Una medida necesaria
Resulta muy loable la acción de las asociaciones protectoras de animales en pro de mejorar la condición de perros y gatos abandonados, condición que tienen muchos de ellos en esta ciudad. En la misma tesitura, la municipalidad local reitera a través de los medios la necesidad de llevar a los canes en condiciones de seguridad cuando se salga con ellos a la calle, especialmente con correa y bozal. Sin embargo, las recomendaciones comunales dejan de lado un detalle de singular importancia: los desechos fecales que dejan en cualquier lugar, aceras especialmente.
Santa Rosa, por su funcionalidad administrativa y cantidad de habitantes, ha pasado a ser si no una ciudad grande al menos mediana y resulta inaceptable una circunstancia semejante. Sin embargo, hay un grupo de calles en la ciudad, céntricas un par de ellas, que se destacan por la profusión de mojones fecales que dejan los perros, para peor frecuentemente pisados por los transeúntes descuidados, que trasladan el enchastre a la acera. La solución del problema que, quiera que no, le quita estética a la ciudad, no radica en la inhibición de los animales sino en una mayor toma de conciencia de los dueños y paseantes.
Por cierto que el problema se repite en todo el mundo, pero las ciudades más progresistas y que velan por la salubridad pública imponen una medida fácil y sencilla: que los propietarios porten una bolsa y una palita y recojan las deposiciones de sus animales para después colocarlas junto a otros desechos. Quienes han viajado al exterior, Europa especialmente, dan cuenta de lo efectivo de la medida, subrayada por las fuertes multas que se aplican a los que violan esa clase de ordenanzas.
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