Jueves 25 de abril 2024

Recetas provinciales para inconvenientes nacionales

Redacción 06/11/2022 - 13.02.hs

Es sabido que todas las teorías encuentran comprobación en la práctica. Es en ese terreno en el que cualquier elucubración termina, tras ensayos a pura prueba y error, con la confirmación de una idea. En la economía, una ciencia no tan exacta como muchos creen, ocurre cada vez más seguido. Y hasta se ve más claro con la aparición de pretendidos pensadores con aires de sesudos analistas que aseguran tener fórmulas mágicas y espejitos de colores que terminarán con todos nuestros problemas "en menos de cinco minutos". Luego, claro, llegado el caso, esas teorías terminan chocando con una dura realidad a la que no pueden -o no quieren- dominar.

 

Todo esto viene al caso para encontrar una simple explicación a lo ocurrido esta semana en nuestra provincia. La aplicación de una iniciativa con sentido común encontró rápida respuesta en la población. Una teoría confirmada, que se supone que si dio resultado en La Pampa también deberá causar el mismo efecto a nivel nacional.

 

Es que el plan lanzado por el gobierno provincial con el Banco de La Pampa, de dar la posibilidad de hacer compras con 22 cuotas de plazo para el pago con un 10 por ciento de descuento en el costo de cada producto, sin tope en la rebaja, tuvo tal éxito que superó en una semana a todo lo facturado en el mes anterior y llegó a quintuplicar las ventas en los comercios locales.

 

Claras conclusiones.

 

Quedan claras conclusiones para el análisis. La primera de ellas es que la población no tiene retracciones ni miedos hacia el consumo, lo que le falta es algo de ahorro para gastar en lo que necesita. Por eso, en cuanto se ofrece un plan accesible, la gente invierte en cuestiones tan básicas como por ejemplo tener un mejor televisor, de nueva tecnología y mayor dimensión de pantalla, para poder ver el Mundial de Fútbol que comenzará en apenas quince días.

 

También deberían tomar nota empresarios y comerciantes. Porque resulta que acá otra vez la receta con la solución la vuelve a poner un gobierno con un banco provincial. Mientras, el sector privado aplaude y se queda con las ganancias. Y cuando las ventas vuelven a caer, los que siempre piden rebajas impositivas y otras mejoras para su actividad no encuentran otra forma de solucionar sus males que reclamar que desde el Estado llegue un nuevo salvavidas, a través de otra promoción en la que el esfuerzo lo hace otra vez el Estado.

 

Problemas nacionales.

 

La cuestión es que el pampeano que va a comprar un producto en cuotas y con descuento no tiene chance de hacerlo de otra forma porque los precios, que llegan de afuera de nuestras fronteras, siguen aumentando día a día. Hay una inflación que no se detiene y sobre la que sobran comentaristas y faltan los funcionarios que la frenen. Pasan los ministros y las promesas, se muestran acuerdos internacionales y rimbombantes índices de crecimiento de actividad económica, pero hay dos variables que no encuentran solución: los salarios que se achican y los precios que se agrandan.

 

Entonces, con las evidencias de las teorías corroboradas en la práctica, no queda mucho más por debatir. Si de verdad se quiere reactivar este país, la salida empieza por poner dinero en el bolsillo del pueblo trabajador y también en el de los jubilados.

 

Después viene la segunda parte, que tiene que ver con el control de la inflación, para que esa ganancia no se la sigan llevando los empresarios a través del aumento de precios.

 

Y más tarde debe llegar la disputa por los servicios y sus costos. Porque quien se compró un televisor podrá usar un servicio cooperativo y quien adquirió una computadora también tendrá la posibilidad de contratar una conexión prestada por una entidad solidaria, pero quien compró un nuevo celular no tiene más remedio que usarlo con un servicio de una multinacional, que bien caras cobra las comunicaciones. Es una batalla pendiente, como la del gas natural, que más temprano que tarde habrá que dar para mejorar la calidad de vida de la población.

 

Una esperanza.

 

Por eso no fue casual que el centro del último discurso de la vicepresidenta haya girado sobre algunas de estas ideas. Dijo que hay que mejorar los salarios "para que el pueblo recupere la ilusión y la alegría". Ella ya demostró que se puede hacer, con recetas parecidas a las que ahora se aplican en La Pampa. Y por lo visto tendrá que volver a hacerlo, porque quienes están en este momento en el gobierno nacional no saben -o no quieren- ejecutar un plan parecido. Es la porción de esperanza que nos queda, para que no nos tengamos que aferrar solo a la posibilidad de esperar a un plan de 22 cuotas para poder comprar algo y ser felices, apenas por un rato, recordando aquellos buenos tiempos.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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