Lunes 15 de abril 2024

Elección y proscripción

Redacción 20/05/2023 - 01.08.hs

El mensaje de la Corte Suprema fue más fuerte que el operativo clamor. No es renunciamiento. Cristina Kirchner fue obligada a tomar esta decisión. Si fuera renunciamiento, la responsabilidad de la decisión estaría en ella. Pero la proscripción implica una falla institucional grave que obligará a una de las fuerzas políticas mayoritarias a competir en una situación muy desfavorable.

 

La única decisión que podía tomar la vicepresidenta era afrontar ahora la proscripción o esperar a la condena en firme que debe salir de la Corte, como le sucedió al gobernador de San Juan, Sergio Uñac, cinco días antes de las elecciones. Al adelantarse a la condena en firme, le dio la posibilidad al Frente de Todos de hacer campaña sin temor a perder el candidato.

 

Si esperaba a que la condena en firme saliera como en San Juan, cinco días antes de las elecciones, hubiera quedado más clara la intención proscriptiva del tribunal que la juzgó y de las distintas instancias que debe atravesar la sentencia hasta llegar a la Corte. Pero en ese caso, el Frente de Todos se quedaba sin candidato, lo que hubiera puesto al país al borde de la violencia.

 

La conciencia de que Cristina Kirchner no será candidata crea una sensación de vacío hasta en sus críticos de la interna peronista. La persistencia de la crisis y los rebotes complejos que genera cada parche que se le pone creó la necesidad de una intervención enérgica que corte por lo sano.

 

La vicepresidenta proyecta la imagen más fuerte en ese cuadro. Cada vez que tuvo que hacerlo lo hizo. En su gobierno puso en caja a los diferentes sectores que trataron de sacar ganancia en detrimento de la mayoría. Y aunque no faltan quienes también la responsabilizan por la crisis actual, también es cierto que una característica de este gobierno al cerrar la negociación con el FMI fue el desencuentro entre el presidente y su vice.

 

La desazón que generará su ausencia en las listas de candidatos corre el riesgo de profundizar la falta de confianza que se ha extendido en los sectores de la sociedad más agobiados por la carestía de la vida. El Frente de Todos puede elegir sus candidatos en unas internas o avalar a aquel que sea más representativo de las posiciones de Cristina Kirchner, para tratar de contener el caudal mayoritario de votos que convoca la vicepresidenta. Y tiene que ser además un candidato que traccione.

 

Y se da por descontado que Cristina Kirchner deberá tener un papel central en la campaña del que resulte designado por el Frente de Todos. En cada acto de la campaña, Cristina deberá estar junto al candidato. Hay una cierta reminiscencia a otras épocas con elecciones donde estaban proscriptos los candidatos del peronismo. Se votó en blanco, se buscaron alianzas o se eligieron candidatos leales que ganaron las elecciones y fueron anuladas por los militares, como fue el caso de Andrés Framini, durante el frondicismo, o el de Héctor Cámpora, que le abrió paso a la candidatura natural del general Perón.

 

No será la primera vez que los candidatos del movimiento popular sufran la proscripción del sistema. Y en este caso, como en todos los anteriores, quedó lesionada la legitimidad del acto electoral y del sistema que las engendró.

 

El Frente de Todos deberá competir en evidente desigualdad porque no puede llevar como candidata a su principal dirigente. Y aún así tiene la responsabilidad de ganar para transformar y democratizar ese mismo sistema que lo proscribe. Es una historia que se repite. (Por Luis Bruchstein, extractado de Página 12)

 

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