Lunes 05 de mayo 2025

¿Inicio de una nueva era?

El aire de los tiempos favorece y potencia el acenso de las ultraderechas y con ellas la idea de que estarían en juego transformaciones profundas a escala mundial.

 

Eduardo Lucita *

 

Con el regreso de Donald Trump, el capitalismo neoliberal ingresa en su fase más reaccionaria y abre una nueva etapa de impacto global.

 

Donald Trump se ha convertido a partir de este lunes 20 en el primer presidente de los EEUU que vuelve al poder luego de haber sido derrotado. Caracterizarlo como un bufón prepotente y tantas otras cosas que se dicen es quedarse en la superficie, no alcanzar a ver lo que representan Trump y la fracción capitalista que lo ha promovido y en la cual se apoyará en su nuevo mandato.

 

A diferencia de su primer mandato, que se apoyó en los trabajadores blancos desocupados del cinturón oxidado -esta tarea quedó a cargo del vicepresidente Vance- ahora lo hace en la fracción capitalista más dinámica de este tiempo, la IA. De hecho, los multimillonarios del sector estuvieron en primera fila en el acto de la toma de posesión del mando.

 

Este mismo martes, Trump anunció una inversión de 500.000 millones de dólares para construir en el sector privado una infraestructura de IA en el país. Según las definiciones sería “el comienzo de una nueva era en la IA” y un puntal en la competencia con China.

 

¿Hacia un liderazgo autoritario?

 

Fue elegido con menos votos que la vez anterior, pero surge con mayor poder político que entonces. Tendrá el control de los poderes ejecutivo y legislativo. Podrá nombrar jueces federales y cuenta ya con una Corte Suprema que le es favorable. Por si fuera poco, ganó también el voto popular y controla el Partido Republicano. La contrapartida es que la oposición demócrata ha quedado en una crisis profunda, tanto de identidad como de liderazgo y sin proyecto.

 

Como lo demostró con las primeras órdenes ejecutivas firmadas no bien terminó el acto de asunción (cierre de la frontera con México, retiro de EEUU del Acuerdo de París y de la OMS, indulto a cientos de personas involucradas en el intento de asaltar el Capitolio en enero de 2021…), está en condiciones de avanzar contra el progresismo (agenda Wok) y contra el régimen de la democracia liberal; derogar leyes que regulan derechos de las mujeres, de la comunidad LGTBIQ, de protección ambiental, de endurecer las leyes de inmigración, de favorecer la portación de armas y la mano dura policial… Las milicias supremacistas que forman parte del trumpismo tendrán vía libre para desarrollarse. En el horizonte cercano está la posibilidad de un liderazgo autoritario con tintes facistoides. Neofascismo democrático como se dice ahora.

 

Proteccionismo y geopolítica.

 

Si logra hacer efectiva buena parte de sus propuestas económico comerciales, que tienen un fuerte sesgo geopolítico, estará abriendo las posibilidades para una nueva época a escala mundial,

 

Make América Great Again (MAGA-Hagamos Grande EEUU Nuevamente) es el eje central de su propuesta, ya que parte de la evidencia del debilitamiento geopolítico de EEUU, en contradicción con su poderío económico-militar, lo que se agudizó bajo los cuatro años de la administración Biden a partir de la estrepitosa salida de Afganistán, que además habría dejado un vacío político interno. Por lo tanto, su punto de partida es América First (EEUU Primero).

 

Un primer paso es la vuelta al proteccionismo implantando una tarifa universal de entre el 10 y el 20% sobre todos los productos importados y un arancel de hasta el 60% para los provenientes de China. Esto iría acompañado de una rebaja de impuestos a las corporaciones y a las grandes fortunas, y un conjunto de incentivos fiscales, buscando relocalizar empresas e incentivar las inversiones, especialmente en infraestructura (algo en lo que no le fue bien en su primer mandato). Como derogaría normas ambientales, daría luz verde para ampliar la explotación de recursos fósiles como petróleo y carbón (bajaría el precio de la gasolina y su peso en el costo de vida) e impulsaría una mayor cosecha de soja, lo que aumentaría la oferta y su contrapartida, la baja de precios de los conmodities.

 

Tanto el vicepresidente como el nuevo secretario de Comercio participan de la idea de que el comercio internacional tiene que servir para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y son contrarios al libre comercio. Conviene recordar que en su primer mandato Trump cuestionó permanentemente a la OMC y ha sido contrario a la globalización y al libre comercio, porque entre otras cosas en ese terreno pierde con China.

 

Hay que decir que recibe una economía en crecimiento (2.5-3% anual) con baja tasa de desempleo (4-4.5%), salarios mejorados, pero todavía debajo de los índices de productividad alcanzados en las últimas décadas, y una inflación en baja, pero con precios todavía altos. Las nuevas medidas potenciarían esta situación y tendrían fuerte impacto geopolítico.

 

Paz y expansionismo.

 

El segundo mandato de Donald Trump dio inicio con una buena noticia. El alto el fuego en la invasión de Gaza y un acuerdo de tregua, que Trump se lo adjudica. Si se cumple tal como fue firmado, favorece ampliamente al pueblo palestino (es una victoria en medio de tanta muerte y desolación). Claro que es un acuerdo “temporario” y que depende mucho de la fragilidad de las tensiones internas en el gobierno israelí. ¿Cómo puede impactar esto en la guerra ruso-ucraniana, cuando Trump prometió la paz en 24 horas? Es lo que ahora está en discusión. Al mismo tiempo dio rienda suelta a su vocación imperial: prometió recuperar el Canal de Panamá, comprar Groenlandia y cambiar la denominación del Golfo de México a Golfo de América.

 

Poder político y nueva era.

 

Los acontecimientos del lunes pasado marcan el cambio de poder político en la Casa Blanca. El futuro de la globalización y el multilateralismo es hoy un gran interrogante. Más allá de la disputa comercial EEUU/China, lo que estaría hoy en discusión en un acuerdo estratégico entre las dos grandes potencias, que las nuevas tecnologías y la digitalización total producto de la implementación masiva Inteligencia Artificial (fracción más dinámica del capital en la se apoya Trump) imponen cambios estructurales en todos los niveles. La suma de todos estos factores dan pistas para pensar que lo acaecido el lunes 20 es el inicio de un cambio de época. Todo esto tendrá repercusión en la Argentina de Milei.

 

Claro que una cosa son los objetivos presidenciales y otra los límites que pueda imponerle la realidad.

 

* Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).

 

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