Martes 26 de marzo 2024

¿El último tren de la esperanza?

Redacción 07/08/2022 - 12.29.hs

El presidente y el nuevo ministro de Economía reinauguraron un tramo de servicio ferroviario, mostrando en el final de la semana un simbolismo del destino argentino. No queda mucho más por decir, solamente resta esperar que el nuevo rumbo sea el acertado y que no nos lleve a todos a una vía muerta.

 

Si el éxito no acompaña a esta nueva gestión, ya sabemos lo que nos espera con un nuevo gobierno de otro signo político, de corte neoliberal. No solo nos tendremos que olvidar de soñar con el regreso del tren, sino también del resto de las obras públicas reactivadas por esta gestión y que habían sido absolutamente abandonadas en la anterior. En ese enorme paquete hay viviendas, rutas, hospitales, escuelas y tantas cosas más que apuntan a la mejor calidad de vida del pueblo argentino.

 

Y entre todas esas reactivaciones también está el tren, que abre una nueva posibilidad para La Pampa, con un ramal que cada vez se acerca más, justo cuando -vaya paradoja- los pampeanos estamos a poco de quedarnos por un largo tiempo sin conexión aérea por una reparación integral en el aeropuerto santarroseño.

 

Las dos oposiciones.

 

Dentro de ese panorama complicado que tiene el oficialismo, la mayoría de la dirigencia opositora opta por la mezquindad de pensar exclusivamente en su propio bienestar y meter chicanas y palos en las ruedas contra el gobierno.

 

Entre todos ellos, se destacan los "hombres de campo". En esa línea están enrolados los ruralistas que dicen públicamente y sin tapujos que con sus producciones hacen lo que quieren y que la venden cuando les conviene. No les importa qué necesita el país, la provincia o el pueblo en general. Pero claro, después cuando el campo se les inunda, o se les seca, seguramente son los primeros que se anotan para pedir una "emergencia agropecuaria" que les posibilite zafar de pagar impuestos, mientras el Estado les arregla los caminos vecinales para que puedan transitar mejor con sus modernas camionetas "4x4". Claro, en este caso también hacen "lo que les conviene". Sería bueno, ahora que pueden vender más caras sus producciones por la renta inesperada que genera un conflicto bélico en la otra punta del planeta, que también hagan un "aporte inesperado" al Estado para ayudar a los que peor la están pasando. Pero claro, eso no está en el ADN de esta gente. Es que hay muchos de ellos que están identificados con el macrismo, al que incluso más de uno representó como funcionario o como legislador. Y son los mismos que después se enojan cuando el nuevo secretario de Agricultura les pide a sus interlocutores de la Mesa de Enlace que asuman su filiación política para poder hablar con mayor franqueza. Ahí responden con repudios y dicen que son del "Partido del Productor". Habría que agregar, simplemente, que son del "Partido del Productor Neoliberal" y todo quedaría más claro para la sociedad argentina.

 

Por suerte hay otros opositores, como el diputado nacional Martín Berhongaray, que va por el lado de los proyectos constructivos. En la misma semana, dos iniciativas suyas fueron tomadas por el gobernador Sergio Ziliotto para darles curso positivo. En un caso apunta a la creación de la Casa de La Pampa en San Luis, que irá por la senda del "Tratado del Caldén" con la hermana provincia puntana. El otro es para declarar como "Patrimonio histórico" a la documentación original de la creación de la Comisión Popular de los Ríos Interprovinciales Pampeanos, hallada por el legislador entre los papeles que atesoraba su padre Antonio Tomás Berhongaray, recordado dirigente radical y gran luchador por los recursos hídricos.

 

El bien común, por encima de la bandería política, marca la diferencia entre unos y otros opositores.

 

Destino final.

 

En medio de este clima político se debate el gobierno nacional, mientras desde la provincia los pampeanos esperamos que de una buena vez por todas se encarrile la locomotora y se vayan enganchando los vagones del trabajo genuino, los salarios recuperados, las jubilaciones dignas, la producción en marcha, las exportaciones encaminadas y las cuentas equilibradas.

 

Así las cosas, pareciera ser éste el último tren de la esperanza argentina. Esperemos que nos lleve a buen destino, para no terminar en "pampa y la vía".

 

DANIEL ESPOSITO

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?