Trump indulta a narcopresidente
El presidente norteamericano Donald Trump continuó en la semana su ofensiva bélica contra Venezuela anunciando en su red social que el espacio aéreo de ese país está "cerrado". El anuncio se suma a la escalada de agresiones que se suceden desde antes que decidiera ilegalmente la ocupación militar del mar Caribe y que pone a toda la región en un estado de guerra contrario a todas las normas internacionales.
La excusa de Trump para esta agresión es una disparatada acusación sin pruebas de que Venezuela es el centro del narcotráfico de la región y Nicolás Maduro un jefe de un cartel llamado “De los Soles”.
Si no fuera que es el jefe de Estado de una nación cuya hegemonía mundial ha sido impuesta a sangre y fuego, esa acusación movería a broma. Pero el mundo ya vio como invadió y destruyó a su antiguo aliado Irak con una acusación semejante y que aseguraba que era necesaria para neutralizar las armas de destrucción masiva que, luego se comprobó, no había en el país del golfo Pérsico.
La inminencia de una invasión a Venezuela horroriza al mundo civilizado porque su objetivo geopolítico nada tiene que ver con las drogas ni con las elecciones que llevaron a Maduro al poder, sino con la presencia en el subsuelo del país latinoamericano de la mayor reserva de petróleo del mundo.
La lógica que esgrime para avasallar la soberanía de un país no es una tesis nueva en el menú de mentiras de los expansionismos imperialistas. Es la misma lógica que llevó a Adolf Hitler a invadir Polonia. El alemán lo llamaba "espacio vital". Trump no lo dice con esas palabras pero son la misma cosa.
Subido al pedestal del país que tiene el presupuesto bélico más alto del mundo, sus argumentos no son necesarios que guarden correspondencia con la verdad ni con el derecho internacional. Basta su voluntad.
Sólo así puede entenderse que mientras acusa al presidente de Venezuela de ser narco y amenaza con invadir ese país, anuncia el indulto al ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, condenado el año pasado a 45 años de prisión por un tribunal de Estados Unidos, solo horas antes de la elección donde Trump se juega por el candidato del partido Nacional, el mismo del narco de Hernández.
El tribunal norteamericano comprobó los vínculos del ex presidente con el cartel de Sinaloa, que le pagaba millones de dólares para garantizar el paso seguro de la droga por el territorio hondureño con destino a Estados Unidos, que, como se sabe, es el más grande mercado de la droga mundial compuesto por millones de adictos ciudadanos estadounidenses.
El tribunal comprobó los vínculos del ex presidente hondureño ahora a punto de ser indultado por Trump, con nada menos que con Joaquín "El Chapo" Guzmán, quien personalmente le habría dado un millón de dólares destinados a su campaña política que lo llevó al poder. No se trata de una versión o una acusación lanzada al voleo, se trata de una acusación probada por la justicia norteamericana.
Trump de esta forma interviene directamente en la campaña electoral de Honduras de la misma forma que lo hizo en la Argentina, interesado en tener presidentes más atentos a los intereses norteamericanos que a los del país que dicen representar. Lo hizo con las mismas palabras con las que apoyó a Milei: "Si Tito Asfura (sucesor de Hernández) gana las elecciones presidenciales de Honduras, le brindaremos todo nuestro apoyo. Si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero, ya que un líder equivocado solo puede traer resultados catastróficos a un país, sea cual sea".
Los argentinos reconocemos esa retórica. Cuando nuestro presidente y su hermana están en la mira de la justicia norteamericana por el caso $Libra, el indulto al narco Hernández es un mensaje mafioso del costo que tiene la impunidad en tiempos de Trump.
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