Martes 24 de junio 2025

Todo se repetirá, hasta la zoofilia

Redacción 04/02/2009 - 03.29.hs

SEÑOR DIRECTOR:
Repetidas referencias a la suerte de una perra, en esta Santa Rosa (tal vez ni santa ni rosada en el caso), solicitan a quienes nos hemos asignado la tarea de opinólogos del acontecer.
No es tema grato. Por lo que se lee, el animal fue realmente torturado, al parecer con saña, de modo que no extrañó que fuese imposible evitar su muerte. Además, al parecer, fue violentado sexualmente con un fierro.
Estaríamos ante un suceso de verdad atroz para con un animal no agresivo, doméstico, confiado en la relación con los humanos; y que, además, pudo incluir una forma de zoofilia. Acerca de este punto las referencias son menos específicas, por razones que pueden presumirse.
La voz zoofilia no lo dice todo y puede inducir a error. En el diccionario académico se comienza por el significado originario: amor por los animales. Pero, a continuación remite a bestialismo, palabra que se aplica a la relación sexual de personas con animales.
A la gente no le agrada que se hable de esta forma de bestialismo, pero lo cierto es que la historia está llena de casos, así como también sucede en la mitología y en la literatura. La primera vez que supe de esta práctica estaba leyendo mitología. La cretense. Así vine a saber que Pasifae, la mujer del rey Minos, tuvo ese tipo de relaciones con un toro y que de ellas nació el Minotauro, un ser con apariencia humana hasta los hombros, pero con cabeza de toro. No se sabe qué condujo a tal aberración. Una de las vertientes del mito dice que Minos pidió al dios del mar que le mandara un buen toro para sacrificarlo en su homenaje, en ocasión de sus bodas. Poseidón (ese dios marino, Neptuno para los romanos), cumplió. Pero, Minos no cumplió. Le gustó tanto el toro, que en vez de sacrificarlo lo reservó para mejorar sus ganados. Se sabe que el placer de los dioses es la venganza, así que Poseidón rumió su ira y meditó el castigo. Existen vertientes que dan otro motivo al engendro del Minotauro. Lo cierto es que este torito no pudo convivir en palacio y comenzó a mostrar su índole bestial. Minos tenía a Dédalo a mano y le dijo que debía construir una residencia segura para el Minotauro. Dédalo (genio inventor, que huyó de Grecia) ideó el laberinto. Cuando Creta dominó a Atenas, exigió que anualmente le mandara un lote de jóvenes para alimentar al Minotauro y así se hizo por años y años, hasta que un héroe, Teseo, fue a Creta y mató al monstruo, bien que ayudado por Ariadna (araña), hija de Minos y Pasifae. Ella segregó un hilo de seda que evitó que Teseo se perdiese en el laberinto. Entre paréntesis: qué hermosos y cuan terribles son estos mitos, cómo visten a las crueles verdades hasta hacerlas casi presentables. Hay muchos relatos de estas relaciones. Al parecer, Zeus se especializaba en esto: tuvo amores con Europa (él con figura de toro), con Leda (con figura de cisne) y con otras bellezas de su tiempo. Incluso se hizo agua para escurrirse por grietas y llegar hasta el encierro de una princesa.
Hace años se pudo ver la película Zoo, basada en un hecho presuntamente real: el relato de Teresa Morales sobre el hombre que tuvo sexo con un caballo y luego murió. El filme no desmereció a la tradición mítica, según los críticos. Fue discreto, tuvo profundidad y momentos de belleza. Un caso de zoofilia de hombre con perra, de hace años, en Arizona (Estados Unidos), trascendió porque el hombre fue denunciado y la justicia se encontró en aprietos para resolver, por falta de ley. Algunos países y provincias han prohibido y penado la zoofilia, en su forma de bestialismo. En fecha reciente (2004) desde Holanda se dio cuenta de un caso de hombre con caballo; también faltaba allí una ley y el hombre salió libre porque el caballo no acusó daño duradero.
En el caso de esta ciudad (no nombrarla en este encuadre) habría más crueldad que zoofilia. Basta saber de tanta atrocidad, para pensar que haría falta un laberinto para este tipo de monstruo.
Atentamente:
JOTAVE

 


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