Domingo 21 de abril 2024

Así se coloniza hoy a un país

Redacción 26/01/2022 - 01.03.hs

Ya no se conquista a los países subdesarrollados con bombardeos o invasiones militares, salvo que tengan gobiernos demasiado irritantes para el eje Washington-Londres-Bruselas, que es lo mismo que decir Occidente, OTAN, sistema financiero global (FMI-Banco Mundial), etcétera.

 

El expresidente norteamericano entre 1797 y 1801, John Adams, lo dijo con sinceridad brutal: "hay dos formas de conquistar y esclavizar una nación; una es con la espada, la otra es con la deuda".

 

Argentina vuelve a probar esa amarga medicina, como cada vez que un gobierno de derecha la cargó de deudas, muchas fraudulentas, obedeciendo el catecismo del sometimiento. Y otra vez es un gobierno popular el que debe pagar. Es un mecanismo tan perverso como brutal.

 

Hay poderosos sectores internos que apoyan y se benefician con el desastre, aquí y en todo el mundo: las elites económicas y su prensa insidiosa. Son los socios locales del capital extranjero, los que apoyan o ejecutan las políticas antinacionales, una palabra antigua y casi fuera de uso pero que hoy adquiere absoluta vigencia. Son los que provocan corridas al dólar, atacan en las bolsas, juegan al "riesgo país"... Estrategias para disciplinar a la clase política y a buena parte del electorado.

 

La hoja de ruta del FMI es la de siempre, la misma que detonó a los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa: bajar el déficit fiscal, es decir la inversión pública, en forma dramática aunque todavía estemos en plena pandemia; devaluar la moneda para acercarla al dólar ilegal (que mueve volúmenes insignificantes en el "mercado paralelo"), archivar la obra pública con todo lo que ello implica. El FMI tampoco cede en ampliar los plazos de pago ni en bajar la sobretasa abusiva de interés.

 

Si el radicalismo apoya estas medidas estará olvidando lo que le sucedió a Alfonsín y a De la Rúa. ¿Tanta amnesia -y acatamiento- le exige la sociedad con la derecha macrista endeudadora?

 

La pulseada entre el FMI y el gobierno, que insiste en su voluntad de llegar a un acuerdo pero sin resignar crecimiento, consume tiempo y se acercan horas decisivas porque este viernes vence un pago de 731 millones de dólares.

 

El manual para someter a un país sin necesidad de una intervención militar, como explicaba Adams, está en plena ejecución. No hace falta la espada porque está la deuda.

 

En estas horas se define si Argentina vuelve al redil colonial del sistema financiero diseñado por EEUU y secundado por Europa, las potencias neocoloniales, o se atreve a transitar un camino de soberanía, que no será fácil pero que no someterá al país a la humillación de tener que rendir cuentas al FMI y a recibir órdenes de cómo debe invertir el Estado. Eso significará menos educación, salud, obra pública y bienestar, y más pobreza, desigualdad, atraso y dependencia. No es teoría, es pura práctica. Ya lo sufrimos antes; y no solo los argentinos sino una multitud de países.

 

En esta catástrofe nos metió el macrismo, y ahora sus dirigentes pretenden lavarse las manos como Pilatos. En realidad, si fuéramos verdaderamente soberanos, y tuviéramos la suficiente voluntad política y determinación, deberíamos obligar a pagar a quienes generaron la deuda. Sería de estricta justicia.

 

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