Agenda reducida
La dura realidad de las últimas semanas ha obligado al presidente Milei a un cambio de planes en cuanto a lo que sus ideas y promoción personal respecta. El mandatario tenía planeado efectuar uno de sus discutibles viajes a los Estados Unidos buscando apoyo empresarial y con esperanzas de concretar una largamente anhelada entrevista con el presidente de los Estados Unidos.
La realidad lo aleccionó a la fuerza. No hubo vítores (como él pensaba) en su acto en un barrio de la provincia de Buenos Aires de donde, peor todavía, debió ser resguardado y rescatado por su custodia ante la animosidad de los vecinos que, increíblemente, era retribuida por el propio mandatario. Además uno de sus favoritos, el diputado Espert, debió huir según la expresión que revalidara un analista político “como rata por tirante”
Esas desdichas, sumadas a las recientes derrotas en el Congreso y el enorme escándalo desatado por las coimas que cobraba su hermana y el sistema que la acompañaba y el cachetazo sufrido por La Libertad Avanza en las elecciones correntinas, dieron por tierra con la mitad de las actividades que tenía previstas en el país del norte: presenciar una actuación de su ex pareja en un escenario de Las Vegas. Lo llamativo es que hasta que anuló esa parte del viaje, su nombre a secas –Milei—aparecía en los afiches promocionales, junto a los que hacían al espectáculo. La situación interna del país, más que los asesores de imagen, parece que lo convenció que esa andanza sería negativa.
La agenda presidencial quedó reducida a una entrevista con empresarios, a quienes seguramente no expondrá los resultados del plan económico, y a velar la esperanza de una cada vez más lejana entrevista con Trump, demasiado ocupado con sus asuntos locales y foráneos como para dedicarle minutos a un mandatario de un país sumido en el fracaso político y el caos económico.
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