¿Y si vinieron a sacar y no a poner?
Con un presidente que ha declarado que ama ser el topo dentro del Estado, para destruir al Estado desde adentro, es llamativo que Scott Bessent -secretario del Tesoro de los Estados Unidos- haya expresado: “No queremos otro Estado fallido en América Latina”.
¿Acaso la Argentina de Milei no es ya un Estado Fallido?
No hay que ser demasiado sagaz para entender que tanto el anuncio acerca del swap por 20.000 millones de dólares ofrecido al ministro Luis “Toto” Caputo, como la visita a Buenos Aires de James Dimon -presidente del directorio de JP Morgan Chase y su CEO desde 2005- se enmarcan en un cuadro altamente sospechoso bajo el disfraz del “riesgo electoral”. Con el anuncio de que la Argentina sufre una crisis temporal de iliquidez en dólares y no una crisis estructural recurrente que solo con mucha suerte podría ser superada a partir del 2030.
La influencia del sector financiero internacional en el gabinete económico del presidente Javier Milei se refleja en la presencia de varios funcionarios con pasado en el banco estadounidense JP Morgan. Cinco figuras clave del gabinete económico comparten un pasado en ese banco estadounidense que hoy lidera las negociaciones para un supuesto nuevo salvataje financiero a la Argentina. Luis “Toto” Caputo, actual ministro de Economía, fue vicepresidente para América Latina en el área de trading entre 1994 y 1998, vínculo que ya había reaparecido durante su gestión en el gobierno de Mauricio Macri. Santiago Bausili, presidente del Banco Central, dirigió los mercados de capitales para Argentina, Chile y Perú entre 1996 y 2007, y hoy acompaña a Caputo en la conducción monetaria. José Luis Daza, secretario de Política Económica, trabajó como director general de investigación de mercados emergentes entre 1992 y 2000, aportando una mirada técnica con fuerte orientación financiera. Vladimir Werning, secretario de Hacienda, fue director ejecutivo para América Latina entre 1996 y 2016, con amplia experiencia en análisis macroeconómico. A ellos se suma Pablo Quirno, flamante canciller, quien trabajó más de 17 años en JP Morgan, donde llegó a ser director para América Latina y miembro del comité de dicha institución.
En este marco es muy difícil de creer que el propósito de “estas generosas ayudas” sea estabilizar la economía a pesar de que ha sido el caballito de batalla del oficialismo.
Baste recordar que, en el Foro Llao Llao en Bariloche, el 19 de abril de 2024, el presidente afirmó: “Si me pongo el traje de economista, le recomendaría a mi cliente que compre dólares. Eso después figura como fuga. Y si los compran en negro, mejor, así no tienen que pagar impuestos estúpidos para financiar inútiles”. Esta frase fue parte de un discurso ante empresarios del “círculo rojo”, en el que también calificó como “héroes” a quienes fugan divisas, por “escapar de las garras del Estado.
Así las cosas, mientras se grita por el megáfono que la volatilidad del dólar se debe al riesgo político frente al cuco “kuka”, al riesgo de un retorno al populismo encarnado por el peronismo, a un riesgo comunista, los huevos -como hacen los teros- se colocan en otra parte.
Pero estos chicos son claros. No sé por qué no les creen. La frase textual de Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, fue: “No es un rescate en absoluto. Es comprar barato y vender caro”.
Por lo tanto, en verdad lo que desean es hacer de la Argentina un “Estado Fallido” y lo peor no es solo que lo están logrando, sino que hay “gente de bien” que se lo cree. (Por Roberto Kozulj, economista experto en Energía y Desarrollo).
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