Tras la votación, se vienen la revisión y los ajustes políticos
La remanida expresión de "un antes y un después" podría ser apropiada para lo que significará la votación clave del sábado. Todos los partidos harán un balance y reagruparán sus fuerzas, con desgajamientos.
EMILIO MARIN
La victoria del kirchnerismo quiso ser desmerecida por buena parte de los medios que hablaron de una "presión insoportable" sobre sus legisladores. Se trataba de la exigencia lógica del titular de un partido sobre los legisladores de su mismo palo, para agruparlos en un momento confuso, donde los reclamos de la patria sojera querían confundirse con la Patria. Otros energúmenos de la gauchocracia decían que el gobierno estaba pagando equis cantidad de plata para comprar voluntades.
No pudieron impedir un resultado ajustado pero legítimo, de 129 votos contra 122, con dos abstenciones y tres ausentes en Diputados, al cabo de 19 horas de discursos.
Se comprende la cara de felicidad que tenía Agustín Rossi, el jefe de la bancada oficialista, cuando el tablero cantó esos guarismos. Y se comprende también la alegria que debe haber embargado a Néstor Kirchner y Cristina Fernández, impulsores del proyecto que ahora será analizado en el Senado.
Es que hay victorias y victorias. Las hay pírricas. Las hay adquiridas con Banelcos. Las hay paridas por la prepotencia, el marketing o la mentira. Pero la de ayer no tuvo eso. Fue el fruto de dos semanas de discusiones en las comisiones de Agricultura y de Presupuesto, más la maratónica sesión donde estaban anotados 200 oradores para todos los gustos.
Fue tan evidente esa factura limpia del trámite, que los dirigentes del campo enriquecido debieron guardarse hasta nuevo aviso sus amenazas de la víspera contra una "ley inconstitucional". Esa chicana preparaba el terreno para dar vía libre a una nueva tanda de ilegales cortes de rutas. Y no es que hayan abandonado por completo al proyecto belicoso. Pero al menos por unos días tendrán que guardar el facón y dejar de amenazar con ponerlo en el cuello al país federal que dicen representar.
Los cuatro jinetes de la Comisión de Enlace trataron de digerir la dura derrota pontificando que el score no fue abultado: 122 diputados se abroquelaron en torno a sus posturas. Es verdad, aunque de ese variopinto de liberales, radicales, peronistas, socialistas, procesistas, lilitos y ex lilitos y hasta un representante de la minoría de la CTA (Claudio Lozano), es improbable que la Sociedad Rural logre amalgamar algo serio en político. Eso fue un aluvión de oportunismo electoral mechado con la defensa de la renta extraordinaria del poroto, más un toque desestabilizador.
Luciano Miguens y sus socios de infortunio quisieron agrandar la cosecha obtenida por sus amigos de la oposición. Pero perdieron no sólo en el cómputo sino en el debate político-parlamentario. Y fueron batidos en el escenario que ellos eligieron, el Congreso, para el que reunieron -dicen- un millón de firmas. En este sentido arruinaron su eventual apelación a la Corte Suprema, que difícilmente se meta con una ley del Congreso pues, además de otras razones jurídicas, fue la instancia solicitada por los ruralistas.
Victoria de los Kirchner.
Las cuatro entidades y sus socios políticos y mediáticos aseguran que la presidenta había caído 30 o más puntos en su imagen positiva desde enero a la fecha. Pero es posible que la aprobación de la ley, cuando se consume en la Cámara Alta, evidencie otra cosa. Cristina no cayó tan hondo como sostenían la empresa Poliarquía y el diario "La Nación", y encima ahora va a recuperar puntos.
Es que mirando en forma objetiva lo ocurrido tiene cierta sustancia un comentario que hizo tiempo atrás Kirchner cuando dijo que su mujer "se recibirá de presidente soportando la campaña de los que más tienen".
No se trata sólo de que la jefa de Estado hizo varios buenos discursos sin leer, que es un dato marginal de su capacidad intelectual. Más importante es que su gobierno fue desarmando los argumentos de una violenta y adinerada oposición.
La presidenta tuvo capacidad de reacción e inventiva. ¿Quieren saber a dónde irán las retenciones? Pues al fondo de redistribución social, hospitales, viviendas y caminos. ¿Quieren debate en el Congreso? Pues allí va el proyecto a Diputados. ¿Quieren un muerto en los piquetes? Pues no habrá represión violenta aunque sí inicio de procesos contra varios piqueteros de la abundancia, como los de la Sociedad Rural de San Pedro. ¿Quieren hacer creer a la gente que ustedes son unos empobrecidos gringos de la chacra, como gustaba maquillarse Alfredo de Angeli? Pues que los avisos oficiales puntualicen los 7.000 millones de dólares de más que exportaron entre enero y mayo de este año comparados con los del año anterior. ¿Mienten con que la resolución 125 y sus complementarias son "confiscatorias" de los pequeños y medianos productores? Pues que la ley disponga que, para quienes exporten hasta 300 toneladas de soja al año, se baje la retención al 30 por ciento. Y que quienes venden hasta 750 toneladas tengan un arancel del 35 por ciento, como era hasta el 10 de marzo último.
