Disparar primero, disculparse después
El polvoriento cementerio de la aldea afgana de Saracha tiene tres tumbas nuevas: las de Sahebullah, Wasihullah y Amanullah, tres de los cinco niños y jóvenes que el 4 de este mes murieron por un ataque aéreo de la fuerza invasora de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en este país.
Según los primeros informes de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), como se llama la misión de la OTAN liderada por Estados Unidos, los cinco eran "efectivos enemigos", "insurgentes", muertos por un "ataque de precisión". Según el cartel blanco que hay sobre sus tumbas, los muchachos son "mártires", personas inocentes asesinadas por error.
Wasihullah y Amanullah eran hermanos. Vivían en una casa cercana al cementerio de Saracha, en el distrito de Beshud, a la entrada de Jalalabad, la principal ciudad de la oriental provincia de Nangarhar. Su padre, Qasim Hazrat Jan, mostró el lugar en el que los mataron, justo detrás de su casa.
Amanullah tenía alrededor de 21 años (no es común que existan registros civiles en la zona), una esposa y tres hijas. Jan mostró un carné según el cual el muchacho trabajaba para las fuerzas del gobierno afgano desde marzo de este año.
Su hermano Wasihullah tenía 10 años y cursaba el quinto grado en la escuela de Samarkheel, cerca de Saracha.
En la noche del viernes 4, ambos se encontraban con Sahebullah, de 14 años, quien "era aprendiz en una herrería de Jalalabad", dijo su hermano, Nader Shah, de 35.
Asadullah Delsos y Gul Nabi eran los otros dos adolescentes que los acompañaban. Jan dijo que los cinco muchachos estaban sentados en el espacio abierto ubicado detrás de su casa "tras haber ido a cazar pájaros con 'badì'", armas de aire comprimido.
Alrededor de las 22 "oí la primera de tres prolongadas secuencias de disparos. Cuando paró, subí al techo y vi por lo menos dos helicópteros y, lejos de aquí, algunos aviones sin pilotos", relató. Entonces salió e intentó llegar al lugar donde estaban. "Pero los soldados estadounidenses me dijeron que me mantuviera alejado", señaló.
El hermano mayor de Dagarwal Jan Agha, Malim Said Agha, todavía no puede entender "cómo se pudo confundir a esos jóvenes con insurgentes. Eran solo niños. Los estadounidenses mataron a gente inocente. Las autoridades afganas confirmaron esto", dijo.
Ahmad Zia Abdulzai, portavoz del gobernador de la provincia de Nangarhar, dijo que el vicegobernador, "Mohammad Hanif Gardiwal, mandó un enviado a Beshud, junto con otro enviado por el presidente Hamid Karzai", y que "su investigación establece que ninguno de los cinco muchachos tenía vínculos con la insurgencia".
La ISAF todavía no ha admitido públicamente que el ataque aéreo fue un error. Contactado, el teniente coronel Will Griffin, de Relaciones Públicas de la fuerza, dijo que "todavía se está investigando el incidente. Sería inadecuado realizar declaraciones en este momento".
Según las familias de las víctimas, representantes de ISAF-OTAN admitieron el error en privado. "Uno de los comandantes extranjeros del aeropuerto de Jalalabad me invitó a su oficina el martes 8. Aceptó el error y se disculpó por él. Lo mismo ocurrió el día después en el palacio del gobernador", dijo Jan.
Ahmad Zia Abdulzai, portavoz del gobernador de Nangarhar, confirmó la reunión del miércoles 9. Participaron en ella su antecesor, Gul Agha Sherzai (quien renunció hace un par de semanas para postularse a las próximas elecciones presidenciales), su vice, Mohammad Hanif Gardiwal, varios representantes de las fuerzas de seguridad afganas y un representante del Ministerio del Interior.
Además, hubo algunos líderes tribales, los familiares de los cinco muchachos muertos y "dos enviados extranjeros" cuyos nombres se desconocen. "Los dos estadounidenses se disculparon, admitiendo que habían matado a personas inocentes", dijo Agha.
"Frente a todos los participantes dijeron que habían cometido un error", sostuvo Jan. Abdulzai señaló: "Los estadounidenses ofrecieron sus disculpas frente a las familias de las víctimas y a las autoridades de Nangarhar".
Los familiares de víctimas dijeron haber recibido algunos ofrecimientos de los "enviados extranjeros" como una forma de "compensación".
"Los estadounidenses dijeron que nos ayudarían, ahora y en el futuro", dijo Agha. "No ofrecieron ninguna suma de dinero, pero cuando nos fuimos del palacio encontramos algunos automóviles con sacos de alimentos. Todos acordamos rechazar esta oferta: somos pobres pero no vendemos nuestra propia sangre". (IPS)
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