"El río te va dando casi todo"
El abogado y docente piquense Bruno Portis que hace ya más de un mes que navega en kayak por el río Paraná, en el marco de una travesía que denominó "Expedición Libertad" y a través de la cual pretende unir las ciudades de Corrientes y de Buenos Aires, pasó durante los últimos días por Rosario, Villa Constitución y llegó a San Nicolás.
Mientras esperaba en Prefectura para reanudar la navegación, en diálogo con LA ARENA contó algunos detalles del viaje que le demandará poco menos de dos meses, en el que recorrerá más de mil kilómetros y que tendrá su punto de llegada en el muelle del Club de Tribunales de San Isidro.
El 9 de enero inició su travesía desde el puerto de Corrientes, en busca de silencio y la tranquilidad que le permitiera escapar de la rutina y el estrés, y dejar de lado las obligaciones cotidianas.
A un mes de haber iniciado este viaje, bajó cerca de ocho kilos de peso (prevé perder 15), y en cada puerto y en cada lugar en el que hizo tierra, fue recibido con los brazos abiertos por los pobladores, que compartieron junto a él, breves momentos de esta aventura.
"Ya bajé 8,5 kilos. Había lugares donde no hacía falta comprar comida porque el río te iba dando casi todo. Hubo lugares donde paré y tuve que regalar la comida porque ves cosas muy tristes, total iba al otro pueblo y compraba todo lo que necesitaba", dijo.
Personas hospitalarias.
A bordo de un kayak que le puso por nombre "Chipola", en memoria a su abuelo, Portis baja por el Paraná mientras le salen a su encuentro personas desconocidas que se sienten reflejadas en su aventura, y que quieren compartir un momento, una comida, y prestarle la ayuda que necesite. En las redes sociales el piquense refleja esos encuentros, y da cuenta de la buena atención que recibe de parte de personal de Prefectura como así de las personas que pretenden cobijarlo.
"Prefectura se ha portado de diez conmigo, y me llaman cada media hora para ver cómo estoy. Me han pasado cosas increíbles, porque me han ofrecido trabajo en un par de pueblos, desde abogado hasta de profesor y hasta para trabajar en una empresa grande", contó.
Lazos de amistad.
Pese a los nuevos lazos que establece durante cada día de este largo y aventurero viaje, reconoció que añora los paisajes cercanos y las voces cotidianas. "Extraño Pico y tengo unas ganas tremendas de estar allá, de escuchar una voz conocida. Acá vivo conociendo todos los días 15 ó 20 personas, y en Rosario terminé comiendo un asado con una persona que me llevó a recorrer la ciudad", sostuvo.
El pampeano comenzó a planificar esta travesía hace más de tres años, en los que buscó asesoramiento de especialistas en el tema, como Alfredo Barragán, quien fuera el capitán de la famosa Expedición Atlantis.
Durante la preparación del viaje dotó a su embarcación de un sistema con pantalla solar, una batería, una computadora y una radio para comunicarse con los prefectos. También lleva ropa, una carpa, bengalas, botiquín, un cuchillo y un equipo de pesca, porque se nutre de los alimentos que le provee el río.
"Desenchufado".
En la primera mitad del viaje tomó agua del Paraná, previo a hervirla y a desinfectarla con lavandina, aunque eso cambió bastante antes de Rosario.
"Ya no puedo tomar más agua del río, porque cambió el sabor del agua de manera impresionante, y se le siente como un gusto metálico. Pero cargo en los pueblos y la llevo en botellas", sostuvo.
El piquense, que atiende su propio estudio jurídico en General Pico y que da clases en colegios de la ciudad, contó que en esta primera parte de la travesía logró "desenchufarse" y consiguió el objetivo buscado, de "hacerlo por gusto" y para disfrute personal.
"Estoy aprendiendo un montón de cosas en este viaje. Acá no estoy enojado con nadie, no tengo problemas de nada. Cuando estás allá estás laburando todo el día, cualquier cosa te cae mal y te enojás con la gente porque sí. En este momento no tengo rencor con nadie y sé que voy a estar tranquilo en el río", finalizó.
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