Martes 13 de mayo 2025

Mesa de Enlace, oposición y medios afines, furiosos porque los K no colapsaron

Redacción 16/08/2009 - 05.47.hs

Que el gobierno está debilitado luego del 28 de junio, es una verdad de a puño. Pero no ha capitulado, como calculaba la oposición conservadora en sus distintos frentes. Y de allí su furia e impotencia.
EMILIO MARIN
Elisa Carrió, de regreso de sus largas vacaciones en Miami, le puso letra política a la bronca e impotencia que había ganado a la Mesa de Enlace Rural. El kirchnerismo ha recuperado su capacidad de hacer daño al país, tronó la matrona de la Coalición Cívica. Esa línea política bajó como una exhalación por todo el circuito opositor, desde Mario Llambías de la citada Mesa hasta la debilitada conducción de la UCR, pasando por los periodistas de Radio Mitre y todo el multimedios Clarín.
El punto de inflexión para que ese conglomerado político, agropecuario y mediático cayera en la cuenta de que las cosas no serán color de rosa fue la votación ganada por la bancada oficialista y sus aliados en cuanto a la "delegación de poderes".
El diputado Agustín Rossi, jefe de esa bancada, negoció con diversos bloques de centroizquierda y otras agrupaciones, un acuerdo razonable, como él mismo lo definió. Se prorrogaban esas facultades por un año para que el gobierno no perdiera consistencia, mientras una comisión bicameral revisará los decretos adoptados por el Ejecutivo al amparo de esa delegación.
Por cierto, el peronismo duhaldista, la UCR, la Coalición de Carrió, el PRO y los socialistas a la violeta votaron en contra con la cerrazón mental ultra-opositora que los caracteriza. Otros legisladores oportunistas, como Claudio Lozano (de Proyecto Sur), Miguel Bonasso y una parte del SI, se abstuvieron.
De todas maneras el debate político fue ganado largamente por Rossi y sus aliados, lo que fue certificado por el cartel electrónico con el guarismo de la votación: 136 por la afirmativa, 100 por la negativa y 7 abstenciones.
El discurso del santafecino exhortó a los opositores a pensar en el país y no convertirse en un instrumento sectorial, en clara referencia a su condición de operadores de la Sociedad Rural. Fue un buen recurso dialéctico pero desde ya un consejo condenado a caer en saco roto.
"¡Queremos que se discuta en esta cámara la modificación de la ley de radiodifusión!", fue el broche de cierre de Rossi. Sus palabras levantaron una ovación de los suyos y un griterío poblado de insultos en las bancas opositoras y las bandejas donde habían acampado los sojeros.
La indignación de estos sectores tuvo que ver, en lo formal, con la amplitud de una derrota que no esperaban. Y en el fondo, con la certificación de que para bajar las retenciones a la soja deberán esperar, al menos, hasta diciembre próximo. La presidenta seguirá disponiendo en materia de retenciones, según la habilita un artículo del Código Aduanero. Y ese dinero que los productores consideran íntegramente suyo, que no debería pagar impuestos, irá a financiar programas sociales como el anunciado por la presidenta el viernes. "Qué horror" dirían las señoras bien, de la Recoleta, en la Exposición de Palermo.

 

Gol de media cancha.
Esa victoria en la discusión y votación en Diputados, que deberá pasar por una crucial prueba en el Senado presidido por Julio Cobos, fue un aspecto de la recuperación gubernamental.
La otra prueba vino del armado político, junto a la conducción de la AFA, para la ruptura del contrato que unía a esta entidad con Televisión Satelital Codificada (TSC) y Torneos y (sin) Competencias Sports.
No es que Julio Grondona, mandamás del fútbol, sea un santo ni mucho menos. Sin faltar a la verdad, muchos programas de radio y televisión lo volverán a presentar con la música de El Padrino como telón de fondo de sus informes.
Pero TSC y TyCS, del grupo Clarín y su socio estadounidense de DirecTV son muchísimo peores que el ex presidente de Arsenal: son monopolios mediáticos que hacen negocios millonarios a expensas del fútbol. Y más aún, los hacen condenando a que el público futbolero con menor capacidad de pago pueda ver en vivo solamente a las tribunas y las tres letras de la palabra gol, pero no el gol propiamente dicho, que es lo más lindo de ese deporte.
De un lado Grondona y los dirigentes de AFA diciendo que ese contrato no va más porque profundizaba la crisis de los clubes. De ese mismo lado del mostrador, Néstor Kirchner afirmando que hay que democratizar y combatir el monopolio para que el fútbol llegue en forma gratuita a todos los hogares.
Y en la vereda de enfrente, Marcelo Bombau, titular del monopolio de marras, diciendo que había concurrido a la embajada norteamericana a dar un informe de la situación porque los socios de la empresa son "americanos" y así se lo pidieron. Aparentemente en la embajada habría sido recibido por Thomas Kelly, el asesor económico que tiene alto rango en la transición de esa casa pues ya partió a Afganistán míster Earl Wayne y aún no llegó la nueva embajadora.
En esa alternativa de fútbol para todos o negocio del monopolio Clarín e inversores norteamericanos, es obvio que la mayoría de las personas considera mejor la primera opción. Eso oxigenó política y sobre todo socialmente al kirchnerismo, que venía muy cascoteado después de su traspié electoral. Si el pelotazo traspone la línea será un gol de media cancha.
Si se votara en el país sobre fútbol para todos o TSC, es seguro que el resultado sería muy diferente al que las urnas dictaminaron en el último domingo de junio.
¿Y por qué los K no lo hicieron antes?, sería la pregunta de cajón. Por la actitud defensista de la presidenta y el propio Kirchner, que creyeron ganar "sin castigar", podría ser una respuesta tentativa.

