Lunes 05 de mayo 2025

Una reivindicación para la valentía de Osvaldo Bayer

Redacción 04/04/2025 - 08.21.hs

Osvaldo Bayer debería tener un desagravio justo y necesario que alerte sobre el peligro de la intolerancia y la violencia política. Frente a la mezquindad, negación y olvido de unos pocos, el 25 de marzo debería ser declarado como “Día Nacional de las Luchas Populares”.

 

SILVIO ARIAS *

 

El pasado 25 de marzo, la equívoca decisión del gobierno nacional de mandar a destruir la obra creada por el escultor Miguel Jerónimo Villalba, que homenajeaba la figura del escritor e historiador argentino Osvaldo Bayer (1927-2018) en la provincia de Santa Cruz, unificó el desagravio del mundo académico, político, sindical, cultural y social, ante tamaña demostración de torpeza intelectual, violencia, odio e intolerancia democrática en nuestro país. El tiro les salió por la culata y no la vieron, no comprendieron que la memoria no se puede vandalizar. Con su correspondiente réplica institucional en La Pampa, el diputado provincial justicialista Juan Barrionuevo (cuatro veces intendente de La Adela), ingresó en la Legislatura una resolución argumentando: “Manifestar nuestro más enérgico repudio a la demolición del monumento que homenajeaba al escritor argentino Osvaldo Bayer, sobre la Ruta Nacional 3, en la Provincia de Santa Cruz, ordenado por el Gobierno Nacional, un día después del Día Nacional de la Memoria, Verdad y Justicia (24 de marzo); una muestra más de la intolerancia y violencia político-social, ejercida en perjuicio directo de una normal convivencia cívica, sana y democrática, en nuestro país”. Esteban Bayer (hijo del escritor) sostuvo ante un medio periodístico santarroseño que esta acción del Gobierno de Javier Milei de derribar el monumento al creador de “La Patagonia rebelde” -el levantamiento y la represión violenta de una huelga de trabajadores rurales en Santa Cruz entre 1920 y 1922- fue “una bestialidad” por el hecho de que “les molesta la palabra y la verdad que difundió Osvaldo. Si hubiera existido un problema vial, se hubieran comunicado con nosotros y con los autores de la obra y se corre el monumento. Pero esto fue un atentado y una provocación. Y lo más terrible de todo es que lo filmaron, están orgullosos de haberlo hecho”, expreso. “Lo que consiguieron es lo contrario a lo que buscaron: se van a armar muchos más monumentos, como el que van a emplazar en la plaza céntrica de El Calafate”, agregando que “después de haber sufrido tantas persecuciones y la quema de sus libros, de lo que siempre volvió, él se hubiera reído de la topadora y atacaría a sus responsables de este hecho, porque hay autores materiales, que son los que voltearon el monumento e intelectuales, que nace desde lo más alto del Poder Ejecutivo”. Las diversas luchas populares en la Argentina a lo largo de su historia y geografía, configuraron ese escenario de tensiones lógicas entre representados y representantes, entre patrones y obreros, entre incluidos y excluidos del sistema. Tensiones que en su mayoría se resolvieron por imperio de la fuerza, lejos de los acuerdos pacíficos y racionales esperados en un Estado de derecho. Pronunciamientos, huelgas, piquetes, puebladas y gritos populares han sido las herramientas más efectivas utilizadas por los movimientos sociales argentinos, para visibilizar sus respectivas realidades, a lo largo y ancho del territorio nacional. Realidades signadas por el imperio de la injusticia y la exclusión, en el contexto de una contienda desigual de fuerzas, donde el espacio público era teñido de sangre y violencia, siendo la historia de dichos hechos contada por los vencedores. Osvaldo Bayer, vocero históricamente comprometido con la realidad y el destino de su país, quien sufriera las consecuencias personales de su posicionamiento en favor de las luchas populares de obreros y campesinos -contra los abusos y crímenes del sector conservador y antidemocrático de siempre-, merece además de la réplica monumental de su figura en todas las provincias patagónicas que integran esta región legendaria y valiente, un día alusivo a la altura de su legado. Un desagravio justo y necesario que reivindique su coraje y valentía, alertando a su vez el peligro de la intolerancia y la violencia política, todo ello en pos de la construcción de una sociedad que rescate el poder enriquecedor de la disidencia, y concretamente de las luchas populares que han inclinado la balanza de la justicia en favor de los desheredados y excluidos, frente a la mezquindad, negación y olvido de unos pocos: 25 de marzo-“Día Nacional de las Luchas Populares”. Dejo la propuesta para algún legislador o legisladora nacional con alma de pueblo y corazón sanamente rebelde.

 

* Profesor en Ciencia Política, afiliado y militante del PJ-La Pampa

 

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