Martes 06 de mayo 2025

Dos formas de expresar el amor por los animales

Redacción 02/09/2009 - 01.11.hs
(General Pico) - De lunes a viernes, Martín se levanta bien temprano, saluda a su mujer, a sus hijos y va en busca del grupo de animales, que luego pasea por las calles de la ciudad. Se trata de un oficio vinculado a los hábitos urbanos que de a poco parece tomar mayor importancia en General Pico. Muchos propietarios de animales confían su mascota a este médico veterinario, protagonista de una historia singular.
"No se puede explicar la felicidad que tienen los animales cada vez que los paso a buscar", dice Martín Stenta, un joven de 33 años que realiza una tarea poco frecuente en esta ciudad: pasear perros. "Yo creo que soy el único- afirma, modesto -pero antes alguien habrá hecho lo mismo que yo".
La voz de Martín es nítida, su fuerza voluntad está intacta como así también sus ganas de trabajar y sus ansias de progreso. Lleva atado tres canes a los que llama fuertemente por su nombre cada vez que se comportan mal o se tornan un poco inquietos.
El muchacho, oriundo de Neuquen, pasea perros de diferentes familias de esta ciudad desde el 2003. "Todo comenzó cuando un matrimonio necesitaba que le cuide el animal. Yo me ofrecí para el trabajo y con el correr del tiempo se fue dando el boca en boca", dice Martín, quien se recibió el año pasado de médico veterinario en la Facultad de Ciencias Veterinarias de esta ciudad.
El joven desarrolló la tarea para pagarse el alquiler y como apoyo teórico en su carrera. "Pude joven especialista, quien realizó innumerables cursos de especialización y posgrados en salud animal y es, en la actualidad, el único veterinario de esta provincia especializado en reproducción canina.

Trabajar para estudiar
Stenta comenzó sus estudios en La Plata aunque no estaba demasiado convencido. Por medio de un amigo de su padre, decidió instalarse en General Pico para lograr uno de sus mayores objetivos: salvar animales. Trabajó en diferentes lugares para poder estudiar y en tercer año de la carrera optó por pasear perros.
El joven paseador y profesional cuenta en total con 25 perros, entre ellos labradores, pastores alemanes y diferentes razas mestizas como así también collies y "algunos extraños como los bloodhount", explica al añadir que las edades de los animales rondan aproximadamente los dos años y los grupos que toma por día no sobrepasan los cinco animales.
Antes de sacarlos a la calle, Stenta los cataloga, los analiza y va armando una rutina de trabajo diario. Pasea a sus "mimados" por diversos sectores de Pico, planeando un circuito con anticipación. "Ellos hacen ejercicio y entablan una gran relación con el medio ya que muchos no poseían una vida exterior activa debido a las fobias y los miedos", afirmó el joven.

 

Antecesor.
El trabajo que le brindó no solo la posibilidad de concretar sus estudios superiores sino también la de entablar una gran relación afectiva está a punto de culminar. Martín dice que tiene en carpeta un proyecto: tener su veterinaria propia. "Ahora estoy preparando a un joven estudiante de veterinaria para que haga lo mismo que hice yo, cuyo valor teórico, práctico y sentimental es irremplazable", sostiene nostálgico.
El pequeño Tomas se le sube a la falda buscando jugar en algún parque y Martín tira suavemente de la cadena para que no interrumpa la conversación. Stenta es uno de los tantos casos en que jóvenes con ansias de futuro, se dignan a diversos trabajos para lograr un objetivo académico. Martín no solo logró ser lo que tanto anheló sino también crear una amistad por años que seguramente llevará en la mochila de sus recuerdos.
"Mi amor por los perros se manifiesta en la vocación que siento por todos los animales", concluye este joven profesional mientras no quita ni un segundo la mirada de su pequeño Tomás y de sus "mimados", que ya se resignaron a quedarse en el lugar.

 


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