, en clara defensa de las distintas vertientes culturales como el teatro, el cine, la música, las artes visuales, la danza y otras que son atacadas por las medidas de Milei.
Otros carteles como “Full Riquelme Nunca Tevez”, “¿Qué saben los gorilas de Cultura?” o “Las fuerzas del cielo es Conan cagándonos”, se podían leer y ver junto a banderas que incluían la imagen de Diego Maradona o empleados de Calzatex (la empresa que se radicó en la planta de la ex Calzar en el Parque Industrial) que cantaban “presente”. Caretas con el rostro intervenido de Huala se entremezclaban el ritmo de la Escuela de Tambores, que en una de las esquinas le sumaba música y baile a la jornada de protesta.

 

Desde temprano.
Los alrededores de la plaza San Martín comenzaron a poblarse desde poco después de las 10 de la mañana. Distintos sindicatos y agrupaciones políticas buscaban sus lugares cerca del escenario mientras que desde las 11 comenzó el “Feriazo” de la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra), que vendieron verduras a precios populares.

 


Cerca del monumento a San Martín, en el centro de la plaza central, el Desayunador de Villa Germinal también hacía hervir sus cacerolas humeantes para una olla popular y a medida que avanzaba la mañana el centro se llenaba con una paleta de colores como el verde del Foro Pampeano por el Aborto Legal, el azul de UPCN, el arcoiris de los Pueblos Originarios y de la comunidad LGBTq+, el verde fluorescente de la Uocra, el blanco del Sindicato de Prensa, el negro y amarillo de los trabajadores taxistas, el verde y blanco de ATE, el naranja de Convergencia, el celeste de la Utelpa y de la CTA, el rojo del Partido Comunista y Desde el Pie, el verde de Camioneros, el violeta de la colectiva “Todas somos Andrea”, el amarillo de los Viales y el celeste y blanco de decenas de banderas argentinas de distintos tamaños y características; entre muchísimos otros (los organizadores del acto hicieron saber que una columna de la Multisectorial de General Pico había viajado especialmente), le dieron el marco de postal de reclamo que se reunió en el centro de la ciudad.

 

Sin choris y con agua.
“Faltan los choripanes”, se quejaba un poco en broma algún militante y en referencia a que, en las grandes ciudades sobre todo, cada marcha de esas características tiene el inequívoco panorama (visual) del humo (y el olfativo) de los choris a la parrilla. Lo que sí circulaba de mano en mano y en muchos casos era derramada sobre las cabezas, eran las botellas de agua, indispensables para intentar sobrellevar el sol abrasador del mediodía pampeano.
Desde el escenario se hizo saber que en uno de los costados había personal de Salud (“¡Pública!”, resaltaban) para atender cualquier necesidad mientras que algunos sindicatos, organizaciones sociales, políticas, civiles y oficinas públicas habían dispuestos cargamentos de botellitas para colaborar con la imperiosa hidratación.

 


Una recorrida por las cuadras adyacentes a la esquina de San Martín y Bartolomé Mitre, en la previa al acto, permitió comprobar cómo las distintas agrupaciones y oficinas del Estado reunían a quienes iban a manifestarse. “Qué movida que hay, me parece que va a ser masivo”, se alegraba un dirigente al ver el movimiento que minutos después confluiría en una multitud que hizo escuchar, con bombos y redoblantes “al calor de las masas” (como dice el himno ceratiano), el grito de “basta” a la política “hambreadora y entreguista de Milei”.

 


 

 

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