Jueves 02 de mayo 2024

Una campaña con poca ciencia

Redacción 18/06/2023 - 10.04.hs

Sin quererlo, Patricia Bullrich ocupó durante una semana entera el centro de la escena de la política pampeana. Ella, que intenta conseguir consenso para imponer sus ideas, en realidad logró unidad pero para el repudio a sus declaraciones.

 

Ya se sabe que la señora es sinónimo de ajuste y mano dura, porque en eso cuenta con el aval de su trayectoria. Y también se sabe que es muy amiga de lanzar las más disparatadas afirmaciones para justificar su plataforma política.

 

Es así como se animó a hablar de la Universidad Nacional de La Pampa con los datos sobre ingresantes y graduados que le comentó “un amigo”, nada más y nada menos que para fundamentar que si llega al gobierno nacional implementará una revisión de toda la inversión en la educación argetina.

 

Obviamente, las declaraciones fueron formuladas en un canal afín, en el que quienes aparecen como conductores se caracterizan por tener una doble vara en la que desmenuzan y cuestionan hasta la más mínima declaración de los políticos del campo nacional y popular, pero nunca repreguntan cuando los políticos neoliberales lanzan temerarias afirmaciones sin anclaje en la realidad.

 

Obviamente, esas declaraciones generaron el amplio repudio tanto de la comunidad universitaria como de los dirigentes del oficialismo. Llamativamente –o no tanto- los socios radicales de la precandidata prefirieron hacer oídos sordos.

 

El “Método Bullrich”.

 

Así fue como Patricia Bullrich, muy suelta de cuerpo, se animó a usar a la UNLPam nada más que para sostener que a su entender se está malgastando el dinero del Estado nacional en la formación universitaria. Y se ve que como lo que le dijo “un amigo” servía a sus intereses, ni se ocupó en corroborarlo. Lo dijo y allí quedó, sin refutación de quienes la entrevistaban, cual verdad revelada, pero sin estadística oficial que la avale.

 

En realidad, utilizó su propio método de dar por cierto lo que le cuentan, porque conviene a sus intereses, sin tomar recaudo alguno. Aunque las redes la presentan como “doctora en Ciencias Políticas”, pareciera que estuvo ausente en las aulas universitarias cuando los profesores explicaban que cualquier método científico requiere que cierta presunción convertida en una hipótesis necesita a continuación de una serie de pasos para comprobar que tal afirmación puede constatarse en la realidad y de tal modo convalidar su idea para transformarla en una tesis.

 

Igualmente, vale aclarar, la condición universitaria no es excluyente para tener un pensamiento crítico. Un poco de sentido común es suficiente para tratar de confirmar cualquier dato que a uno le llega a través de un conocido. Con algo de investigación o una consulta podría esclarecerse el asunto, que sería apenas anecdótica en el marco de una charla coloquial y privada entre vecinos o familiares, pero que pasa a ser preocupante cuando lo dice públicamente una dirigente que piensa en postularse para erigirse en la máxima autoridad de un país.

 

Pero está visto que el “Método Bullrich” saltea todos esos pasos, porque este tipo de políticos necesita imperiosamente inventar un universo paralelo en donde pueda basar sus alocadas ideas. Sin ir más lejos, en el plano económico ha dicho sin ponerse colorada que era posible levantar el cepo al dólar y habilitar un sistema bimonetario con una especie de “ingeniería” de la que supuestamente se estaban ocupando especialistas de su agrupación. Obviamente, cuando se le requirieron detalles, en plena incomodidad y sin certeza alguna, prefirió cambiar de tema.

 

Malos antecedentes.

 

En esa plataforma de ideas neoliberales aparecen además iniciativas tales como las de terminar con “privilegios” nunca precisados pero que apuntan a los planes sociales de ayuda a los más necesitados, recortes en jubilaciones (ya aplicados con amplio rechazo en un anterior gobierno), reformas en derechos laborales y quitas en recursos para las provincias, como si la generación de la riqueza surgiera mágicamente desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Nada sorprende, si se tiene en cuenta que su jefe político, Mauricio Macri, habla de abandonar la era de los globos que identificó a su lamentable gestión presidencial y pasar a una época de hechos más contundentes, graficado con una frase: “Hay que dinamitar casi todo”.

 

Y como si fuera poco, hasta hace un año, su jefe de campaña era Gerardo Milman, apuntado por asegurar días antes del atentado contra la vicepresidenta que cuando eso ocurriera él estaría muy lejos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

En consecuencia, no quedan muchas cosas buenas por esperar de esta precandidata, que una vez más equivocó el camino. Cambió de jefe de campaña, pero los resultados hasta ahora no han mejorado su imagen. Le sigue faltando un poco de ciencia a su forma de trabajar. Su objetivo era acumular poder, pero hasta ahora, lo único que ha acumulado son repudios.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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