Jueves 02 de mayo 2024

Ya hay semillas y plantines legales

Redacción 17/06/2023 - 00.24.hs

Desde hace una semana, en Santa Rosa se venden semillas y esquejes de cannabis aprobados por el Instituto Nacional de la Semilla (Inase) e inscriptos en el Registro Nacional del Comercio y Fiscalización de Semilla. Los primeros germoplasmas legales de marihuana pueden adquirirse en el grow shop “Pampa Fértil”, cuyo propietario, Daniel Oliveto, gestionó la habilitación como “comerciante expendedor” (Categoría F del Inase).

 

Cuando abrió sus puertas, en octubre de 2012, se convirtió el primer comercio dedicado al cultivo de marihuana en el centro del país, y durante casi una década fue el único de nuestra ciudad. A partir de 2020, la legalización otorgó un gran impulso a esta actividad y actualmente hay una decena de grows, entre locales comerciales abiertos al público y negocios virtuales.

 

A principios de mayo, Pampa Fértil inició una nueva etapa al gestionar su habilitación legal para comercializar semillas y plantines. “El año pasado, cuando se aprobaron las primeras cuatro semillas, algunos grows comenzaron a gestionar esta categoría para cumplir con la accesibilidad al cannabis dispuesta por la Ley 27350”, contó.

 

Hasta ayer, el Inase contaba con 32 variedades aprobadas, una oferta que continúa siendo harto escasa para la gran demanda del país: Oliveto tuvo que esperar más de un mes para contar con las primeras unidades.

 

Aunque es un experto cultivador, la licencia solo le permite comercializar semillas o plantines producidos por criaderos o semilleros registrados (Categorías A y D). “Eso significa que no puedo germinar estas semillas para venderlas como planta. Además, cada plantín y paquete de semillas tiene incorporado un código QR que identifica semillero y lote y garantiza su trazabilidad”.

 

“Poco accesibles”.

 

A partir de su legalización, el Inase incorporó al cannabis en el Listado de Cultivares, que registra todas las especies vegetales habilitadas en el país, desde la acelga hasta el zuchini, y de esta manera comenzó a ordenar su ingreso al mercado.

 

A Pampa Fértil llegaron cuatro variedades, entre ellas “Malvina, una de las seis variedades registradas por Cannabis Conicet” la flamante empresa creada desde ese organismo para producir variedades de marihuana. “El uso de cannabis medicinal requiere una estandarización de valores de THC y CBD y estas semillas cumplen estos requisitos”, explicó. Las otras tres son “Ananda 001” (de Anandamida Organic SAS), “Tropicana” (Facundo Javier Meligene) y “Onora”, del semillero puntano La Maga.

 

El escaso tiempo desde la legalización provoca un desequilibrio entre oferta y demanda, que se refleja en los precios. “En el caso de Ananda 001, el sobre contiene tres semillas y cuesta 9.500 pesos. Las otras se venden de a cuatro unidades, y la más cara es Tropicana, a 12.300 pesos, en tanto que Malvina, del Conicet, cuesta 10 mil pesos”. Los esquejes, por ahora solo de la variedad “Onora”, se venden a 7.500 pesos cada uno.

 

“Lamentablemente, estos valores todavía no permiten generar una genuina accesibilidad, porque solo están al alcance de usuarios con un determinado nivel de ingresos. Pero con el transcurso del tiempo la oferta de semillas será mucho más voluminosa y seguramente los precios empezarán a bajar” comenta.

 

Resulta casi un absurdo, porque “son valores similares a los que tienen las semillas holandesas que pueden adquirirse por internet, provenientes de bancos muy reconocidos, que llevan más de 40 años trabajando e investigando y producen plantas de excelente calidad”.

 

Desterrando el mito.

 

De las 32 variedades registradas por el Inase “una inmensa mayoría tiene alto contenido de THC y todavía son muy poquitas las semillas de quimiotipo 3, es decir altas en CBD”, advierte Oliveto. Al fin, la realidad destierra el mito que propone una distinción entre consumo recreativo y cannabis medicinal basado en estos compuestos.

