Venezuela se levanta ante las sanciones de Estados Unidos
Venezuela denunció las sanciones impuestas por EE.UU. a su empresa petrolera estatal, por vender combustible a Irán, como parte de una ofensiva de las potencias industrializadas para dañar a la OPEP.
Humberto Márquez
"¡Imperialistas, váyanse al carajo! ¡No se equivoquen con nosotros, Venezuela se respeta!", fue el grito que lanzó ante miles de trabajadores a las puertas de un complejo petrolero en Puerto La Cruz (noreste) el ministro de Energía y presidente de la corporación Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Rafael Ramírez. "Se pretende sancionar a Venezuela por cooperar con un país fundador de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) en defensa de nuestros recursos naturales y por la valorización de nuestro petróleo. Es un derecho al que no renunciaremos. Vamos a seguir cooperando", advirtió Ramírez.
Represalia.
Washington anunció la semana pasada que Pdvsa no podrá comerciar con el gobierno estadounidense, conseguir su financiamiento o acceder a patentes de tecnología, como represalia por haber vendido hasta 50 millones de dólares de combustible a la república de Irán, en el curso de los dos últimos años. Son sanciones comercialmente inocuas, pues Pdvsa no tramita actualmente patentes ni solicita créditos a Washington "y a ese gobierno no le vende petróleo, sino a refinadores privados, entre ellos Citgo, su propia filial estadounidense", recordó el economista petrolero Rafael Quiroz, asesor del Banco Central de Venezuela.
Venezuela es uno de los cinco grandes proveedores de petróleo de Estados Unidos, junto con Arabia Saudita, Canadá, México y Nigeria, pues le vende cada día alrededor de un millón de barriles (de 159 litros de crudo cada uno) y unos 200.000 de productos.
Más sancionados.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, la cancillería de ese país, anunció también sanciones contra las corporaciones PCCI, Royal Oyster Group y Speedy Ship, de Emiratos Arabes Unidos, Tanker Pacific, de Singapur, y la Associated Shipbroking, de Mónaco. Estas firmas, al igual que Pdvsa, son sindicadas de comerciar con el sector energético de Irán, un apuntalamiento al que se opone Washington, para así presionar contra el programa nuclear que lleva adelante Teherán. La penalización se hace en base a la estadounidense Ley de Sanciones, Responsabilidad y Desinversión a Irán, conocida como Cisada por sus siglas en inglés.
Las sanciones "no impactan las actividades de Pdvsa, pero son un símbolo, señal de que las profundas conexiones entre Venezuela y el régimen iraní tendrán consecuencias en Washington", dijo Eric Farnsworth, del empresarial Consejo de las Américas en la capital estadounidense.
Tensión en crecimiento.
Con la amenaza de que pueden tomarse medidas más duras, "la tensión entre ambos países crecerá, las relaciones a nivel de embajadores, interrumpidas en 2010, no se restablecerán pronto y el discurso antiimperialista venezolano subirá de tono", comentó María Teresa Romero, profesora de postgrado en estudios internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien convalece de una lesión en una rodilla, dio una desafiante bienvenida a la medida a través de su cuenta en la red social Twitter. "¿Sanciones impuestas por el gobierno imperialista gringo? Pues bienvenidas, Mr. Barack Obama. No olvide que somos los hijos de Simón Bolívar", el libertador sudamericano.
El ministro Ramírez aseguró que Venezuela no va a dejarse agredir. "Nuestro país no permitirá que un poder imperial nos dicte reglas sobre cuál debe ser nuestra política internacional o cuál debe ser nuestra política petrolera", indicó. Por su parte, el líder parlamentario oficialista Aristóbulo Istúriz comentó que su país "venderá petróleo a quien nos dé la gana". La unicameral Asamblea Nacional legislativa emitió una declaración de rechazo a la medida estadounidense. Aunque los párrafos de aplausos a las políticas exterior y petrolera de Chávez fueron rechazados por los parlamentario de oposición, en minoría.
Violencia del imperio.
Ramírez insistió en que "grandes potencias industrializadas, en particular Estados Unidos en crisis económica, han entrado en una actitud violenta para hacerse con nuestras riquezas, recursos petroleros que son escasos y no renovables". Este argumento fue el utilizados para justificar "el (frustrado) golpe de Estado de 2002 (contra Chávez), la invasión estadounidense a Irak (marzo de 2003), la agresión permanente a Irán y la triste agresión al pueblo de Libia", opinó el presidente de Pdvsa. "Se desarrolla una estrategia contra nuestra OPEP, pretendiendo debilitarla y dividirla", puntualizó.
La OPEP, que produce casi 40 por ciento del petróleo mundial y tiene más de 75 por ciento de las reservas, está integrada por Angola, Arabia Saudita, Argelia, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela.
Mercados tranquilos.
El canciller venezolano Nicolás Maduro informó que el gobierno estudia hasta dónde las sanciones pueden afectar la operatividad de Pdvsa y el suministro de 1,2 millones de barriles diarios al propio Estados Unidos. "En función de esta evaluación, nos reservamos la respuesta más adecuada a esta agresión imperialista". Pero un cierre de la canilla no parece creíble y los mercados se mostraron tranquilos, a partir del hecho de que las ventas a Estados Unidos son la principal fuente de ingresos de contado para la firma estatal venezolana, pues la mayor parte de otras exportaciones, hacia China o la región del Caribe, retribuyen préstamos ya recibidos o se entregan a crédito con larguísimos plazos de pago.
En Nueva Cork, la cotización del crudo marcador West Texas Intermediate osciló apenas conocida la noticia en sólo 1,50 dólares para centrarse alrededor de los 100 dólares por barril poco después. Eso al conjuro de informes sobre una previsible menor demanda de combustible en Estados Unidos el próximo verano boreal, y al fortalecimiento del dólar. Por razones similares, la cotización del crudo Brent del Mar del Norte, referencia europea, varió apenas 1,8 por ciento, alrededor de los 113 dólares por barril, en el mercado de Londres. (Inter Press).
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