Sabado 10 de mayo 2025

El amague de los vecinos de Catriel

Redacción 21/05/2011 - 04.10.hs

Los límites territoriales y provinciales que se trazaron en la Argentina a fines del siglo XIX dejaron mucho que desear en cuanto a equilibrio y posibilidades. En principio casi todos se dibujaron en los escritorios porteños y, cuando no hubo elementos que impusieran un imperativo físico, político o estratégico, se apeló a las líneas geodésicas como separadoras, una circunstancia de la que La Pampa es un buen ejemplo dentro de la Nación, trazada a regla por todos sus lados, excepción hecha del río Colorado.
Aquel proceder arbitrario -quizás producto de una lógica basada en el desconocimiento de nuestra vasta geografía- repartió aguas y tierras en forma discrecional y atendió en buena parte a los pedidos y presiones de las provincias constituidas y tradicionales para que se les permitiera incorporar nuevas áreas. De allí que se generaran desigualdades y anomalías que todavía hoy pueden advertirse y que, en algún caso, alentaron esperanzas de concretar "una nueva provincia" que equiparara las posibilidades de desarrollo al sur del paralelo de 37 grados.
Sin embargo dentro de ese panorama hubo coincidencias de orden zonal que alentaron el desarrollo de unidades con el nivel de comarcas, generalmente encabalgadas sobre un río, aunque ubicadas en riberas de distintas provincias, tal el caso de Viedma-Carmen de Patagones; Cipolletti-Neuquén; La Adela-Río Colorado; o 25 de Mayo-Catriel, entre otros. Los dos últimos ejemplos, especialmente, se vieron favorecidos por una concepción regional y supraprovincial en las obras de aprovechamiento hídrico regionales, que le dieron a la unión mayor intensidad.
El cambio de paradigmas y concepciones en el desarrollo -también la simple negligencia- fue alterando aquellas formas de integración desarrolladas casi naturalmente, llevándolas en algunos casos a situaciones penosas. Una de ellas, a no dudarlo, es la que sufre la vecina Catriel, en la orilla izquierda del río Colorado, tan dejada de la mano del gobierno que sus habitantes, aproximadamente veinte mil, han amagado seriamente con abandonar la pertenencia rionegrina y, plebiscito mediante, pasar a depender de La Pampa. Tan insólita actitud es el resultado de un largo desoír de reclamos justos y mínimos por parte del gobierno de la vecina provincia, especialmente en educación y salud. La antaño Colonia Catriel, fue hace un cuarto de siglo un emporio de la actividad petrolera y, aunque decadente en ese aspecto, mantiene algo de ese quehacer, además de una considerable extensión de tierras bajo riego. Los vínculos económicos y humanos con la pampeana 25 de Mayo son, sin duda, intensos.
Es innegable que la provincia de Río Negro se volcó siempre preferentemente a atender lo relacionado con el río homónimo y dejó al valle del Colorado en un segundo plano. Por eso resulta sospechable que la actitud comentada no es más que una forma de llamar la atención de un gobierno que se manifiesta lejano y ajeno. Difícilmente haya instrumentos legales que permitieran acceder al cambio de jurisdicción ni, seguramente, tampoco lo admitirían las autoridades rionegrinas. Así pues, es evidente que la sangre no llegará al río -ya de por sí colorado- y que los reclamos serán atendidos con otro nivel de urgencia.
Al margen de que en el fondo estas actitudes reafirman el espíritu comarcano del que hablábamos antes, los compatriotas de la otra orilla, en su afán reivindicativo, no parecen haber reparado que, para el caso de que su traspaso pudiera realizarse, sería casi como haber pasado de Guatemala a... algún otro lado.

 


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