Jueves 19 de junio 2025

¿Hacia una Guerra Fría "informática"?

Redacción 07/01/2011 - 02.49.hs

La pertenencia a un sistema capitalista donde los monopolios son muy poderosos -y a veces todopoderosos- hace que a menudo vivamos inmersos en realidades que creemos únicas, aunque en realidad no sea así. Un buen ejemplo de lo dicho es el campo de la computación donde prácticamente una sola firma domina y provee en la mayor parte del mundo, imponiendo su marca, sus programas y sus controles. Estamos hablando, claro, de Microsoft.
Pero ocurre que en estos días al gigante estadounidense le ha salido un grano, y no menor. Vladimir Putin, primer ministro ruso, acaba de firmar un plan integral para una transición informática a escala masiva en la infraestructura tecnológica de Rusia, acción que comprende desde licencias de software propietarias hacia sistemas operativos abiertos y libres: este cambio impactará -qué duda cabe- en todos los organismos y agencias que dependan del gobierno federal.
La decisión, al margen del ejemplo que implica, es de una magnitud muy grande ya que Rusia es una de las naciones más pobladas del mundo, lo que comprende una enorme cantidad de usuarios de computadoras e Internet. Se evidencia que el gigante ruso camina hacia la obtención de una infraestructura tecnológica totalmente independiente, tal como corresponde a una potencia mundial. Si el ejemplo fuera seguido por el resto de potencias emergentes -Brasil, India y China- es posible que Microsoft se preocupe, y mucho, ante la posibilidad de perder a un mercado que equivale aproximadamente la tercera parte de la población del planeta en países que se encuentran en plena expansión. Los rusos estiman tener completo su cambio en, a lo sumo, cinco años.
Claro que, visto lo anterior, se impone una pregunta: si dejan de lado el sistema operativo norteamericano, ¿han desarrollado los rusos uno propio? En realidad no; ellos se vuelcan hacia el Linux, un sistema operativo afianzado en Suecia por Linus Torvalds, creador del núcleo de ese nombre y que es uno de los ejemplos más destacados del llamado software libre, ya que -hasta hace muy poco tiempo, al menos- cualquiera puede acceder a él. Los expertos en computación, y los crecientes usuarios, lo estiman como superior a Windows, sobre todo porque no pueden afectarlo los llamados "virus informáticos", una maldición y un riesgo para quienes lo operan y un negocio redondo para un puñado de firmas que se dedican a fabricar "antivirus". Al parecer su efectividad es tan buena que muchas de las mayores empresas occidentales ya producen equipos para ese sistema operativo. De hecho más del 80 por ciento de las supercomputadoras del mundo trabajan con él.
Quizás sea un tanto exagerada la apreciación de algunas agencias noticiosas, que han calificado este paso de los rusos como un "reinicio de la Guerra Fría". Es, sí, una esperada reacción de un país al que han impuesto el sistema de mercado libre y, como actor del mismo, se lanza a una competencia que pretende apartarse del monopolismo tan común en Occidente.

 


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