La CIA y su relación con La Pampa

El cine, las novelas, la política-ficción —y también la concreta— han impuesto sobre las sociedades modernas un mito más o menos real, a menudo oculto pero casi siempre poderoso, especialmente por su proceder al margen de las leyes establecidas y según las necesidades e intereses de los Estados o de quienes los dirigen. Así la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana, la KGB rusa, el Servicio de Inteligencia inglés y, en menor medida pero no menos efectiva, la Seguridad francesa, a los ojos del ciudadano común han pasado a ser entes difusos, con algo de irrealidad pero dignos de tener en cuenta en sus concepciones y procederes.

Recientemente el periodista Alejandro Crivisqui en una nota que sacudió algunas áreas del país afirmó que “La CIA tiene 160 Legisladores y funcionarios a sueldo en Argentina ( muestra el detalle de la lista completa, según su investigación). Destina U$ 380 Millones anuales a esta estructura” y, para mayor detalle, en el informe hecho público en Internet dio a conocer las fotografías de todos los implicados en su explosiva afirmación en la que señala que el conjunto “atraviesa prácticamente todas las estructuras partidarias con presencia institucional”.

La actividad se ejerce a través de una de las tantas fundaciones que pululan por la Argentina: Red de Acción Popular, cuyo objetivo confeso, un tanto vago, es “ocupar espacios de poder para trasformar el país en función de valores y conductas compartidas”. También la de “apoyar a los buenos políticos”, una intención que trasciende las fronteras argentinas ya que ha obrado junto con gobiernos latinoamericanos de diversas orientaciones políticas.

Y aquí la inesperada relación con La Pampa. En la lista suministrada figuran tres destacados políticos de la provincia. De ser cierta, la denuncia es grave ya que dice sin medias tintas que se trata de una amplia red a sueldo de políticos, periodistas y jueces que garantizan el cumplimiento de sus objetivos.

La noticia -inmediatamente desmentida por los implicados— tuvo una vasta difusión en distintos medios informativos, tanto por lo sorpresivo de su índole como por la condición de quienes integran la lista, y tanto que acaso merecería una refutación más amplia por lo espinoso de su contenido, por más que algunos de los nombrados reconozcan una participación política sin remuneración alguna, en la institución.

Más allá de las especulaciones sobre la acción de esta agrupación sospechada como informante de la CIA, uno de sus presuntos integrantes pampeanos, el candidatos a diputado nacional, Francisco Torroba, cayó en una gaffe de aquellas, sorprendente en un político de su experiencia. Al elogiar la tendencia opositora a la que apoya –Horacio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales— la calificó de “potente” y que, “después de cuarenta años de democracia, Argentina necesitas diálogo y esta fórmula lo garantiza”.

La afirmación peca largamente de desafortunada ya que fue hecha en momentos en que Jujuy, la provincia de la que Morales es gobernador, se ve sacudida por una conmoción interna de reclamos de índole variada a los que Morales responde con una muy fuerte represión, que lleva ya varios días. En definitiva: que el hombre no parece muy propenso al diálogo que, según Torroba, estaría en condiciones de garantizar.