La justicia reincidente
I -Poco después de que la más alta autoridad judicial exhibiera públicamente su mirada prejuiciosa sobre la sociedad, un colega puso en practica esos prejuicios para salvar al jefe de los fiscales de General Pico en el jury que se le siguió por el desastroso desempeño de la fiscalía en el caso Sofía. Confirma asi que la opinión de la ministra la semana pasada no es solo personal sino que integra ese particular universo que rodea al mundillo judicial. No son dos opiniones distintas sobre temas distintos, es el mismo pensamiento aplicado a la realidad que día a día los tiene como jueces.
II - La decisión del integrante del Superior Tribunal de Justicia a favor de la continuidad del fiscal piquense completa la opinión de su colega que opinó con una liviandad inaudita del problema de la inseguridad. Es curioso el estandar tan bajo de calidad en su trabajo que los funcionarios judiciales se exigen a si mismos y a sus pares. Si la actuación negligente del fiscal no alcanza para echarlo ¿qué debe hacer un funcionario para que el Estado lo desplace por no cumplir con los objetivos de su cargo? No se alcanza a adivinar cuál podría ser la respuesta.
III - Así, la justicia de la "inseguridad terrible" cayó en la semana nuevamente en la contradicción de actuar en contra de lo que deplora (o dice deplorar), sin hacerse cargo de que es parte del problema. Salvar a un fiscal negligente, la figura clave del nuevo código, refuerza la idea de la sociedad del poco compromiso de los funcionarios judiciales y esa falta de compromiso suele tener como correlato la negligente evaluación de algunos puntos claves en la lucha contra la inseguridad. El tratamiento de los reincidentes, por ejemplo, sujetos principales de los delitos más graves y violentos.
IV - En la semana numerosos vecinos se manifestaron contra la inseguridad por las calles de Santa Rosa. El disparador fue el caso de la mujer mayor asaltada con increíble violencia en Barrio Fitte. Los autores principales, con antecedentes, permanecen en prisión pero no se sabe cuánto tiempo más lo estarán. El pedido más atendible del reclamo ciudadano, el que no debe ser pasado por alto por la justicia, es el de no permitir que los reincidentes obtengan fácilmente la eximición de prisión pues está probado esa libertad los pone otra vez en carrera para continuar con sus tropelías. Si no se actúa en ese sentido, de nada valdrá rasgarse las vestiduras por la "terrible" inseguridad.
V - La municipalidad parece creer que solo es un organismo administrador. Que la política no es algo que lo ocupe ni preocupe y, así, pese a la crisis por la falta de terrenos y el altísimo precio de los que hay, se lava las manos ponciopilateanamente y le descarga toda la responsabilidad en la conformación de nuevos loteos a los propietarios e inmobiliarias. Si no hay servicios no hay loteos, es la muletilla que repiten los funcionarios pero entre esa pretensión y la realidad hay un abismo donde se caen, todos los días, beneficiarios de creditos hipotecarios que no pueden empezar sus casas porque no pueden pagar el precio que esta política restrictiva en la expansión de la frontera urbana tiene para el mercado de tierras local.
VI - Es, claramente, un resabio neoliberal. La persistencia de una forma de pensar que sedujo a muchos en los noventa y hoy, pese al maquillaje, sigue siendo su verdaderos rostro. Pero el Estado está no solo para gestionar, administrar, sino para cambiar la realidad. Un estado que no se planta para equilibrar la balanza que los especuladores inclinan a su favor, pierde sentido y se convierte en un ente que convalida las relaciones de poder sin alterarlas para hacer menos pesado el abismo económico que separa a la sociedad.
VII - La ampliación de la oferta de terrenos está encontrando en todo el pais funcionarios provinciales y municipales que intervienen activamente fomentando la aplicación de políticas que privilegian la función social de la propiedad urbana por sobre el derecho de propiedad privada. En una ciudad como Santa Rosa, la ausencia de planeamiento de la expansión conspira contra el acceso a la tierra urbana de las nuevas generaciones. Que el tema no preocupe, que no esté en la agenda de los que gobiernan, habla a las claras de la pertinacia de una forma de hacer política divorciada del interés público. (LVS)
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