Domingo 08 de junio 2025

Fondos ausentes

Redacción 27/11/2017 - 01.59.hs

El informe del INTA sobre la superficie afectada por el agua en la provincia, más de dos millones de hectáreas, es un dato que debe considerarse muy seriamente junto con la posibilidad de previsión de nuevos eventos catastróficos. Esa cantidad -en realidad mayor pues la nubosidad sobre algunas zonas dificultó el análisis satelital- resulta de la suma de las áreas inundadas, anegadas y con la capa freática muy cerca de la superficie.
Viene al caso citar el hecho ocurrido décadas atrás en una reunión del área de Asuntos Agrarios cuando un funcionario descalificó entre risas la posibilidad de inundaciones que figuraba en un recién llegado manual de protección ambiental. La anécdota, mas allá de su carácter risueño, evidencia lo aventurado de juzgar el clima según la pequeña escala de la vida humana.
La pregunta que cabe formular es si estas décadas lluviosas constituyen un ciclo o se trata, como algunos piensan, de un cambio climático más profundo? Desde luego que también debe considerarse la acción depredadora del ser humano que ha disparado modificaciones cuyos efectos se suman a los eventuales ciclos naturales.
En este escenario tan preocupante sorprende que el Fondo de Infraestructura Hídrica, que surge de un impuesto aplicado a los combustibles, dedique una bajísima proporción, apenas el diez por ciento, al control de inundaciones en zonas de producción agropecuaria, mientras la mayor parte va a parar a obras del conurbano bonaerense, ya muy beneficiado con el aportes de otros fondos nacionales.
A un panorama tan complejo se le debe agregar la escasa conciencia ambiental de un gran sector de los agronegocios que priorizan la ganancia rápida por sobre toda postura conservacionista. Los sistemas de producción agresivos y no sustentables son buenos ejemplos de esa actitud miope que sigue vigente como si no tuviera consecuencias graves.

 


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