La irresponsabilidad de algunos familiares, grupos y medios, provocó la violencia
En un tiempo relativamente breve de juicio, un año, ayer hubo un fallo judicial por la tragedia de Cromañón. El movimiento de familiares, indignado con la absolución de Callejeros, prendió la mecha de la violencia.
EMILIO MARIN
Haber perdido a 194 de los suyos en el boliche regenteado por Omar Chabán, provocó mucho dolor a sus familiares. El incendio de diciembre de 2004, causado por las bengalas y candelas que prendieron asistentes al recital, provocó tal cantidad de muertes porque estaban dadas todas las condiciones.
Un lugar con el triple de público que el permitido, no inspeccionado por Bomberos y la Policía Federal que recibían coimas del encargado, con funcionarios del gobierno porteño que no cumplían con sus deberes, etc, fueron el pasto seco. Y la cultura con alto grado de irresponsabilidad de la juventud rockera (también alcanza a otros géneros musicales, deportivos, políticos, etc, y a otras edades), prendió el fuego. Y con éste, el cianuro y demás gases que asfixiaron a personas que no podían salir de la trampa, aquella noche, cuando faltaba tan poquito para despedir 2004. Ese año merecía que se lo despidiera de otro modo. Para el país corrían mejores tiempos: no había crisis económica y había sido recuperada la ESMA para museo de la Memoria.
Para la banda de Villa Celina también terminaba un año excepcional. Quince días antes habían reunido 15.000 personas en el club Excursionistas y se afianzaban como expresión del rock de los de abajo, de la juventud de barrios y clases bajas y medias bajas.
De pronto la oscuridad y la muerte. Patricio Santos Fontanet y el resto de los músicos sufrieron en lo personal, pues perdieron a varios familiares, pero también en lo profesional. Parecía el fin de sus carreras. ¿Volverían a tocar?
Los medios de comunicación, en cambio, tuvieron material de sobra para ejercitar el periodismo amarillo que tanto vende. A los familiares de las víctimas, por lo general tan morochos como sus hijos muertos en diciembre de aquel año, no les hubieran dado ni la hora. Esos sectores humildes en general no sirven para ese enfoque de clase tan bien caracterizado por el grupo Clarín, América TV y Telefé.
Cromañón sí interesaba. Esta vez sí había que poner cámaras y micrófonos a los doloridos familiares que apuntaban contra el regente del boliche. Chabán representaba el malo de la película. Puede ser malo, pero no más que empresarios y banqueros como Mauricio Macri, Gregorio Pérez Companc, Amalita de Fortabat, Aldo Roggio, Eduardo Escasany y Luciano Miguens. Varios de éstos eran los responsables del incendio del país en diciembre de 2001. Pero los multimedios no pedían sus cabezas, como sí lo hacían con el gerenciador. ¿Por qué sería que usaban ese doble estándar?
La maniobra política.
Chabán fue sentenciado ayer a 20 años de cárcel por el Tribunal Oral Criminal Nº 24, luego que el fiscal Jorge López Lecube le hubiera pedido un castigo aún mayor, de 23. Se lo halló culpable de incendio doloso calificado por las 193 muertes (la fiscalía no sumó a Gerardo Rossi, fallecido meses después del hecho) y al menos 1.432 lesionados.
Penar con 20 años al gerenciador es una condena elevada, teniendo presente que a Amalita y los piromaníacos que deliberadamente condujeron Argentina al fondo del abismo no han sido penados.
Ayer los familiares se indignaron porque las penas, a su juicio, eran leves; decían que "aquí hubo influencia política".
Por supuesto que siempre hay influencias políticas en la justicia, eso no se va a descubrir ahora. La política está en todos lados, también entre esos familiares como José Iglesias, Nilda Gómez y varios que fueron funcionales al proyecto político de Mauricio Macri para provocar la caída de Aníbal Ibarra.
El movimiento de Cromañón tiene la base de causa justa por reclamar justicia para sus hijos muertos. Pero a la vez, hay que decirlo, fue el vehículo de la llegada de Macri al gobierno de la ciudad. Este dominaba ya la Legislatura mediante su presidente Santiago Estrada (ex funcionario de la dictadura militar) y logró los votos necesarios para acusar y deponer a Ibarra. Lo hizo con acuerdos con una parte del kirchnerismo y sumó hasta Autodeterminación y Libertad (de Luis Zamora) e Izquierda Unida (MST-PC). Así se conformó la alianza que volteó a Ibarra, en 2005 llevó a Macri a la diputación nacional y dos años más tarde a la jefatura de gobierno.
