Los tiempos del "cristinismo" pone en contradicción al PJ La coyuntura electoral decididamente favorable a CFK
alienta a repensarse al justicialismo pampeano. Algunos intendentes plurales comenzaron a buscar su espacio en el
nuevo escenario. Las agrupaciones K hacen su lugar con viento a favor. ¿Es el comienzo de otro partido?
NORBERTO G. ASQUINI
Es el tiempo del "cristinismo" y La Pampa no está afuera de este fenómeno. Nos referimos con ese término a la influencia que tendrá la presidenta Cristina Fernández en la campaña y las elecciones del 23 octubre, y de lo que se espera en el escenario político para los próximos cuatro años que serán gobernados por ella.
Es un tiempo, hasta la votación, en el que está todo definido a nivel nacional, pero resta saber qué ocurrirá en las elecciones generales en varias provincias, entre ellas La Pampa. En estos dos meses, la influencia de CFK no sólo cruza a las fuerzas que apoyan a la mandataria, sino también a la oposición, condicionados por esa presencia. Y también la actual coyuntura hace que se muevan algunas piezas pensando ya en lo que pueda ocurrir en los próximos cuatro años de gobierno de Cristina.
Pensar lo nuevo.
La irrupción de CFK en la política provincial no sólo tuvo como consecuencia la renuncia de Carlos Verna y su reemplazo por Oscar Mario Jorge como candidato a la gobernación por el PJ. A partir de allí comenzó a darse un realineamiento en todo el PJ, y a la vez a darle presencia a la fuerza kirchnerista no justicialista, el Nuevo Encuentro -sabbatellistas, humanistas y peronistas-, que cobró importancia en este escenario.
En ese sentido, el PJ ha comenzado a repensarse en sus propias contradicciones frente a un nuevo gobierno de CFK. Empujado por la ola cristinista, busca acomodarse al próximo período presidencial, en forma ordenada pero no ha podido evitar que haya ruido entre sus filas. Su propia matriz ideológica se sacude, repensando cómo transformarse y moldearse a la nueva etapa.
Una de esas contradicciones la marca su comparación con el espacio de Nuevo Encuentro. Por un lado, porque al compartir con esa fuerza la boleta de CFK y, posiblemente la de su candidata a diputada nacional, pueda restarle votos en octubre. Por otro, porque coloca a muchos de sus dirigentes frente a un espejo en el que no quieren mirarse.
Los tres caminos.
Hay tres posibles caminos abiertos hoy en el "cristinismo" pampeano. Y, contradictoriamente, su compromiso con la Casa Rosada no guarda relación con su peso específico en las urnas.
Hay un kirchnerismo por convicción. Los que siempre apoyaron: los de Nuevo Encuentro, La Cámpora, dirigentes no alineados con las dos líneas mayoritarias, y otros enrolados en Convergencia y en la Plural, pero contados, sobre todo en el segundo caso. Un convencimiento basado en lo ideológico.
Hay un sector kirchnerista pragmático, la punta de lanza de la Casa Rosada que enfrentó a la Plural en los tiempos vernistas y que es Convergencia. Rubén Marín llegó a alinearse a la Casa Rosada por necesidad de Néstor Kirchner y por una cuestión de supervivencia de su tropa. En su ortodoxia entiende que hay que alinearse con el PJ que está en el poder, aunque le cause escozor que una agrupación peronista lleve al nombre de Cámpora. Hoy, ante el vacío generado por el corrimiento de Verna, Marín vuelve a tener presencia pública como viejo conductor que es. Pero ya su momento pasó y estamos ante un final de ciclo.
Y hay un kirchnerismo por conveniencia. Es el que está representado por muchos intendentes plurales que comenzaron, huérfanos de Verna, a apoyar a CFK. Son quienes tienen el peso territorial de los votos.
Contrasentido.
A muchos justicialistas, Nuevo Encuentro los pone en contradicción porque les marca por fuera de su boleta un espacio kirchnerista y un compromiso que la mayoría no tuvo con la presidenta. Dentro de la dirigencia del PJ hubo quienes se comprometieron con los Kirchner en su momento, pero fueron los menos y siempre quedaron subsumidos por los conductores de los dos espacios mayoritarios. Hoy, intendentes y candidatos a jefes comunales de la Plural intentan dar el paso hacia alguna manifestación K. El vernismo puro, en ese escenario, va quedando relegado a la Cámara de Diputados.
¿Nuevos aires?
Dentro del PJ, el kirchnerismo por convicción es el que menos peso relativo tiene pero es el que más llegada tiene con Nación. Por eso es el que quiere hacer punta para "transformar" al justicialismo pampeano a la nueva realidad nacional. En los últimos días hubo algunos movimientos que pueden llegar a adelantar lo que puede suceder, o al menos intentarse, en los próximos cuatro años. Agrupaciones como Kolina -depurada del marinismo y con apoyo concreto del Ministerio de Desarrollo Social- y La Cámpora comenzaron a buscar un espacio propio, despegándose de Convergencia y teniendo relación directa con algunos intendentes.
Lista sospechosa.
Finalmente, las listas del PJ entran en contradicción con su propia conformación. Fueron armadas por el dedo de Carlos Verna cuando éste reinaba en el panorama provincial, y ahora la nueva coyuntura las ha dejado anacrónicas. Es un contrasentido que desde el PJ se haya pedido bajar la lista de Nuevo Encuentro para que el aparato partidario tuviera más chances en octubre. Es decir, bajar un espacio kirchnerista para respaldar las chances "kirchneristas" en La Pampa. Sobre todo cuando por otro lado se respaldará en la campaña a una lista de diputados provinciales en la que sobran los casos de quienes fueron, y son, fervientes opositores a CFK.
Escenario forzado.
Otra gran contradicción la marcó en el PJ la imposición de una candidata definidamente K por sobre todo el aparato partidario. Al poner a su postulante y forzar la situación llevándola en otra lista por fuera del justicialismo, CFK dio, sin quererlo o no, un golpe de timón que dejó al justicialismo en evidencia y tal vez haya comenzado su transformación interna.
Nuevo Encuentro tal vez no vaya a tener una presencia masiva en las urnas. Ni las agrupaciones K un peso importante en el PJ. Pero la militancia de muchos de ellos sin recelos hacia la Casa Rosada, su combatividad, señala a muchos justicialistas que no todo es negociable. Y que en algunos casos no se puede navegar a dos aguas, como intentó Verna. Es cierto que la presidenta negoció en su momento con el senador pampeano para que repitiera un segundo mandato que no llegó, sobre todo por necesidad electoral, pero hoy es otro el escenario. Tal vez sirva para comenzar a darle forma a un nuevo PJ provincial.
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