Miércoles 24 de abril 2024

Avances contra nuestra soberanía

Redacción 02/06/2022 - 09.03.hs

Varias voces vienen alertando últimamente sobre los avances de oscuros intereses que afectan a la soberanía nacional en diversos frentes. Una de tales voces pertenece al periodista y escritor chaqueño Mempo Giardinelli quien, a través de un diario porteño, aporta información impactante acerca de acciones y omisiones que deberían alertar a los argentinos, al menos a quienes pretenden vivir en un país con autonomía política y económica.

 

En uno de sus últimos artículos profundiza en varios temas que, por su gravedad, dejan un regusto amargo. En ese trabajo el periodista expone algunos casos que deberían causar alarma, como el de los dos aeropuertos privados que existen en nuestra Patagonia, que son tan grandes como el de Aeroparque y pertenecen al magnate inglés Joe Lewis, el mismo que es poseedor de un intocable establecimiento en Lago Escondido, en plena zona de frontera con Chile. Entre esas dos terminales aéreas el extranjero se moviliza sin obstáculos, con la operatividad que le permiten sus modernos equipos.

 

También menciona Giardinelli lo que sucede en nuestro mar austral, en donde, para vergüenza de los argentinos y en cumplimiento de los tratados que firmara Macri, los permisos de pesca y de cateos en el fondo oceánico de nuestra plataforma continental en busca de minerales, los otorgan los ingleses usurpadores de Malvinas.

 

Más cerca del país central, en una de las regiones cerealeras más productivas y mejor dotadas del mundo, junto a uno de los ríos de mayor caudal en el planeta, las concesiones a difusas compañías cerealeras -siempre ajenas al país- convierten al Paraná, un río interior de la Argentina, en una vía abierta al comercio internacional -que incluye contrabando y narcotráfico-, sin control efectivo por parte de las autoridades. Y ello por no hablar de que esos mismos intereses promueven modificaciones a ese recurso fluvial sin la menor preocupación por el cuidado ambiental, a pesar de que no faltan organismos y funcionarios que no paran de hablar de su compromiso con la ecología y la vida saludable.

 

El mismo columnista sintetiza su desazón con una frase inapelable: "duro decirlo, pero nos están partiendo la Argentina; las Malvinas y las Islas del Atlántico Sur son hoy, de facto, británicas". El panorama aparece como mucho peor si se considera que buena parte de esas vergonzosas concesiones y permisos ocultan detrás de sus textos los nombres de funcionarios públicos e instituciones nacionales que avalaron los informes que cimentaron esas medidas antinacionales. Frente a ese proceder hay que descartar la ingenuidad y, obligadamente, pensar en que se trata de "topos" que, con la habilidad y el sigilo que la caracteriza, ubicó la derecha neoliberal. Qué hacen y cómo proceden los estamentos que están por encima de ellos -que con seguridad conocen esas operaciones- es un misterio.

 

En un antiguo atlas europeo, acaso no tan viejo porque ya en esos tiempos se clamaba la nacionalidad y los valores argentinos, se indica que la Patagonia aparece como un incierto dominio británico. Frente a esa expresión cartográfica, aunque duela, cabe pensar que la actualidad no parece ser tan diferente.

 

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