Rasgos del acontecer (06-11-2008)
Lo virtual genera crímenes
Rodrigo Fresán (Página/12, desde Barcelona) cuenta que leyó en un diario catalán que una japonesa de 43 años va a juicio porque "mató a su marido virtual" y podrá recibir una pena de cinco años de cárcel o multa de 5000 dólares. Se infiere que la nipona participaba de un site del tipo Second Life y estableció una relación sentimental con el avatar de un hombre. En determinado momento, éste le comunicó que rompía la relación y entonces ella, vengativa, lo hizo desaparecer de su sitio en la web: no está más, no existe. El ex novio la denunció. No es caso único. En Holanda un adolescente de 14 años fue condenado a 360 horas de servicios a la comunidad por haber obligado a otros dos menores, con insultos y amenazas a su avatar virtual, a entregarle bienes virtuales en otro site.
Fresán cuenta que estas noticias impresionaron más que la que daba cuenta de que tres jóvenes de Barcelona quemaron a una anciana pordiosera en un cajero automático. El cajero, la víctima y los asesinos no eran virtuales sino reales (pero, al parecer, la distancia entre lo real y lo virtual se está acortando).
Firmas falsas. No virtuales
En Santa Rosa, provincia de La Pampa, se denuncia el caso de una organización política que consagró un concejal en la reciente elección municipal, abultando el número de sus adherentes a fin de poder participar. Dos de cada tres adherentes al Movimiento de Acción Vecinal no habrían reconocido como suyas las firmas de adhesión.
Las firmas están, pero ellos dicen que no firmaron y que no las reconocen. No estamos ante un crimen virtual, como el que menciona Fresán, sino ante un probable delito en el ámbito de lo que seguimos llamando la realidad. Por el momento, parece claro que este suceso no se da en un Second Life (segunda vida: un juego virtual en el que los participantes asumen un avatar de su elección e interactúan con otros) sino en la realidad política local. ¿O será que todo es juego, todo ficción?
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