Martes 06 de mayo 2025

Debate cero

Redacción 10/03/2025 - 00.16.hs

El jueves a la tarde, a través de un comunicado de la Oficina del Presidente, el gobierno anunció que “dictará y remitirá al Congreso nacional” un decreto de necesidad y urgencia (DNU) para sellar el acuerdo con el FMI. Ese DNU debería ser aprobado por las cámaras de Diputados y Senadores. El comunicado agrega que “dicho acuerdo implicará una operación de crédito público mediante la cual el Tesoro Nacional cancelará deuda existente con el Banco Central”.

 

Eso se llama ganar tiempo: negociar con el FMI el acuerdo usando como cobertura el DNU mientras se intenta que el mismo atraviese el tratamiento en ambas cámaras con la menor discusión posible. Es decir: utilizar las formas democráticas para llevar adelante procesos poco democráticos.

 

El ministro Luis Caputo justificó la emisión del DNU porque están ante un caso de “necesidad y urgencia” y el kirchnerismo lo iba a retrasar.

 

Lo que insinúa el ministro es que el Parlamento es un estorbo. Pero en la Argentina está vigente la ley de fortalecimiento y sustentabilidad de la deuda pública, sancionada en 2021. En el artículo 2 dice textualmente: “Dispónese que todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional(FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”. Por lo tanto, lo que está diciendo Caputo es que no van a cumplir con la ley.

 

El gobierno necesita fondos frescos porque efectivamente tiene un cronograma de vencimientos muy difíciles de cumplir. No ha logrado, a pesar de concesiones como la rebaja de las retenciones, consolidar un volumen de reservas que le permita mantener disipados los escenarios futuros, sobre todo en un año electoral. Esos fondos frescos son necesarios para refinanciar vencimientos que se van a producir el año que viene. El préstamo del FMI le daría aire para llegar a las elecciones sin sufrir una crisis.

 

Si el Fondo está interesado en respaldar esta gestión, es probable que termine acordando. Pero es una ayuda electoral para el gobierno, que no traerá beneficios para el país. La Argentina va a tener más deuda, va a pagar más intereses, con lo cual va a tener que hacer más ajuste del gasto público para mantener el equilibrio fiscal y además tendrá que hacer todo lo que el Fondo le pide que haga en materia fiscal, monetaria y cambiaria.

 

En otro orden de cosas, en una intervención de alrededor de dos horas, Donald Trump brindó el lunes por la noche su primer discurso en el Congreso en su segundo mandato. Sobresalió el parecido con los contenidos y el estilo de Javier Milei. Utilizando un dicho popular, “parecen cortados por la misma tijera”.

 

Sin embargo, tienen también diferencias: el presidente argentino, por ejemplo, ratificó la apertura sin límites de las importaciones. Por el contrario, el mandatario de los EE.UU. reafirmó la mayor cantidad de trabas al ingreso de productos importados a su país. Por lo cual, los dos jefes de Estado se parecen mucho en sus estilos, pero se diferencian en su concepción sobre la apertura de la economía, entre otros temas.

 

El gobierno argentino continúa tensionando los límites institucionales. En la negociación con el Fondo intenta los mil modos de atravesar el tratamiento parlamentario sin que se debata en lo más mínimo el contenido del acuerdo con el organismo internacional. (Por Carlos Heller, diputado nacional y presidente del Partido Solidario).

 

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