 

Más recuperación política.
Preguntado sobre esta actitud suya más beligerante, el ex presidente declaró a los medios presentes en una inauguración de viviendas construidas por las Madres de Plaza de Mayo, que "diálogo no significa ni conceder ni ponerse de rodillas". Dicho en otros términos, su táctica sería que está dispuesto a negociar y hacer concesiones pero no se va a rendir ni entregar el gobierno antes de tiempo.
Una cosa tan simple recién empieza a ser digerida por los dirigentes de la Mesa de Enlace, como Eduardo Buzzi, quien se desayunó con que "el kirchnerismo no está languideciendo como muchos pensaban". Si en vez de emplear la tercera persona del plural hubiera utilizado la primera del plural, entonces su admisión habría sido exacta.
Es así. El gobierno quedó como primera minoría con el 31 por ciento de los sufragios y aunque perdió en distritos importantes conserva capacidad de gestión. Puede ampliarla en la medida que adopte decisiones que beneficien a buena parte de la población, y en tanto los dirigentes opositores sigan pendientes del programa sojero, los multimedios y las gestiones de la embajada de EE UU.
Un ejemplo de esa oxigenación política lo dio el acto donde la presidenta anunció un plan de obras públicas por 9.000 millones de pesos, en base a la creación de cooperativas de hasta 70 empleados monotributistas, para la construcción de veredas, desagües, cloacas y reparación de escuelas. El programa comenzará a aplicarse en el conurbano bonaerense, una elección que no resulta nada ingenua ni casual, visto el traspié oficialista.
En ese acto la mandataria volvió a tener una actitud de ofensiva política, que la oposición conservadora crucifica como "soberbia personal". Cristina dijo allí que esa oposición le reclama padrones de los pobres y a su vez quiere ocultar los padrones de los ricos, lo que es rigurosamente cierto. Se lamentó por los índices de pobreza pero los explicó frutos podridos de la inequidad social. En el fondo esa fue una justificación de su recordada resolución nº 125 y de las retenciones a la exportación de soja, que puso en pie de guerra a los productores, pooles y rentistas del núcleo pampeano.
En esas usinas de la oposición sonó la alarma contra el "populismo", luego que la oradora dijera que va a estudiar las propuestas de una asignación universal por hijo menor de edad, que rondaría entre 135 y 250 pesos. Esta iniciativa provino hace años de la CTA y últimamente tuvo el respaldo personal de Hugo Moyano, de la CGT.
Sería una manera práctica de sacar a la gente de la pobreza y sobre todo de la indigencia y hasta de la falta de alimentos, dramas que acortan la vida de muchísimos argentinos.
Estos gestos concretos pueden clarificar el debate político y demostrar quién es quién. Así se verá si Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural, o Mauricio Macri, del PRO, son los adalides de la lucha contra la pobreza o más bien los operadores empresarios y políticos de los segmentos más concentrados de la economía.
Elisa Carrió, que nunca pasó hambre, ya convenció a su aliado Gerardo Morales (UCR) de que el diálogo político fue una trampa. En esa apresurada valoración coinciden Macri y Francisco de Narváez, y -desde otro ángulo, pero funcional a aquellos- Pino Solanas.
El gobierno puede refutar esas críticas retomando el sabio consejo del obispo mártir Enrique Angelelli: "un oído en el Evangelio y otro en el pueblo". Podría traducirse como "un oído en el diálogo político y otro en la gente" para adoptar medidas prácticas contra la pobreza y demás consecuencias de la crisis. Esas resoluciones, si son verdaderas, tienen que afectar a los monopolios, que no son ningún "verso" como cree Ernesto Tenembaum (Radio Mitre), sino la causa primera y última de nuestros pesares.

 


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