Viernes 18 de julio 2025

Oposición en Libia es débil y depende de potencias y OTAN

Redacción 02/04/2011 - 04.01.hs

A dos semanas de los bombardeos por Estados Unidos y la OTAN, las cosas no marchan como querían las grandes potencias. Ha quedado demostrado que la oposición a Kadhafi es OTAN-dependiente.
EMILIO MARIN
El 20 de marzo de 2003 y sin previo aviso, EE.UU. y sus aliados comenzaron su invasión a Irak, precedida de fortísimos bombardeos. El 19 de marzo de 2011 y sin una declaración de guerra previa, otra vez esas potencias empezaron a arrojar misiles y bombas contra Libia. En ambos casos la excusa fue "humanitaria". Los pueblos iraquí y libio estaban sufriendo con sus respectivos "dictadores" y las autoridades estadounidenses son tan sensibles y humanistas que no pudieron sofrenar su impulso a ayudar despachando miles de bombas.
La máxima autoridad católica en Trípoli, monseñor Giovanni Innocenzo Martinelli, declaró: "Los bombardeos "humanitarios" ya mataron a 40 civiles en la periferia de Trípoli. La gente está aterrada, tiene que hacer fila para comprar pan y nafta, los niños ya no van a la escuela, los edificios están cerrados. Los bombardeos trastornan la vida, la gente ya no sabe dónde está segura porque las bombas caen en todos lados. ¡Si quieren defender a los civiles, que dejen de tirar bombas!".
Ese vicario del Vaticano en el país norafricano puntualizó que la minoría católica cuenta con todas las garantías para su culto. "Siempre hubo un gran respeto. Los libios son muy respetuosos de lo religioso y de la religión del otro", expresó.
El canciller Héctor Timerman y la presidenta Cristina Fernández cuestionaron la agresión militar. El primero declaró que no se habían agotado todos los recursos diplomáticos. La mandataria argentina, al recibir a Hugo Chávez, deploró que las potencias que se dicen civilizadas quieren arreglar las diferencias a los bombazos.
En cambio los gobiernos más alineados con Washington -Alan García de Perú y Juan Manuel Santos de Colombia- se ubicaron en la vereda de la agresión. Era lógico. Son obedientes de lo que haga o deje de hacer el imperio.
En Argentina también hay políticos y monopolios mediáticos tan dependientes. Joaquín Morales Solá cuestionó a Timerman y Cristina por aquella postura pacifista. "La ofensiva aliada en Libia, cabe recordar, cumplió con todos los requisitos de la legalidad internacional", escribió el amigo del general Antonio D. Bussi en "Gaceta Ganadera" del 30 de marzo.
Los bombazos contra Libia no han podido cambiar la correlación militar de fuerzas entre Muammar Kadhafi y la oposición pro-occidental atrincherada en Benghazi. En los últimos días esos opositores fueron perdiendo una tras otra las posiciones que habían ocupado gracias a los bombardeos de aviones y barcos de guerra de EE UU y sus aliados.
En esa situación afloraron más diferencias entre los agresores, con EE UU, Reino Unido y Francia como los más belicosos, y Alemania e Italia en una actitud un poco más prescindente. Rusia y China, que se abstuvieron de votar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, han vuelto a la carga con sus objeciones a la agresión. Hu Jintao se lo dijo en la cara a Nicolas Sarkozy: el uso de la fuerza no soluciona los problemas sino que los complica.

 

Ahora la OTAN.
Desde el sábado 19 de marzo, cuando se inició la ridículamente llamada "Odisea del amanecer", la comandancia efectiva estaba en manos norteamericanas. El general Carter F. Ham monitoreaba la campaña terrorista desde su cuartel central en una base aérea en Alemania.
Se desató una gran polémica entre los agresores sobre quién debía dirigir, pues desde Roma y Berlín se pedía que ese rol fuera de la OTAN. En esas dos capitales, con ciertos lazos políticos y económicos con el gobierno de Libia, suponían que así podrían influir más en el desarrollo de la contienda, jugando la carta de Turquía, miembro de esa alianza y que también se había abstenido en la votación de la ONU.
Barack Obama terminó aceptando ese cambio en la jefatura, bastante formal porque en la OTAN "el primus entre pares" es Washington. Le convenía porque ante su frente interno estadounidense podía presumir que no era mucho el dinero, las tropas y el prestigio que ponía en juego el imperio. Supuestamente el costo lo iban a prorratear con los 28 miembros de aquella entidad. Esa una ficción porque si algo sale mal en el norte de Africa, los platos rotos no los va a pagar el ignoto secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, sino el propio Obama y los dos presidentes que más fogonearon la guerra (Sarkozy y David Cameron).
El 30 de marzo el general Ham entregó el mando de la misión. Este paso es contradictorio y dialéctico: puede que así más países se inscriban formalmente entre los sponsors de los vuelos de la muerte, pero a la vez aumentará el grosor de las contradicciones y diferencias entre los aliados.
Con otros uniformados haciendo de jefes, lo que no cambia es el sentido de la guerra: apropiarse del petróleo libio y poner en Trípoli un presidente OTAN-dependiente.
En esta denuncia han coincidido personalidades de diferentes perfiles políticos. Desde Fidel Castro y Hugo Chávez, de filosa prosa contra el imperio, hasta el citado vicario de la Iglesia Católica en Trípoli. Este denunció: "lamentablemente, todos se precipitaron hacia la guerra. Me parece que todos querían ser los primeros en Libia, seguramente no para defender a los civiles, sino para apropiarse del petróleo".
El periodista Modesto Emilio Guerrero, tituló una de sus columnas con un sintético "Hedor a petróleo". Opinó que "Libia fue quedando sola, con un déspota en Trípoli y una oposición proyanqui en Benghazi". Este es el punto: ¿es proyanqui la oposición a Kadhafi radicada en esa ciudad?

