“Licha”, el caminante con trabajo

Estaba feliz el pibe cuando hace algunas noches se acercó a la mesa de una céntrica confitería para confiarle a un amigo que había encontrado trabajo. “Cobré mi primer sueldo… dejame que te invite con ese café”, expresó deseoso de hacer saber que tenía en su bolsillo la primera plata que se ganaba trabajando.

Es que las cosas desde que era chico no le fueron fáciles a “Licha” –que así le dice todo el mundo aunque se llama Lisandro Ariel-, y eso incluía por supuesto encontrar alguna actividad que pudiera contenerlo.

Se lo puede ver con frecuencia en el centro de la ciudad, a veces caminando a paso largo, y en alguna que otra ocasión casi corriendo… como deambulando sin un rumbo determinado. Suele detenerse en cualquier lugar –puede ser ante un semáforo ensayando unos pasitos al compás de la música que parece estar escuchando con sus auriculares; o levantando un dedo pulgar ante el bocinazo amistoso de alguien que lo reconoció.

Le gusta ingresar en bares y restoranes y saluda a los conocidos con un choque de sus manos, y eso por supuesto incluye a los mozos, y a los empleados de la cocina.

“Licha” parece transitar un estadío paralelo al resto de la gente, como si transitara una situación de incertidumbre, como si no supiera qué sigue, o desconectado un poco de la realidad. Sí, vive en su limbo y transita la vida como puede.

Hasta hace un tiempo, el muchacho -santarroseño él- ocultaba su rostro detrás de una máscara bufonesca que semejaba el rostro de Salvador Dalí (de las que usaban los protagonistas de la célebre serie La Casa de Papel, de Netflix), y completaba su indumentaria una capa blanca con vivos rojos, y auriculares en sus oídos. Últimamente adoptó la careta de “Scary Movie”’, de esas que se ven con cierta habitualidad cuando llegan las fechas de las noches de Halloween.

Un cosplayer.

Obviamente se lo ve extraño por utilizar ese ropaje nada convencional, y se lo puede calificar como un típico cosplayer. Y dicen los que dicen saber que cosplayer son gente que suele mostrar su afición por la cultura japonesa y su animación -conocida como animé y manga-, y parecieran ilusionarse con ser por un momento el personaje querido de estas series a través de sus disfraces. Toda una fantasía que anida en sus mentes, pero lo cierto es que el cosplay consigue captar la imaginación de las personas.

Lisandro seguramente no lo sabe, no es consciente de lo que produce entre los transeúntes que lo advierten en la calle.

Hace un tiempo publicamos sobre las andanzas de este muchachito –bueno, algo tímido, a veces turbado- que no molesta a nadie. Aún así no faltó quien en las redes –donde cualquiera opina de cualquier cosa- se cuestionaba que anduviera caracterizado de esa manera. “Los chicos se asustan”, disparó uno como para decir algo. Pero “Licha” es más bueno que el pan, y no pretende fastidiar a nadie. Sólo vive en su mundo de fantasía que -a veces, sólo a veces- se mezcla con la realidad. “No creo que los chiquitos se asusten, si algunos se acercan y me saludan y hasta sus padres me han pedido que me saque una foto con ellos”, explicó.

El trabajo.

Cuando en una de sus “pasadas” a saludar por el lugar le preguntaron si quería trabajar, “Licha” dudó. “Estaba un poco nervioso, emocionado...”, contó después. La cuestión es que desde hace algunas semanas se desempeña como “bachero” en el restaurante Tenedor Libre “La Olla” (antes “Adela”), frente a la terminal de Omnibus. “Licha” había comenzado con los dueños anteriores del local, y los nuevos le dan la posibilidad de continuar, incluso adaptando sus tiempos.

No lo hace todos los días, pero sí con cierta habitualidad. “La verdad es que mis compañeros son re copados, me ayudan en todo. ¡Y los clientes también!”, dice como si se hubiera olvidado de algo. Es que muchas veces suele ir caracterizado como el “cosplayer” que es, y al principio no dejó de llamar la atención. Pero pronto se ganó el cariño de los trabajadores, y de quienes ya no se sorprenden cuando aparece calzado con la capa roja y blanca, o la bata azul con vivos blancos de Naruto (personaje ninja japonés de una aldea ficticia en una serie de animé).

Lo cierto es que la posibilidad de trabajar, de hacerse de un pequeño sueldito, lo tiene entusiasmado. Para él es un logro, porque como quedó dicho no la tiene ni la tuvo fácil.

Qué es y qué hace un cosplayer.

Un cosplayer es una persona que se disfraza y actúa como un personaje de ficción (de animé, manga, videojuegos, cómics, etc.). Y “Licha” es un cosplayer, llevando adelante ese juego de fantasía que lo hace escapar de la realidad para jugar una representación ficticia.

La fantasía que anida en la mente de Licha tiene que ver con el universo ficticio de Naruto y Baruto, pertenecientes al Clan tsutsuki. Se trataría de seres extraterrestres divinos que viajan por el cosmos para consumir la energía vital de los planetas a través de un árbol divino, obteniendo poder y longevidad, y son los ancestros de clanes como los Senju, Uchiha y Hyga en la Tierra, jugando un papel central en la trama como antagonistas principales.

En el universo de fantasía de Naruto y Boruto los tsutsuki viajaban por distintos planetas en busca de mundos que poseyeran algún Shinju. Una vez encontrado, cosechaban su fruto y utilizaban su Chakra para ganar poder y prolongar su vida. En el caso de Momoshiki tsutsuki, los ancestros de Kinshiki tsutsuki y este, ellos permanecieron en un planeta hasta que su Shinju murió y el mundo ya no podía tolerar la vida sobre él, por lo que debían de buscar uno nuevo. En el caso de Kaguya tsutsuki, ella optó por establecerse en el mundo que encontró, la Tierra, la cual empezó a fortificar para evitar que Momoshiki llegara por el fruto de Shinju.

Después de devorar el Fruto de Chakra del Shinju de la Tierra, Kaguya utilizó el Chakra que obtuvo para poner fin a las guerras de los humanos, logrando así una gran paz y provocando que los humanos la trataran como a una diosa.