Jueves 12 de junio 2025

Experiencia de co-gobierno

Redacción 14/10/2009 - 00.56.hs

El gremio de los docentes ha pedido al gobierno de la provincia que estatice los colegios secundarios del interior de la provincia en aquéllas localidades donde son la única opción para cursar ese nivel obligatorio del programa de educación oficial. La intención del gremio, ha sido dicho, es que el estado se involucre más en la prestación de ese servicio que en no pocas localidades fue fruto de la voluntad de los padres, vecinos e instituciones. La historia de todos ellos es casi calcada. A partir de la década del sesenta, La Pampa, -en consonancia con un fenómeno que involucraba no solo a la Argentina sino a toda Latinoamérica- experimentó una explosión de la matrícula secundaria -y universitaria- que llevó a miles de familias a requerir para sus hijos niveles de educación mayores de los que, hasta ese entonces, brindaba la escuela primaria. Se dio así un notable crecimiento -que aún se sostiene- de los estudiantes que se anotaban para iniciar la escuela secundaria provocando un verdadero colapso en las viejas instituciones educativas que no estaban preparadas para ese fenómeno.
En el interior de la provincia, esa nueva expectativa por la educación, puso al desnudo la falta de infraestructura pero también dio lugar a la manifestación de espontáneos movimientos vecinales que mostraron la fuerza que tenía esa creciente preocupación por la educación de una nueva generación. Como tantas otras veces, no fue el estado el que respondió con la rapidez que la sociedad demandaba, a esa expectativa aunque sí hubo la suficiente inteligencia en los despachos oficiales no entorpecer el movimiento social que llenaba ese vacío gubernamental y sembraba la provincia de establecimientos no estatales que daban cauce a esa verdadera revolución en la conciencia educativa de la población.
Hoy, décadas después de su exitosa irrupción en la educación, llamar "privados" a esos colegios que surgieron en los pueblos de la provincia, no les hace justicia pues esa palabra siempre está atada más al interés particular, y se la entiende casi como una contraposición a lo "público". A rigor de verdad, esos establecimientos no fueron -no son- estatales ni públicos pues el Estado se "lavó las manos" ante su responsabilidad, pero no fueron algo "privado" sino, todo lo contrario, fueron fruto de un esfuerzo comunitario, una manifestación de la fuerza creadora de la sociedad. Los consejos directivos que los administraron fueron verdaderas cooperadoras con integrantes honorarios que cumplían su papel en la gestión de la escuela.
Hoy el pedido del gremio aparece razonable pues es necesario que, siendo esa etapa de la educación obligatoria, sea el Estado el que se haga cargo de su total sostenimiento y no solo se limite al pago de una parte de los salarios docentes.
Pero sería un error y un verdadero derroche de la experiencia acumulada en la gestión comunitaria de la educación, transformarlos en meros colegios estatales copiando el modelo de gestión al uso en el resto de la provincia. En decenas de pueblos, centenares de padres y vecinos adquirieron y ayudaron a consolidar un modelo de gestión comunitaria de la educación que es, casi podría afirmarse, una verdadero modelo de co-gobierno que ha probado su potencial en la gestión eficiente de los recursos, en la toma de decisiones consensuadas y aún en la resolución de conflictos.

 


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