 

“Para una aplicación medicinal, es necesario conocer las características de cada planta y los efectos terapéuticos asociados a sus cannabinoides y terpenos”. Según Oliveto “el carácter psicoactivo del THC no impide que sea medicinal. Es una burrada separar de esa forma los usos recreativo y medicinal, porque la planta sirve para tratar distintas patologías de acuerdo al perfil terapéutico determinado por sus cannabinoides”.

 

Y explica que, “en términos generales, el THC tiene gran potencial analgésico y se utiliza mucho para para tratar la artritis, artrosis, dolores de la columna o elaborar cremas para recuperar la piel tras una cirugía”, mientras que el CBD “tiene gran poder antiinflamatorio y funciona muy bien en patologías de orden neurológico”, como las epilepsias, que lo hicieron famoso.

 

“Ocurre que por ser menos psicoactivo el CBD encontró un camino más fácil hacia lo medicinal, pero ambos resultan igualmente efectivos, cada uno en sus patologías y en muchísimos casos muestran mejor resultado si se usan combinados”.

 

Como en otras sustancias medicinales, la diferencia está marcada por la dosis. “Un gramo de flores, que permite armar un cigarrillo de marihuana, es la cantidad necesaria para preparar un gotero de aceite de cannabis”. Dos adolescentes se fumarán el porro en pocos minutos, pero a un usuario medicinal el gotero le alcanza para un mes, tomando cinco gotas, tres veces al día. Y es que, en realidad, los efectos “recreativos” del porro son producidos por una sobredosis de THC.

 

Feria en la CPE.

 

El sábado 24 de junio, en la plazoleta “Los abuelos” de la CPE, ubicada sobre Raúl B. Díaz entre 1º de Mayo y Catamarca (donde está el cajero del BLP) Daniel Oliveto presentará la reedición de su libro “Cannabis: historia, cultivo y uso terapéutico” y simultáneamente se desarrollará una Feria Cannábica. “Habrá unos 15 stands puestos, entre distintos grow shops y personas asociadas a esta actividad que exhibirán artesanías, bibliografía, ofertas de gastronomía dulce y artículos para fumadores”, entre otros.

 

El biólogo contó que acudió a la biblioteca popular cooperativa “Domingo Gentili” para acercar algunos ejemplares de aquel texto y en ese contexto “surgió un ofrecimiento para promover el cannabis medicinal y visibilizar su potencial a partir de la legalización”. De este modo, “la feria está respaldada por la CPE, una entidad que afortunadamente ha tomado conciencia de la expansión que han tenido en nuestra ciudad el autocultivo y el uso terapéutico”.

 

Y recordó que allí se realizaron hace algunos años “las II Jornadas Medicinales de Cannabis en La Pampa, con la presencia de un número enorme de personas, muchas de las cuales cambiaron su vida y dejaron otras medicaciones paliativas que utilizaban y que les provocaban serios efectos secundarios indeseados y severos”. Según Oliveto “el cannabis propone un cambio radical para muchas terapias y la CPE viene acompañando este fenómeno”.

 

“El Estado pampeano sigue ausente”.

 

“Como graduado en una universidad pública, intenté que fuera el Estado quien se encargara de cubrir esta demanda, desde el Ministerio de Salud, el Consejo Consultivo Municipal que integro, la UNLPam donde coordino la cátedra extracurricular ‘Abordaje interdisciplinario del cannabis medicinal’ o el INTA. Pero ninguno mostró respuesta favorable ni concordancia con los tiempos que corren”, lamentó Oliveto.

 

En diálogo con LA ARENA, reconoció que “hoy es muy tarde, porque el aceite medicinal es una demanda que debían satisfacer ayer”. Mientras tanto, “la única vía alternativa al mercado, que sigue sin regularse, es el autocultivo que muy pocos pueden hacer, porque el 80 por ciento de los usuarios son personas mayores de 65 años, en condiciones vulnerables y con patologías severas: fibromialgia, parálisis, problemas de columna, afecciones neurológicas, Parkinson y enfermedades autoinmunes”.

