Miércoles 18 de junio 2025

Veloz al romper, lento y caro para reconstruir

Redacción 17/03/2013 - 04.36.hs

El mismo día (sábado 9) que se daba cuenta de la decisión de un tribunal de condenar al ex presidente Menem por contrabando de armas, se hacía saber que el gobierno nacional ha resuelto cambiar por completo las vías del Ferrocarril Mitre, entre Buenos Aires y Rosario, a lo largo de los 300 kilómetros de su recorrido. Además, esa línea tendrá nuevos trenes.
La relación entre las dos noticias no es arbitraria. Fue esa misma presidencia la que dio el golpe final al sistema ferroviario del país, sin generar previamente las condiciones para el tránsito de automotores. El contrabando de armas de guerra (desde la Argentina hacia Ecuador y Croacia) se concretó mediante sendos decretos del mismo presidente, falseando el destino presunto. Se dijo que iban a Venezuela, y fueron a Croacia, que estaba en guerra, de modo que se violó una disposición de las Naciones Unidas y se engañó al pueblo argentino. También las armas para Ecuador no fueron al destino dicho en el decreto (Panamá), de modo que hubo un acto fraudulento, consumado luego. Ecuador estaba entonces en conflicto con Perú y la Argentina era garante de la paz entre ambos países, de modo que el garante vendió armas a uno de los contendientes. Además, perjudicaba a Perú, el país que fue tan leal con la Argentina cuando la guerra de Malvinas. Menem y demás acusados habían sido absueltos por el tribunal inicial, pero Casación Penal anuló esa sentencia y consideró culpables de contrabando (por el fraude) al presidente, a su ministro de Defensa y a varias personas más. Las penalidades deben ser establecidas por el tribunal inferior.

 

Trenes.
No hay un juicio por la liquidación del sistema ferroviario. Quizás sea imposible realizarlo, porque en este caso no hubo ocultamiento ni fraude y, sobre todo, porque el sistema había comenzado a ser desmantelado mucho antes, cuatro décadas antes. Simplemente, entonces (en los '90) se dio la puntada final. Quedaron pocas líneas, pero solamente sobrevivieron algunas de carga y los trenes metropolitanos, igualmente abandonados en cuanto a reposiciones para el buen funcionamiento. Casi todos los argentinos han visto (o han podido ver con sólo tener curiosidad) cómo se han estado borrando las líneas férreas y los hurtos sucesivos de los elementos que fueron abandonados en cualquier parte. En algunas vías se ve todavía el esqueleto de vagones y coches de pasajeros.
Al no haberse previsto suficientemente los problemas de reemplazo para pasajeros y carga, se ha producido lo que seguimos viendo: la creciente deficiencia del sistema de caminos para soportar la multitud de camiones y ómnibus que se han movilizado, a los que se ha sumado esa suerte de orgía de automóviles, que, además, superan la capacidad de las calles de las ciudades y pueblos y van pintando multitud de estrellas amarillas. Hay quienes estiman que se pensó en el negocio de los automotores al quitarles la competencia del tren., sensiblemente más barato. Como se ve en los países llamados desarrollados: en ellos el ferrocarril sigue jugando un papel crítico.

 

Costos.
No se ha hecho y puede que no sea posible hacerlo, un cálculo de costo en vidas humanas que ha deparado la apresuraba sobre población de rutas y calles por la discordancia entre el aumento del tránsito automotor y la aptitud de las rutas (la falta de autovías). Se privilegió el negocio automotor cuando ya la producción propia de petróleo había entrado en una curva descendente y hubo que aumentar la compra en el exterior.
Ahora asistimos a un retorno al tren, que se realiza con lentitud por la magnitud de los costos y porque, además, se había desmantelado la industria propia que proveía elementos para el tren. Hace muy pocos días se anunció que una acería restablecía su capacidad de producir vías, para satisfacer la demanda creciente.
Tuvimos, hace un año, la tragedia de Once, luego de la cual el Estado nacional decidió retomar esos servicios e iniciar un costosísimo proceso de reequipamiento e infraestructura. Sin tragedias de la misma resonancia, había sido necesario recuperar la empresa petrolera estatal y la aerolínea de bandera, también abandonadas por completo y vendidas en la misma década. Costará mucho más lo que queda por hacer y ni siquiera tenemos certeza acerca de la continuidad de este proceso de recuperar servicios de básica necesidad para que tener una nación con el desarrollo posible para sus recursos reales.
La coincidencia de las condenas mencionadas con la actualidad del ferrocarril es un hecho que parece generado por una extraña justicia para que este aspecto de nuestra realidad se muestre con tanta elocuencia.
Jotavé

 


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