Ahora es tiempo de balance para esos familiares y en general para los porteños. ¿Estuvo bueno Buenos Aires con Mauricio y Gabriela? Para las clases bajas y medias bajas de donde venían los jóvenes de Cromañón, o sea del Bajo Flores, Barracas, Constitución, la Boca, Villa Lugano, etc, ¿estuvo bueno Buenos Aires? No lo parece por la cantidad de razzias, las patoteadas de la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP), la disminución de las becas estudiantiles, el código contravencional que limitó más los derechos de manifestantes, vendedores ambulantes, etc.
La locura.
Cuando el TOC 24 leyó la sentencia hubo un estallido de violencia de los familiares de Cromañón, adentro de la sala y sobre todo en la calle. Fruto de esos incidentes hubo heridos y lesionados. Algunos de ellos atacaron a un chico con remera de Callejeros que caminaba solo sin molestar a nadie.
Es lógico que esas personas estuvieran muy doloridas pero eso no las autorizaba a promover la violencia contra un fallo judicial equilibrado. Si hubieran escuchado bien la resolución, habrían tomado nota de que el tribunal fallaba en forma severa contra tres procesados que representaban a sectores involucrados.
Chabán recibió una pena de 20 años de prisión. En su persona se quiso castigar a los empresarios inescrupulosos que meten más gente de la permitida en sus locales y coimean policías.
Diego Argañaraz, el manager de Callejeros, fue condenado a 18 años, por incendio doloso calificado y cohecho activo. Así se quiso penar a quienes organizan eventos con mentalidad mercantilista sin preocuparse por la seguridad de quienes concurren.
El subcomisario Carlos Díaz, a cargo de la comisaría 7ª de la Federal, tuvo una condena a 18 años por cohecho pasivo y partícipe necesario del incendio. Pareció una señal judicial contra los malos policías y sus prácticas corruptas que no se agotan ni mucho menos en las pizzas llevadas sin pagar.
Dos de las funcionarias, Fisbin y Fernández, fueron halladas culpables de incumplimiento de los deberes de funcionario público, y condenadas a 2 años. Aunque se pueda pensar que eso es leve, si se suma la inhabilitación para ejercer la función pública, tal levedad no sería tanta.
Iglesias, Gómez y otros podrían haber valorado que el juicio había dictaminado fuertes condenas contra personas y sectores que tuvieron la mayor responsabilidad en la tragedia. Pero Iglesias, cabeza de la querella más numerosa, quería ver sangre de Callejeros. Para eso había querido acusarlos de homicidio simple. Al final pidió 26 años para ellos porque menos le parecía poco a este abogado de derecha y acusado de un rol poco claro en la quiebra del Banco Mayo, del menemista Rubén Beraja (DAIA).
La explosión de furia se produjo a raíz de la absolución del grupo de rock. Es que para ese segmento de familiares, la banda sería la asesina de sus hijos. Una barbaridad. La novia de "Pato", Mariana Sillota (de 21 años), murió quince días después del incendio a raíz de sus heridas. El ex guitarrista Maximiliano Djerfy perdió a cinco de sus familiares en la nube tóxica. El manager Argañaraz, condenado a 18 años, perdió esa noche a su esposa Romina Branzini Mangiarotti.
¿No eran suficientes tantas muertes en sus familias, con todas las huellas que eso deja por vida, para que el fiscal y dos de las querellas pidieran penas de 15 años para los músicos?
Ese revanchismo no fue cuestión del último día del juicio. Cuando Callejeros se sintió en condiciones de volver a tocar, que es su vocación y su trabajo, ese grupo de familiares logró impedir los recitales en Capital y el gran Buenos Aires. El 21 de septiembre de 2006, cuando los músicos actuaron en el Chateau Carreras de Córdoba, aquellos cómplices de Macri fueron a pedir a las autoridades provinciales, municipales y la Justicia cordobesa que se prohibiera el recital. Otros profirieron amenazas de muerte. Fue inútil. "Los invisibles" volvió a sonar en esa primavera.
Un párrafo final para los medios y su cobertura del fallo de ayer. Producidos los incidentes, la pantalla de Todo Negativo (TN) decía: "194 muertos y ningún preso". Eso alentaba la violencia y generara un problema al gobierno nacional. ¿Tendría algo que ver con la rescisión del contrato de la AFA con Clarín?
Por su parte "La Nación" en su edición digital, afirmaba:"las escenas de mayor tensión se registraron sobre la calle Uruguay, donde fanáticos de Callejeros y algunos familiares de víctimas de Cromañón se enfrentaban con efectivos de la fuerza". Falso. Los "fanáticos" festejaban en silencio la absolución de los músicos y no se enfrentaron con la policía. La teoría de los dos demonios estuvo mal aplicada, por "Gaceta Ganadera", como siempre.
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