Martes 06 de mayo 2025

Alcen la barrera y bajen la inflación

Redacción 23/03/2025 - 13.15.hs

Este gobierno nacional quedará en la historia como el de mayor promedio de papelones por semana. El de la barrera sanitaria es uno de los más recientes y nos toca de cerca a los pampeanos, porque viene de una larga lucha.

 

Para quienes no siguieron el tema en el día a día, vale reseñar que el martes pasado nos desayunamos con la buena nueva del levantamiento de la barrera sanitaria que impide el paso de la carne con hueso hacia el sur del país. Por obvias razones económicas, la nueva situación conviene a los intereses provinciales, por reabrir un mercado favorable y cercano para la industria frigorífica local.

 

Claro que ese cambio que favorece a la producción pampeana complica los intereses de empresarios sureños, a quienes parece importarles mucho más el cuidado de sus negocios que la mejora en los precios para quienes habitan su mismo suelo.

 

Para clarificar un poco más la situación: debido a la barrera instalada con el supuesto objetivo de “cuidar la sanidad de los alimentos en la zona”, el kilo del corte de asado cotiza al doble que en La Pampa.

 

Marcha atrás.

 

La medida puesta en marcha por el gobierno nacional duró apenas medio día. Los gobernadores del sur se quejaron y terminaron imponiendo su peso, a través de la presión por los votos de sus legisladores en el Congreso. La situación se dio justo en el momento en el que la gestión libertaria volvía a necesitar manos alzadas para sus cuestionables iniciativas en medio de una nueva marcha de jubilados frente al Parlamento nacional. En consecuencia, en pocas horas todo volvió a ser como era antes, con la salida elegante de postergar la medida “por 90 días” para armar una “mesa de diálogo”.

 

En definitiva, fue lo más parecido a un gol anulado por el VAR, tal como lo graficó el diputado pampeano –futbolero si los hay- Hernán Pérez Araujo. En la provincia se festejó durante un rato, hasta que lo “revisaron” y encontraron un justificativo para no convalidarlo.

 

Lo curioso fue que en la misma revisión de la jugada le cobraron “off side” a los inefables legisladores pampeanos que son opositores en su tierra y oficialistas ni bien salen de la provincia. Festejaron el gol como propio, se agarraron la camiseta, se besaron el escudo, hicieron “corazoncito” uniendo sus manos mirando a la tribuna, pero cuando dijeron que el gol que celebraban no valía, en vez de protestar agacharon la cabeza y se quedaron en silencio.

 

La situación dejó a las claras una nueva falta de sincronización en el gobierno nacional, donde un área toma una decisión y otra la desautoriza. Algunos dicen que el anuncio fue parte del operativo “distracción permanente”, en el que se lanzan dos ideas estrafalarias por día para evitar que se hable de lo importante: el dibujo de la inflación, la destrucción de la economía, la estafa con las criptomonedas, la brutal represión y tantas cosas más. Cuesta creerlo, porque pagan el alto costo político de sumar gente enojada en cada paso, en una demostración palmaria de un gobierno de alta improvisación.

 

Y la completaron al día siguiente, con una resolución que desconoce la pertenencia de La Pampa a la Región Patagónica. ¿Se necesita algo más para tomar conciencia del ninguneo presidencial hacia esta provincia?

 

Un tropiezo más.

 

Lo ocurrido con la barrera muestra también otra contradicción de un gobierno libertario que habla de avanzar con las libertades pero que no termina de levantar prohibiciones. Y le agrega una doble vara que desafía las más elementales normas de la coherencia en el pensamiento económico. Hace unas semanas se habilitó la exportación de hacienda en pie desde nuestro país al mundo, sin restricción alguna. Pero resulta que no se puede pasar con un kilo de asado con hueso envasado al vacío desde La Pampa hacia el sur. Increíble pero real.

 

Como dice la vieja canción infantil: “La farolera tropezó y en la calle se cayó”. Bien podría entonarla el gobierno nacional, que viene trastabillando hace rato sin acertar con sus medidas. La misma melodía pide que se “alcen las barreras para que pase la farolera”. Se podría actualizar la letra para adaptarla a estos tiempos, levantando de una buena vez la barrera sanitaria hacia el sur para que pueda pasar la carne con hueso. De este modo, nuestros hermanos patagónicos podrían pagar el asado a la mitad de lo que vale hoy en el sur. Hubiera sido el más genuino intento por bajar un precio en más de un año de gestión.

 

De este modo, el gobierno nacional, además de levantar la barrera, se puede empezar a dedicar a frenar la inflación, pero de verdad, sin dibujar estadísticas que no cree nadie. Es todo lo que le queda por exhibir: un porcentaje poco creíble, que para colmo el mercado no convalida.

 

A esta altura, ya parece que no hay barrera que se pueda levantar para salvar a una economía destrozada por el autodenominado “topo” que confesó que su objetivo es “terminar con el Estado”.

 

Dicen que estamos viendo una película repetida, con un plan condenado al fracaso. Al ministro ya lo conocemos y sabemos cómo terminó. ¿Queda alguna razón para pensar que ahora el final será distinto?

 

DANIEL ESPOSITO

 

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