De ese modo, como puntualizó Rossi, el 85 por ciento de los productores de soja quedarán con la situación imperante a marzo, o aún mejor. Y el 15 por ciento restante, entre ellos los poderosos pools de siembra, cargarán con las mayores retenciones.
Completando el círculo sobre los razonamientos de los ruralistas y sus asesores del establishment, el precio de la soja superó los 610 dólares. Fue un argumento extra a la imposición de esa mayor carga a los círculos enriquecidos que exportan.
La tendencia mundial es a mayores precios de los alimentos, como acaba de reconocerlo un informe del Banco Mundial. "La canasta de precios de alimentos contemplada en el estudio muestra un encarecimiento del 140 por ciento entre 2002 y febrero de 2008, del que los mayores costos de la energía y de los fertilizantes sólo representarían un 15 por ciento, mientras que los biocombustibles serían responsables de un 75 por ciento del incremento durante ese periodo", aseveró ese estudio.
Esa alza dio pie a la preocupación del oficialismo para cuidar "la mesa de los argentinos", que tampoco pudo ser refutada por los soja-diputados. Habrá que ver si el gobierno se resuelve a enfrentar la inflación, que es un adversario más temible que el cuarteto Felipe Solá-Federico Pinedo-Adrián Pérez-Oscar Aguad, y donde todavía no dio pie con bola.
Los realineamientos.
La crisis política generada por los defensores de la exportación de soja sirvió para muchas cosas en estos meses: cada quien tuvo más información sobre el campo, la política impositiva, los ganadores del modelo de sojización, los subsidios, los delitos cupulares de la Sociedad Rural y demás socios, etc.
También sirvió este período para ver quién es quién, en el sentido de qué intereses defiende. El grupo de lobbistas rurales, instalado en un palco para escudriñar cómo votaban los legisladores, pareció una mala copia del modelo Blumberg, que hizo lo mismo en ese sitio.
Kirchner, como presidente del PJ, tendrá que evaluar cómo teje y desteje al interior de su partido y de las alianzas formuladas con anterioridad, a la luz de lo que mostró la votación.
Vio que podía contar con el grueso del Frente para la Victoria y aliados de la Concertación Plural, el Frente Cívico de Santiago del Estero, el Encuentro Popular y Social, Miguel Bonasso y otros minibloques.
Pero no le habrá pasado desapercibido que Solá y un grupo de bonaerenses de su misma agrupación sufragó junto con lo peor de la oposición, siendo elogiado por su proyecto alternativo por Miguens. Se pueden tejer conjeturas sobre el futuro político de Solá pero el hecho es que en un momento clave actuó junto a peronistas ubicados en las antípodas del kirchnerismo. Es el caso de Jorge Sarghini y de Francisco de Narváez, ligados a Duhalde, los legisladores que expresan a los hermanos Rodríguez Saá, los hermanos Dante y Graciela Camaño, etc. De esa melange también participaron los legisladores del PJ cordobés y entrerriano por orden del gobernador Juan Schiaretti y de Jorge Busti.
Estos datos sugieren que al interior del peronismo opositor empezó a cocinarse a fuego lento y con la receta de Duhalde, un menú diferente al ofrecido en 2003. La apuesta, incluido la del cardenal Jorge Bergoglio, hombre fuerte de esa oposición aunque se reserve un rol no formal, es que ese segmento del peronismo pueda ser la "columna vertebral" de la oposición, para usar una expresión típicamente peronista. Habrá que ver si las otras vertientes lo aceptan pues por ahora sólo hicieron ciertos convites, como cuando Pinedo y Pérez incluyeron citas de Perón en sus discursos.
¿Qué hará Kirchner con esos legisladores y dirigentes que se complotaron para provocar un fracaso político del gobierno y llevarlo con la cabeza gacha hasta las elecciones de 2009? ¿Y qué hará Cristina con el vicepresidente Julio Cobos, otro desacatado que operó de hecho para la oposición? Lo previsible es que la pareja fuerte del poder critique esas personas y conductas, buscando autocrítica y cambios. Es previsible que los que persistan en su postura de estos días no formarán más parte de sus aliados y amigos.
En la oposición, por su lado, buscarán armar un frente amplio con vistas a 2009, pero por ahora están como en la Carpa Verde de Congreso: con un toro de plástico inflable, poca gente y menos ideas. Y con una ley en contra.
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