Jueves 11 de abril 2024

Muertes extrañas que se silencian

Redacción 22/02/2023 - 00.31.hs

Otra extraña muerte vinculada a la investigación contra el falso abogado Marcelo D’Alessio se produjo en los últimos días sin que tuviera mayor repercusión en los grandes medios porteños. El cuerpo sin vida de Eduardo Ariel Menchi apareció con un tiro en la cabeza en el departamento que alquilaba. En el lugar no se encontraron rastros de lucha, ni lesiones defensivas en el cuerpo, ni señales de forzamiento de las cerraduras lo cual hace presumir en un suicidio; sin embargo el juez interviniente decidió mantener la causa abierta.

 

Menchi había sido procesado junto con D’Alessio en junio de 2019 por el entonces juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, por intervenir en acciones de amedrentamiento contra las víctimas de las operaciones extorsivas que el falso abogado comandaba haciendo gala de sus relaciones con el fiscal Carlos Stornelli y el fallecido juez Claudio Bonadío durante el gobierno de Mauricio Macri. En abril de 2022 el juez Julián Ercolini elevó a juicio la causa contra D’Alessio y Menchi por “asociación ilícita, extorsión y tráfico de influencias”.

 

Pero no es esta la primera muerte sugestiva que ocurre en el entorno de D’Alessio y compañía. En septiembre de 2021 otro imputado en la causa, Carlos Liñani, apareció muerto en su departamento, también como supuesta víctima de suicidio: el gas abierto, las ventanas cerradas, la puerta cerrada por dentro y las hendijas selladas con cinta. La causa se cerró como suicidio. Liñani había sido procesado, también por Ramos Padilla, por extorsión contra Pablo Barreiro –exsecretario de Cristina Kirchner— involucrado en la causa de los cuadernos fotocopiados que nunca fueron peritados.

 

El silencio, o las noticias microscópicas que brindan los medios de la derecha sobre estas extrañas muertes, contrastan notablemente con el gran despliegue que mereció, por ejemplo, el suicidio de Alberto Nisman. Es más, el deceso de Menchi tuvo lugar el 19 de enero, apenas un día después del aniversario de la muerte del fiscal. Ni siquiera esa coincidencia tan llamativa tuvo efecto en ese periodismo tan proclive al escándalo. Queda muy claro así el uso selectivo de la muerte cuando sirve para vincularla a determinado espacio político o para ocultarla cuando compromete a otro espacio.

 

D’Alessio es sinónimo no solo de extorsión sino de espionaje ilegal, una actividad que floreció durante el gobierno de Macri. También tuvo aceitados vínculos con un periodista estrella del Grupo Clarín, Daniel Santoro, aunque este tuvo más “suerte” en los tribunales al conseguir rápidamente el sobreseimiento en la causa por extorsión contra el empresario Gabriel Traficante. Pertenecer a ese grupo mediático otorga un pasaporte especial en los ámbitos judiciales. La reciente revelación del viaje de varios jueces a Lago Escondido en un tour auspiciado por el holding de Héctor Magnetto exime de mayores comentarios.

 

El oscuro entramado de espionaje ilegal que involucró a la AFI, varios jueces y fiscales, la oficina de escuchas telefónicas que dependía de la Corte Suprema, periodistas y hasta la “mesa judicial” macrista sigue generando noticias inquietantes; que los grandes medios porteños prefieren esconder.

 

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