Viernes 29 de marzo 2024

Niveles escandalosos

Redacción 18/05/2023 - 08.30.hs

Hay un sector del espectro político argentino que siempre aparece preocupado por el “qué dirán” en el exterior del país, especialmente en los ambientes económicos y más si hace a sus intereses de clase. Menudean los sucesos, dicen, que restan confianza en la Argentina, tanto como para alejar los siempre apetecidos e imprescindibles –según ellos— inversores.

 

Días atrás se concretaron dos de esos hechos, por cierto que graves ambos, pero que inciden a la inversa, y plenamente, sobre el sector neoliberal.

 

El primero consiste en la negativa de la jueza María Eugenia Capuchetti, que no quiere secuestrar y analizar el "celular o los celulares" de Gerardo Millman en la causa sobre el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, nada menos. El aparato podría contener testimonios altamente comprometedores en lo que respecta al tema pero la jueza alega que no se puede analizar porque habría que iniciar un trámite de desafuero, dada la condición de Millman, diputado nacional. Así admite, de hecho, la preeminencia de un cargo sobre la justicia.

 

En realidad hasta ahora las medidas tomadas por la magistrada más bien parecen destinadas a la protección de Millman, a quien ni siquiera imputó en la causa en la que, desde su mismo inicio, los teléfonos y sus tratamientos jurídicos, políticos y técnicos han sido muy cuestionables y hasta se diría que sospechosos.

 

En un repaso de las consideraciones iniciales de esta nota hay que convenir que aún el más políticamente neutro de los inversores mirará con desconfianza la actuación tan lenta como irregular en una causa referida nada menos que a un atentado contra la vicepresidenta de la República, suceso del que se van a cumplir nueve meses de ocurrido y con muy escasos resultados a la vista.

 

En la concepción del posible inversor bien puede figurar el riesgo de una justicia orientada por condicionamientos políticos. La jueza Capuchetti es una funcionaria que viene del riñón del macri-neoliberalismo.

 

El otro hecho de los dos que se aluden en este comentario tiene niveles de escándalo y se origina en la compra a Francia de cinco aviones Super Etendard, adquisición se hizo por exigencias de seguridad de los Estados Unidos cuando la reunión de los Grupo de los 20, hace siete años, durante el gobierno macrista. Los SE, como se recordará, son aquellos aviones que fueron vedette en la Guerra de las Malvinas cuando uno de ellos provocó el hundimiento del crucero inglés Sheffield.

 

Al momento de la compra todavía funcionaba Inglaterra como parte de la Unión Europea y había informes de organismos castrenses nacionales acerca de problemas en conseguir repuestos para esas máquinas, máxime que esa dificultad radicaba en la carencia de los imprescindibles eyectores del piloto y esa parte era fabricada por Inglaterra. Como es de suponer los ingleses, después de la experiencia de Malvinas, se negaban absolutamente a conformar esa clase de aeronaves nada menos que para Argentina.

 

Ahora se comprueba que la adquisición se hizo sobre unidades usadas pero sin verificación alguna sobre sus estados y capacidades. Los aparatos estaban inhibidos de volar al carecer de los sistemas mencionados.

 

Pero se compraron igual y se pagaron más de 12 millones de euros por ellos, pese a que ya al hacerse la operación el gobierno francés había indicado que “hemos perdido la mayor parte de la capacidad que se necesita para mantener operativas estas máquinas”. En buen romance: los aviones no estaban ni estarían en condiciones de volar.

 

En definitiva: una compra de chatarra en una operación que apesta a negociado.

 

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