Domingo 11 de mayo 2025

Exhuman el cuerpo de un bebé

Redacción 03/07/2008 - 01.41.hs

(General Pico) - Después de 30 años un matrimonio piquense rompió el silencio. La pareja quiere saber si su hijo murió tal como le dijeron los médicos en Buenos Aires o si fue cambiado por otro niño que había fallecido.
El juez penal Horacio Tolosa supervisó personalmente la exhumación del cadáver de un bebé de 8 meses fallecido en el año 1979, cuya familia procura establecer su verdadera identidad, después de sospechar durante casi 30 años que les cambiaron a su hijo.
La exhumación se realizó pasadas las 8 de ayer en el Cementerio de General Pico y el encargado de tomar las muestras fue el médico forense Graciano Masó. Para certificar el acto y el estado del féretro, y aún de los restos, el juez llegó acompañado de su secretaria Ana Laura Ruffini, de una escribiente y del fotógrafo judicial, que retrató cada uno de los pasos cumplidos. La tarea fue seguida desde una distancia prudencial por el padre denunciante, que observó la labor del juez y sus colaboradores junto a su hijo de 29 años.
Las muestras recogidas serán enviadas al Pricai, el laboratorio de Inmunogenética de la Fundación Favaloro, para establecer su ADN y poder compararlo luego con las muestras que se tomarán de la pareja piquense.
La denuncia fue radicada en los primeros días de junio ante la fiscalía de Carlos Diego, quien escuchó el relato de la familia piquense y elaboró luego una requisitoria a la que le dio curso el Juzgado Penal 1 a cargo de Tolosa.

 

El caso.
El matrimonio relató en la Justicia que en el año 1979 su bebé de 8 meses de vida enfermó de bronquiolitis y una junta médica local aconsejó su derivación a Buenos Aires. El pequeño fue internado en el sanatorio que en esa época tenía el sindicato de los trabajadores plásticos y en poco menos de una semana, su recuperación fue tan notable que los padres aún recuerdan hoy a los médicos anunciándoles que "el pampeanito" se volvía de alta al día siguiente.
Ese mismo día, entrada la noche, cuando el padre de la criatura se encontraba en el hotel y su esposa permanecía sola en el sanatorio, un sorpresivo cambio alteró sus vidas. De repente comenzaron a hablar de una complicación, retiraron a la madre de la sala para atenderlo y ya no volvieron a ver al niño, escuchando en horas de la madrugada que había fallecido.
Al día siguiente retornaron en ambulancia, con el pequeño cuerpito tapado por una sábana que nunca descorrieron. Destruidos, en shock aún por encontrarse protagonistas de un drama impensado, sepultaron al niño sin volver a mirarlo.
Pero las dudas de las que quedaron prisioneros no los abandonaron más. Así pasaron los años, hasta que en 2008, ayuda médica mediante, rompieron el cerco que se auto impusieron y resolvieron pedir ayuda a la justicia. Con los exámenes de ADN el matrimonio podrá sacarse la duda y por fin descansar, si se confirma que la identidad se corresponde con la del niño de la pareja. O iniciar otra búsqueda indescriptible, si la duda se transforma en certeza.

 


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