La estrategia de responsabilizar a los demás
Ya hay señales de desaceleración del crédito y ello agravará la situación económica.
Por Carlos Heller*
En los últimos días, tras conocerse el contenido de los audios acerca de supuestos sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad, recrudeció la estrategia del gobierno de responsabilizar a “los demás” por los daños que está sufriendo su imagen. Desde mi punto de vista la lectura que debe hacerse es otra. El cambio de opinión que estarían mostrando algunas encuestas no es culpa de la oposición sino de las políticas de la actual administración nacional, que afectan cada vez más a la actividad económica, al empleo y a los ingresos reales de grandes segmentos de la ciudadanía.
En materia económica, según el gobierno, las dudas de los inversores respecto de las posibilidades de éxito en octubre estarían generando más incertidumbre financiera, mayores tasas de interés y un impacto en el nivel de actividad. El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó: “nosotros creemos que esta suba de tasas va a ser transitoria, porque las elecciones serán muy favorables para LLA”.
El gobierno utiliza una manera técnica para tratar de eludir responsabilidades por la suba de tasas, argumentando que las mismas son “endógenas”, es decir, que están determinadas por el mercado.
Sin embargo, el Banco Central incrementó fuertemente los encajes desde julio para “secar la plaza” y que suban las tasas, y así mantener controlados el tipo de cambio y la inflación. Lejos de toda “endogeneidad”. Además, hay también un hecho estructural que no menciona el oficialismo y que tiene que ver con la existencia de una situación de endeudamiento público que tampoco se sostiene en el mediano plazo.
Las tasas de interés continuaron elevándose durante la semana. La Tamar de bancos privados alcanzó un máximo de 66,13%, lo que lleva a un mayor encarecimiento del crédito. Es así que la tasa de adelantos en cuenta corriente alcanzó en agosto un máximo de 83,9 y la de personales de 79,4%. Ya hay señales de desaceleración del crédito y ello agravará una situación económica que de por sí ya era complicada.
En un contexto como este, al que debe sumársele la caída del ingreso disponible de las familias, en el sexto mes del año la mora crediticia en el sistema financiero se incrementó, hasta alcanzar el 2,9% de la cartera total de préstamos al sector privado (1,4 puntos más que en diciembre pasado). El deterioro más significativo se concentró en las financiaciones al consumo, cuya mora prácticamente se duplicó. En préstamos personales llegó a 6,4% y en tarjetas de crédito a 4,4. Este incremento significa que hay más personas que no han podido pagar la tarjeta de crédito, y al mes siguiente tendrán dificultades para seguir comprando por este medio; por lo tanto, van a consumir menos, las empresas van a vender menos, y así sucesivamente.
Preocupante.
En el análisis de la evolución del mercado de cambios, resulta interesante comparar los resultados del acumulado de los primeros siete meses de este año, conocidos este viernes. Al centrarse en los principales sectores, se observa que mientras “Oleaginosas y cereales” generó ingresos netos de divisas por U$S 19.955 millones, las compras netas de divisas de las personas humanas (principalmente con destino a compras de billetes y a inversiones en el exterior) alcanzaron los U$S 19.045 millones: un preocupante panorama fruto de la eliminación del mal llamado “cepo” cambiario.
Adicionalmente, los pagos netos por consumos de bienes y servicios con tarjetas, viajes y pasajes alcanzaron los U$S 963 millones durante julio. En el acumulado del año, este gran rubro ya suma U$S 6.327 millones de egresos netos de divisas.
En el evento anual del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) el presidente Javier Milei señaló: “si el Congreso planea empecinarse en aumentar el gasto de forma negligente, vamos a vetar cada cosa que inventen; si no logramos sostener los vetos, los vamos a judicializar; y si no los podemos judicializar, vamos a recortar el gasto en otro lado”. ¿Cuál podría ser la razón para tildar de “negligente” el rechazo del veto a la ley que declara la emergencia en discapacidad?
En la reunión del CICyP, el Presidente también señaló: “hemos bajado impuestos, y pensamos seguir haciéndolo”. Un discurso a la medida del auditorio. No hay que perder de vista que la última encuesta de ejecutivos de IDEA plantea que el primer “obstáculo” para que las empresas crezcan es la “carga impositiva”. En este sentido, ya se dejó caer el impuesto PAIS (que recaudaba cerca del 1% del PIB), se eliminaron y bajaron retenciones y se redujeron significativamente las escalas y las tasas del impuesto a los bienes personales.
Algunos analistas empiezan a poner en duda que el Tesoro alcance la meta de superávit primario del 1,6% del PIB para 2025, un guarismo tendiente a mostrar compromiso con el ancla fiscal. Lejos de todo mérito, ya que esa suba no vendría de la mano de una economía en expansión o con un esquema tributario progresivo. Sería con cargo a grandes recortes de beneficios e ingresos en los sectores medios y los más vulnerables.
Deuda.
En tanto, los mayores intereses de una parte de la deuda licitada recientemente impactarán en el resultado financiero, mientras que la parte que se capitaliza redundará en nueva deuda. En este marco, dada la declarada intención de cumplir con el ancla fiscal, no hay buenas noticias para lo que resta del mandato: se puede augurar un ajuste del gasto que no tiene fin.
El problema, en definitiva, radica en las decisiones que adopta este gobierno. No es culpa de lo que ocurre en el Parlamento, espacio en el que importantes mayorías, que representan a la ciudadanía, están tratando de recomponer la situación de los sectores más golpeados por las políticas públicas.
La expectativa del oficialismo está puesta en conseguir los apoyos internos y externos necesarios para avanzar con las reformas pendientes acordadas con el FMI.
La intención es sentar las bases para que, principalmente, vengan inversiones en sectores como la minería y la energía. Si dichas inversiones ingresasen, no se van a resolver por esa vía los problemas que tiene la Argentina. Estas actividades podrían llevar incluso a un crecimiento del PIB, pero no tienen prácticamente derrame en términos de empleo y de encadenamientos productivos.
Por su parte, la flexibilización laboral podría eventualmente implicar también la posibilidad de mayores niveles de registración de empleo, pero con menores derechos y peores salarios.
No alcanza con que la economía crezca, si ello genera un empeoramiento en las condiciones de vida de la mayoría de la población. Como siempre digo, el problema es el modelo. (* diputado nacional por UxP).
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