Miércoles 10 de septiembre 2025

Una voz que se multiplica

Redaccion 10/09/2025 - 00.15.hs

En distintas mesas de una de las aulas, chicas y chicos trabajaban en grupo. Recortaban diarios y revistas y con las letras armaban distintas estrofas de algún poema. O ponían en palabras algún sentimiento que les atravesaba el cuerpo y la mente en ese momento. En otra aula se podía conocer la revista especialmente editada y entrar, a través de un código QR, a toda la obra que dejó como legado y que hoy es, de manera cada vez más notable, sello de identidad de toda una ciudad. Y de un colegio en especial, que le rinde homenaje ya desde su nombre y a través de jornadas especiales, como la que se hizo días atrás para celebrar a Olga Orozco y su exquisita obra poética y literaria.
“Tenía un ritual muy particular para escribir porque solía hacerlo con una piedra en cada mano. Una de la tierra de su padre, otra de la de su madre y una tercera que le había regalado un amigo de la infancia”, explicaban Natalia y Luzmila sobre una de las características de esa mujer que nació en Toay y que con sus poemas trascendió fronteras y pensamientos. Una artista que, con su lenguaje, indagaba en el poder de la palabra.
“Está muy bueno que se organice esta jornada, todos nos pusimos a trabajar para conocer sobre Olga Orozco, sus obras, cómo era su vida. Te concentrás en trabajar y aprender sobre esta temática específica y te olvidás del celular por un rato”, valoró Tatiana antes de recibir a un grupo de chicos que iba a escuchar la información sobre la poetisa que tiene su propia Casa Museo a poca distancia del colegio que lleva su nombre.
“Esta jornada fue pensada por los estudiantes, por el personal docente y nos acompañó tanto el municipio como el Ministerio de Educación. Conmemoramos a Olga y a su obra a través de diversas intervenciones y de un recorrido por distintas propuestas”, explicó a LA ARENA Huemul Lino, director del establecimiento ubicado en la avenida 13 de Caballería y que adoptó el nombre de Olga Orozco luego de una votación entre el alumnado.
“En principio se llamaba colegio secundario Toay porque ese nombre lo había puesto el Ministerio. Con el tiempo, pensamos que era importante tener un nombre que representara más al pueblo. Y como la escuela es artística -aunque la orientación es musical- queríamos algo bien relacionado con la cultura local. Después de buscar bastante, encontramos que Olga Orozco, una poetisa nacida en Toay, era una gran figura cultural. Entonces propusimos dos opciones: la de Orozco y la de Guillermo Brown que fue el fundador del pueblo. Se hizo una votación en la escuela y ganó Olga Orozco por amplia diferencia. Desde entonces, todos nos sentimos muy identificados con ese nombre”, explicó Lino.

 

Música.
Mientras en el interior del colegio las palabras y estrofas de “Con esta boca, en este mundo…”, “La corona final”, “Olga Orozco” -por mencionar algunos de sus múltiples y hermosos poemas-, resonaban a través de narraciones, letras escritas y palabras con sonidos, en la vereda los parlantes anunciaban lo que se venía: la música de los distintos grupos de chicos y chicas.
Soda Stéreo (‘Trátame suavemente’, ‘Té para tres’), La Mona Jiménez (‘Paloma loca’), Ciro y Los Peras (‘Mírenla’), Airbag (‘Por mil noches’), No Te Va Gustar (‘Tan lejos’), Rata Blanca (‘Mujer amante’) fueron algunas de las (muchas) bandas y canciones elegidas por los distintos cursos sobre el escenario que se montó frente al colegio.
“Tenemos talleres de piano, de ensamble musical, y aprendemos con los distintos profesores. Al ser un colegio con orientación musical estamos relacionados todo el tiempo con la música, por eso está bueno poder hacerlo en vivo aunque a veces da un poco de vergüenza”, se reía un grupo de chicas que esperaba su turno para cantar ante el numeroso público que escuchaba bajo el sol y el infaltable viento de agosto.

 

Revista.
Otra de las atracciones que presentó la jornada en homenaje a Orozco fue la de una revista escolar hecha por estudiantes de quinto año del turno mañana. Una muy atractiva e interesante publicación con notas, reportajes, imágenes y relatos que se puede ver a través de distintos formatos.
“La iniciativa de la revista tuvo como objetivo principal dar a conocer nuestra institución y difundir
algunas de las actividades que se realizan. A través de entrevistas, investigaciones y producciones propias, buscamos acercar la vida y la obra de la poeta pampeana Olga Orozco a la comunidad, revalorizando su legado desde una mirada joven y actual. La revista también pretende ser una forma de mostrar el trabajo que hacemos en la escuela, conectando la literatura con la tecnología, el arte y la memoria local”, resaltó la docente Karina Tapia, profesora en Letras y editora de una publicación que llama la atención por las buenas entrevistas, la variedad de temas abordados y el respeto por la buena escritura. Una buena manera de homenajear a alguien que transformó el arte de escribir en el motor de sus días. 

 

Las narradoras.
Uno de los momentos más atractivos y que generó una atención multitudinaria fue el momento de las narradoras de Toay, un grupo de mujeres que desde hace años narra cuentos, poemas y otras obras literarias para chicos, adolescentes y adultos. En el salón principal del colegio y con una escenografía especialmente armada, el silencio dominó la escena para escuchar las distintas voces y los diferentes tonos de ‘El cerco de los tamariscos’, la obra elegida para deleitar al público sentado en el piso y atento a cada palabra.
“La llave abre un panel del muro. Es la misma llave que abre de par en par las puertas del insomnio, y entonces aparecen lejanas ciudades, viajeros desconocidos, carruajes, epidemias y naufragios que invaden el recinto donde estoy. Pero quienes me visitan con mayor frecuencia son personas y mapas que se asemejan a un trozo de mi destino. Ahora se cuela el viento por una gran rendija de este apostadero. Ahora entra la desolación en forma de llanura, replegando su árida piel como una bestia que debe calcular las extensiones para acomodarse mejor. Porque yo he crecido, pero ella ha crecido conmigo, día tras día, a costa de mis huesos, a expensas de las paredes del presente”, leía Esther, una de las narradoras que se acercó especialmente a la actividad en el Olga Orozco. 
El grupo de Narradoras de Toay nació hace muchos años en la universidad y hoy cuenta con 18 integrantes. Se dedican a aprender técnicas de narración, trabajar la voz, las emociones y preparar historias para distintos públicos. Visitan escuelas primarias, secundarias y también organizaron encuentros para adultos acompañados de un té y charlas literarias.
“Narrar es una experiencia hermosa porque grandes y chicos disfrutan mucho de escuchar historias. Siempre me sorprende ver cómo los niños prestan atención, hacen preguntas y piden más cuentos. A veces los temas no coinciden con lo preparado, pero contar no es solo entretener: también crea un
espacio tranquilo, fomenta la creatividad y motiva a leer por gusto. Porque un libro no es aburrido; es un compañero para viajar y conocer”, les dijo Esther a Ailén y Julieta para una nota especial en ‘Letras de Toay’, la revista del colegio. 
La jornada especial transcurrió entre las aulas, el salón, el patio, la calle. Cada rincón del colegio transformó su atmósfera con el espíritu de Olga, con su prosa, su imaginación y su legado. Porque como ella lo dejó escrito, “en el fondo de todo hay un jardín”. Como en el colegio donde su presencia hace florecer las palabras.

 

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