Nadie menta la soga en la casa del ahorcado
I - Los contadores que manejan la provincia, -el propio gobernador lo es y su entorno cercano responde a esa rama profesional-, parecen haber olvidado algunas materias de su paso por la Universidad cuando deben enfrentar el drama de la desocupación creciente en la provincia. Allí vieron o debieron haber visto Historia Económica, pero no parecen aplicar las enseñanzas de esa historia en su praxis política. Porque se supone que en las aulas debieron comprender de qué manera la llamada teoría clásica, -esto es, la que pregonó y pregona que el Estado debe garantizar que el mercado y sus leyes económicas automáticas dicten el camino a la marcha de la economía- fracasó en la resolución de ese problema con sus viejas recetas que aconsejan la no intromisión en las decisiones económicas de los particulares. Pero aún si no entendieron Historia Económica, debieron haber tomado nota en su paso por los '90, de la manera irresponsable que se comportó el Estado liberal dejando a los trabajadores a merced de la ecuación microeconómica de sus patrones.
II - Insistir hoy, como hicieron los menemistas, que el Estado no debe intervenir cuando el "mercado" deja en la calle a enormes masas de asalariados es tomar el camino contrario a la resolución del problema. Aquí, donde los elogios de la presidenta llegan por la buena conducta en la utilización de los crecientes recursos que el modelo puso en manos de los gobernadores, el Estado parece ser eso y nada más: un aparato eficaz de administración. Un Estado que, por decisión ideológica o por incapacidad política no interviene para revertir el desempleo que -mucho más allá de los índices engañosos que muestra el Indec- asola la provincia. Cierra Consommé y deja en la calle a decenas de trabajadores pero las autoridades no se conmueven, o si lo hacen, esa conmoción no alcanza para tomar cartas en la defensa de la cuenca lechera que esa planta prometía incentivar. Cierra Carnes Pampeanas, siguiendo el camino de otros frigoríficos pampeanos, y la buena conducta que alaba la presidenta es papel mojado para los hogares que se quedan sin trabajo.
III - Las causas de ambos cierres son distintas y ambas difíciles de explicar como decisiones económicas en el marco de la responsabilidad social empresaria tan mentada y tan mentira. Una planta en plena labor sufre las consecuencias de un juicio iniciado por el empresario que la levantó con fondos del Estado y la abandonó en el primer contratiempo. La otra obedece a leyes del "mercado" que aconsejan no seguir faenando pese a la cuota Hilton y a la carne "no Hilton" que sobra y tiene mercado en toda la provincia y los alrededores. Ambos cierres sólo se explican en la ausencia de compromiso empresario con la provincia. A uno de los empresarios no le interesa si la planta cierra con tal de hacer valer sus presuntos derechos. A los otros solo les interesa lo que "pierden" hoy. Lo que ganaron antes o lo que pudieran ganar en el futuro no les alcanza para afrontar el desafío de seguir. Se cierra hasta que haya "mejores condiciones".
IV - ¿Pagarán ganancias los trabajadores despedidos? No es una cargada, es una pregunta obligada que debe hacerse a los que reclaman como prioridad del movimiento obrero organizado nacional, la reducción del impuesto a las ganancias. Ese impuesto grava los sueldos más altos, altísimos si se los compara con el subsidio de desempleo que, con suerte, cobrarán los despedidos. Mucho antes que el impuesto a las Ganancias a los sueldos, debería pelearse por el empleo que se pierde aquí y en otras provincias donde las automotrices, por ejemplo, han comenzado a suspender a miles de sus trabajadores. Por eso el paro en La Pampa no tuvo eco ni apoyo de ningún tipo, salvo, claro está la Agrícola que aprovechó la volada.
V - Y así, mientras la UOCRA advierte que hay miles de trabajadores sin empleo por la demora en las nuevas licitaciones, mientras los mercantiles aseguran que solo en Santa Rosa se perdió en el último mes un centenar de empleos registrados, mientras cientos si no miles de empleados municipales del interior de la provincia subsisten con miserables mil quinientos o dos mil pesos por mes sin contratos o directamente en negro, mientras trescientos quedan en la calle en solo un frigorífico en Santa Rosa y dos decenas en General Pico, mientras los trabajadores de Consommé son expulsados de su lugar de trabajo con la policía de noche en un operativo que remeda las peores prácticas y contradice el espíritu de la Constitución de La Pampa, mientras todo esto ocurre, el Partido Justicialista, que gobierna desde hace treinta años la provincia, hace mutis y solo habla para lanzar, en asados, candidatos nuevos que omiten cuidadosamente mentar la soga en la casa del ahorcado. (LVS)
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