 

Consultado sobre la participación del Estado pampeano en el tema, respondió: “Durante tres años toqué todas las puertas y traté de resolver esta cuestión por la vía estatal. Es inútil, están en otra y dan respuestas infantiles, como las facultades de Exactas y Agronomía, que mantienen disputa por un laboratorio como si fueran adolescentes peleándose por un celular”.

 

Y lamentó que “el Ministerio de Salud armó un Consejo Provincial, cuando ya había tres funcionando y nunca participó en ninguno, ni convocó al Ceicann (Centro de Estudios Interdisciplinarios del Cannabis) que tiene más de 50 usuarios pioneros y presentó trabajos científicos en congresos nacionales e internacionales. Eso sí, el ministro salió a repudiar en los medios el uso recreativo, desconociendo que las mismas variedades se usan medicinalmente”.

 

Todos los partidos.

 

En la cuestión cannábica “hubo un ninguneo sistemático del Estado, no sabemos si por indecisión o por inoperancia, y el resultado es que La Pampa quedó al margen y fue la provincia 23 en adherir a la ley nacional, que nunca se debatió en la Legislatura”. Oliveto aclaró que “ningún partido se interesó: peronistas, radicales y socialistas, todos resultaron igualmente inútiles”.

 

Una explicación podría encontrarse en la “cuestión generacional que se observa en el cuerpo médico, cuyos prejuicios son entendibles para quienes nacieron en los 40 ó 50, cuando el relato oficial decía que la marihuana era una droga muy adictiva sin propiedad medicinal”. Hoy los “profesionales jóvenes son conscientes de que resulta menos adictiva que el alcohol y el tabaco, y tiene gran potencial medicinal”. Y sobre esa adictividad, planteó un ejemplo gráfico: “Nadie se desespera a las 3 de la madrugada por un porro, como los fumadores de tabaco que salen corriendo hacia una estación de servicios”.

 

Según Oliveto, “el poder político pampeano no estuvo a la altura y mientras tanto demoramos muchísimo para generar un mecanismo de accesibilidad. Y ahora, que podemos vender semillas legalmente, cuesta 10 mil pesos un paquetito. Es una barbaridad. Y entonces, viene una señora diciendo ‘mi mamá padece Parkinson’ y nosotros vamos a hacer el cruce entre plantas para garantizarle la accesibilidad, porque lo necesita”.

 

“Esperamos en vano que lo hicieran la universidad, el INTA, la Provincia o el municipio. Al menos, vemos una luz de esperanza en la CPE que sí estuvo a la altura de esta demanda”, agregó.

 

Los políticos “eligieron no meterse con la marihuana” aunque algunos, como Oscar Alpa, mostraron una actitud favorable. “El rector tuvo la visión de impulsar la cátedra como plataforma para presentar proyectos, pero cuando hubo que bajar a las facultades nos cerraron la puerta. Y el resultado es que los usuarios andan comprando aceites clandestinos, que nadie certifica cómo los hacen, qué contienen y cuáles fenotipos usaron, cuando podríamos tener producción garantizada por el Estado”.

 

“La gota que rebalsó el vaso fue la muerte de usuarios como Elba Guevara, que judicializó el tema pero murió sin acceder al aceite. O Anita, quien falleció hace poco y pasó cuatro años postrada. Cargan esos muertos sobre sus espaldas, incapaces de ver que no impiden el acceso al pibe que fuma porro, sino a personas mayores, en situación vulnerable y con la salud comprometida. Entonces, nosotros nos hacemos activistas por obligación, cuando los vecinos y vecinas reclaman lo que el Estado no puede garantizar. Y la forma más sencilla que encontramos es sembrar una planta en sus patios y enseñarles a hacer aceite, pero eso no satisface la gran demanda”.

 

En Pico, desde el año pasado.

 

En La Pampa, las primeras semillas legales de marihuana comenzaron a venderse en General Pico. En mayo de 2022, Bernardo “Toti” Llarrouserie obtuvo su habilitación como expendedor comercial de germoplasmas en el grow shop ”Pampa Fértil”, en calle 17 Nº 1.352. De todos modos, la venta no estuvo reglamentada hasta el 5 de julio. La primera variedad aprobada fue la Cepa Terapéutica Argentina, conocida como “CAT 3”, con un 6% de cannabinoides totales.

 

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