 

¿Quo vadis oposición?
La oposición tiene como expresión política al Consejo Nacional de Transición en Libia (CNTL), con preponderancia de políticos amigos de los gobiernos europeos y EE UU. Algunos son ex ministros y colaboradores del mandamás libio que lo abandonaron a partir de la rebelión de febrero. En ese Consejo actúa el Frente Nacional para la Salvación de Libia (FNSL) sindicado como el organizador de un "Congreso Nacional" en Estados Unidos en 2007, financiado por la NED (National Endowment for Democracy) una de las fundaciones colaterales de la CIA.
Se ha hecho propaganda de la "Juventud 17 de Febrero" como una fuerza democrática que cuestiona el autoritarismo, nepotismo, corrupción y represión del líder supremo por más de cuarenta años. Pero esa organización juvenil no ha mostrado un programa ni un accionar democrático-popular diferente al Consejo Nacional ni al FNSL, que jugaron todas sus mayores cartas a la intervención foránea.
El 30 de marzo Hillary Clinton se reunió en Londres con el líder político del movimiento rebelde, Mahmoud Jibril. Fue la segunda cita en quince días. Seguramente la secretaria de Estado lo puso al tanto de lo publicado por Reuters y confirmada por cuatro fuentes del gobierno norteamericano, de que Obama había firmado la orden para que la CIA "ayudara" a los rebeldes. Tal ayuda consistiría en entrega de dinero y armas pesadas, a tenor de lo publicado por The New York Times. Decenas de espías de la CIA y el británico MI6 ya están dentro de Libia. La canciller no descartó esa mayor injerencia en declaraciones a la salida de una reunión realizada con sus aliados en la capital británica.
Por otro lado en esa oposición existen sectores islamistas liderados por un dirigente que admite haber pasado cinco años luchando en Afganistán junto a los talibanes y en contra de la ocupación norteamericana y la ISAF. Se trata de Abdul Hakim al-Hasidi, el jefe de los rebeldes en Derna. Sus críticos dicen que se entrenó en Afganistán en un campamento perteneciente al talibán y a Al Qaeda.
Basándose en este dato, Fidel Castro culminó su última reflexión, preguntándose: "¿cómo explicaría Obama al pueblo norteamericano que una parte de esas armas de combate terrestre cayeran en manos de los hombres de Bin Laden? ¿No habría sido mejor y más inteligente haber luchado para promover la paz y no la guerra en Libia?".
Los movimientos de liberación que triunfaron en China, Cuba, Vietnam, Argelia, Nicaragua, etc, se basaron en su predicamento entre sus poblaciones y apoyándose en sus propias fuerzas. La ayuda exterior era secundaria. Los rebeldes libios, en cambio, dependen de armas, dinero, inteligencia y propaganda de los imperios, que bombardean a su propia nación.
Incluso periodistas que han expresado total simpatía por esos opositores, caso de Kim Sengupta, de The Independent y Página/12, admiten que la guerra les está resultando adversa. El 31 de marzo Kim escribió: "La oposición libia puede estar perdiendo todo. Las recriminaciones ya son abiertas y queda en claro que las fuerzas que se alzaron en armas no tienen la capacidad de pelear en serio. La cobertura aérea extranjera no alcanza para detener lo que ya parece un desastre. Poblaciones locales ya han peleado varias veces junto a soldados leales contra los rebeldes, la última ocasión en Bin Jawad. El colapso de las fuerzas revolucionarias en 48 horas fue espectacular".
Si así fuera, no sólo van a caer aviones. También harán ruido, incendiados, varios gobiernos.

 


'
'