Vuelven a mencionar a La Pampa como destino de la trata de personas en el caso de Marita Verón
"No escuché el nombre de Marita en el tiempo que estuve ahí, pero sí escuché que habían matado a una chica y la enterraron abajo del escenario", afirmó Miriam Z. en una nueva jornada del juicio por el secuestro y desaparición de la joven tucumana.
La testigo, oriunda de la localidad bonaerense de San Miguel, dijo que en 2003 aceptó viajar con una amiga, de nombre Andrea, para trabajar a La Pampa como mesera, ya que tenía un hijo internado con neumonía en el hospital de Devoto y necesitaba dinero para atenderlo y comprarle un nebulizador.
"Me obligaron a tener sexo. Yo no quería, pero no me pude escapar. Estábamos en una pequeña habitación, sin ventanas. Teníamos que hacer pases (prostituirse con clientes) y copas (hacerlos pagar consumición)", recordó en medio del llanto, e identificó a una mujer llamada Clara Villar como la responsable del encierro.
Al poco tiempo, dijo la testigo, ayudada por una joven llamada Laura lograron huir a La Rioja, donde afirmó que les sacaron los documentos y las alojaron en el burdel Candy, que regenteaba Lidia Medina, acusada en la causa de María de los Angeles Verón.
"Medina nos dijo que le había dado plata a Laura por nosotras y que se la teníamos que devolver. Nos amenazaba y no podíamos irnos. Nunca me dieron plata cuando estuve allí ni volví a ver a Andrea. No podíamos hablar con nadie y una vez Medina me pegó un cachetazo porque le contesté", afirmó.
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