Sólo con opciones es posible escoger
Señor Director:
Gastón Pauls, actor, conductor y productor de cine y televisión, argentino, se explaya en un reciente reportaje (en Página/12) acerca de su propio quehacer y también sobre aspectos de la actualidad nacional.
En lo que interesa para el objeto de este comentario, Pauls dice allí que según un planteo que ha escuchado "en canales, productores y hasta ministerios, (se sostiene) que el público consume lo que le das. No creo que sea así. Al público hay que darle opciones. (La idea según la cual) el público compra cualquier cosa que le ponés hace que las tetas y los culos estén a toda hora. Es patético que productores y operadores piensen de esa manera...".
Este hombre del espectáculo procura diferenciarse. No pretende que se supriman los programas que hacen foco en tales partes de la anatomía, aunque esos contenidos no sean de su preferencia. Lo que expone va más allá. Queda claro que al decir que debe haber opciones, denuncia que el predominio de espectáculos marcados por la obsesiva referencia a la sexualidad, son una manera de negar opciones y de imponer una forma de valoración. En suma, su pensamiento no se limita a reclamar opciones, sino que, más bien, apunta a denunciar que tanto predominio de esa línea constituye un abusivo intento por dar forma a las preferencias y a las valoraciones del espectador.
Veamos esta palabra opción. En el diccionario académico se dan estos significados o usos válidos: libertad o facultad de elegir / esa misma elección / cada una de las cosas a las que se puede optar / posibilidad de conseguir algo... Otras acepciones se refieren a situaciones especiales o profesionales. Lo que queda claro es que como seres humanos, como personas, tenemos una libertad y un derecho a elegir, a cuyo efecto se hace necesario que podamos visualizar la existencia de una oferta no monopólica. Está claro que la oferta hoy casi excluyente en los medios electrónicos masivos y en otros ambientes públicos, es la que menciona Gaston Pauls.
No diré que "todo tiempo pasado fue mejor". Hay valores y disvalores tanto en el pasado como en el presente. Tales momentos del tiempo presentan "lo que hay". Si queremos mejorar en algún aspecto, habrá que hacer proyectos, esto es, proponernos hacer tal o cual cosa por esperar que eso traerá la mejora apetecida. El proyecto arranca de un estado presente, pero se dispara por afuera de él. Cuando se trata de un quehacer, necesariamente se remite al futuro, al tiempo por llegar. Es lo que hace el educador: proyecta y trata de generar los incentivos necesarios para que el alumno se disponga a participar de la propuesta: adquirir tales o cuales conocimientos o habilidades para el fin proyectado (siempre lo que adquirimos mejora o no mejora nuestra capacidad de actuar a partir de ese momento de aprendizaje).
La democracia es variedad y enriquecimiento de opciones. Para que podamos hablar de democracia (para que haya una sociedad democrática) debe existir variedad: no una sino más de una opción. Hablamos de lo que está dentro de nuestra posibilidad y es aquí, en lo posible, donde son necesarias las opciones. Si nos imponen un modo único de pensar, valorar o creer, diremos que nos quieren cercenar la libertad. Y no lo diremos porque esa propuesta única sea mala en sí misma, sino que lo que pretendemos es que acepte la competencia, que no opere como liberticida. Es lícito que toda creencia u opinión aspire a ser reconocida como valiosa; no lo es, en cambio, que su valor la imponga sin alternativas u opciones.
Lo que se pide es que también en el juego, la distracción, el espectáculo, en lo que se muestra en los medios y lo que se oye de los actores del acontecer, haya opciones y, además, que entre ellas figure la de preocuparse por tener una lengua que sirva para valorizar y enriquecer las opciones y no se limite a excitar al sujeto o dar cuenta de las excitaciones que determinan su conducta.
Atentamente:
Jotavé
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