Domingo 11 de mayo 2025

Músicos, su agrupación y una ardua tarea

Redacción 20/05/2011 - 04.04.hs

Finalmente los músicos pampeanos lograron acordar la fundación de un gremio que los agrupe, al que le aguarda una ardua y amplia tarea que cumplir. Casi treinta años más tarde que los escritores (los artistas plásticos y los actores también tienen sus asociaciones) los trabajadores de la más convocante de las artes lograron superar el individualismo y enfrentar en común su problemática.
Salvo los integrantes de la Banda Sinfónica -que bien ganado se lo tienen- prácticamente no existen personas que puedan vivir del oficio musical en la provincia. En general, los artistas pampeanos o bien subsisten merced a una ocupación no relacionada con la música, o se dedican a la docencia en su especialidad, una actividad muy gratificante pero también muy demandante de energías.
La paradoja es que, en realidad, la música es un bien de consumo generalizado, que genera ganancias en muchos sectores de la economía: el comercio minorista, la hotelería, los medios de comunicación electrónicos o la industria publicitaria.
Sin embargo, la estructura económica de los espectáculos y de las grabaciones, hace que antes de que el músico perciba algo de los beneficios que ha generado, cobren primero los dueños de locales, los sonidistas, los fleteros y los entes recaudadores del Estado. Ello, para no hablar de las importantes inversiones que los músicos deben hacer en su formación, en la compra de instrumentos, el alquiler de salas de ensayo y estudios de grabación, etc.
Acaso el problema más grave e irritante que tendrá que enfrentar la novel asociación de músicos sea el de los autores y compositores. A muchos les sorprenderá enterarse -por ejemplo- de que los autores de la canción pampeana más famosa y emblemática, que ha sido grabada y editada más de una veintena de veces, jamás han percibido un centavo de regalías por ello.
Y es que la entidad que se encarga de recaudar y distribuir los derechos de autor (la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, Sadaic) tiene en esto una deuda importantísima con el federalismo, y en particular, con los músicos pampeanos.
Como sabe cualquiera que alguna vez haya organizado un espectáculo, un festival, una kermes o cualquier otro evento público donde se ejecute o reproduzca música, Sadaic tiene un sistema sumamente eficiente para la percepción de los importantes tributos que la ley le otorga. Lo hace incluso, sin tomarse la molestia de verificar qué piezas musicales son las que se ejecutan en esos espectáculos, lo cual permitiría una más justa distribución de lo recaudado entre los autores interpretados. Lo hace, incluso, sin importarle que las canciones ejecutadas por los músicos locales ni siquiera están registradas, y por ende no generan derechos de autor.
En otras palabras, Sadaic ejerce una suerte de monopolio sobre la música, y no se puede cantar ni tocar un instrumento en público sin pagarle un tributo. A nadie se le ocurriría pagar regalías por el uso de un martillo o de un serrucho, pero la música, que no es menos antigua que esos instrumentos, no es libremente accesible.
Este sistema tiene base legal, y es necesario proteger el derecho de los creadores a disfrutar del fruto de sus obras, para que no sean otros los que se lleven esas ganancias. Sin embargo, y en el caso concreto de nuestra provincia, los creadores pampeanos no reciben ningún servicio de parte de Sadaic, ni siquiera se les facilita en lo más mínimo la realización de los engorrosos trámites de registro y asociación, que deber ser realizados, indefectiblemente, en Buenos Aires.
Como se ve, a la asociación de músicos pampeanos le aguarda una ardua -y muy necesaria- tarea.

 


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