Viernes 10 de mayo 2024

"Sigo siendo el mismo de toda la vida"

Redacción 13/05/2023 - 13.30.hs

"Lo que digo es una cosa: Si fuera verdad que me robé la plata del Club Santa Rosa, ¿la debo tener bien guardada, no? ¿Pero cuándo se supone que la voy a gastar?", dice aludiendo a que hoy tiene 70 años. No sin un tono entre triste y cáustico Jorge "Toro" Sánchez aceptó hablar de lo que ha sucedido con el Club Atlético Santa Rosa, con los manejos que llevaron la institución a la ruina, y condujeron a que él, junto a otros dos directivos, fueran denunciados ante la Justicia.

 

Después de varios años -cuando el tema Atlético Santa Rosa está otra vez sobre el tapete porque un estudio de abogados quiere cobrar honorarios millonarios-, Sánchez accede a hablar con LA ARENA. "Si no lo hice antes fue porque nadie me buscó para hacerlo... Ni ustedes ni nadie", le dice al cronista.

 

"Antes me llamaban".

 

"Me llamaban todo el tiempo... cuando dirigía al equipo en el Regional y luego cuando durante el Nacional", expresa recordando el momento más glorioso del albo en su historia. Y lo que el preludio de la negra noche que se avecinaba.

 

El "Toro" Sánchez fue el entrenador de aquel gran equipo que quedó en la historia: "Ustedes se deben acordar cuando empezó todo: Orfel Blanc (jugador) conectaba la luz cuando empezábamos a entrenar y la cortaba cuando nos íbamos", rememoró sobre las pobres condiciones en que se dio el inicio de esa cabalgata que llevaría al albo a jugar contra los grandes del fútbol Argentino".

 

"Vivo como siempre".

 

Después cuestionado como dirigente -incluso condenado por la Justicia por el uso de los fondos de la entidad (ver aparte)-, desapareció del escenario futbolero.

 

Siempre fue histriónico, verborrágico, nada tímido sino más bien todo lo contrario. Y no se lo ve demasiado cambiado: "Si no tuviera esta forma de ser, después de aparecer tanto en los diarios, de que se dijeran tantas cosas quién sabe cómo hubiera terminado", se justifica.

 

Y sigue: "Pero sigo siendo el mismo... ustedes me conocen de toda la vida. Vivo como siempre, con los amigos de toda la vida, sigo teniendo la misma camioneta vieja que tenía y trabajo. Todos los días". Y agrega: "Por eso digo... si me hubiera robado algo cualquiera puede preguntar qué espero para mostrarla. Cuándo la voy a gastar...", completa aludiendo a que ya tiene 70 años.

 

Lo que hace ahora.

 

Y de verdad, al verlo se advierte que no está demasiado cambiado: "Estoy con ropa de trabajo porque recién vengo del campo...". Y eso sí, luce el gorro Piluso que usa desde siempre y que lo identifica plenamente. "Es lo que hago todo el tiempo: es el campo de mis hermanos y del que mi madre tiene el usufructo... ¿Qué hago? Explotación del monte, postes, varillas y algunas otras cosas", resume.

 

Cuando se le pregunta si el campo -herencia de su padre- no es también suyo afirma que no: "Mi parte me la fueron entregando mis padres, con lo que emprendí diversos negocios; y ellos (los hermanos) se quedaron con el campo", amplió.

 

Los hechos.

 

Después acepta contar cómo fueron las operaciones inmobiliarias que, al final, iban a culminar con la quiebra del club. "Después salió mal, pero en su momento la venta de parte del predio del Mateo Calderón fue la operación inmobiliaria más importante de la provincia", sostiene.

 

Cuenta que "la sede (de la calle Yrigoyen) se vendió primero. Pero hay que aclarar que no la vendió Sánchez; sino que se hizo una asamblea de socios que decidió vender por unanimidad; y además se dispuso nombrar una comisión para que controlara todos los gastos que se hacían con esa plata. O sea que no lo manejaban ni Sánchez ni Gómez ni Talmón, que en ese momento no eran las autoridades porque había otro presidente, y eso está en actas. Esa comisión tenía que hacer el seguimiento de lo que se iba a hacer con los autos y con todo lo que se recibió", apuntó.

 

Antes también se vendía.

 

Por otra parte, Sánchez expresó que "no era la primera vez que Atlético Santa Rosa vendía una propiedad. Se cansó de hacerlo en anteriores períodos dirigenciales... El club fue dueño de varias propiedades, como la que estaba frente al asilo y donde se jugaba al básquet; y tuvo un terreno muy importante en la zona de los médanos. Es decir que se fueron comprando y vendiendo, y adecuándose de acuerdo a las circunstancias".

 

Señaló que "cuando se vendió la sede era para invertirlo allá", en el predio de la Ruta 5.

 

"Una guasada de plata".

 

Recordó que el comprador del edificio céntrico lo llevó la Inmobiliaria Marusich. Carlos (jugador de los años 60-70), el padre de Mauricio que después fue presidente, tenía inmobiliaria y "llevó la inquietud". Con respecto a los terrenos del Mateo Calderón dijo que fue a través de una firma de Tandil. "Creo que era un tal Ibarra, que comentó que Casa Tía estaba buscando y comprando hectáreas y necesitaba dos en Santa Rosa". Ahí surgió la idea que podían ser las aledañas a la cancha".

 

Sánchez rememoró que Casa Tía y otras firmas estaban comprando en diversos lugares, canjeando por obras y dinero. "Era una guasada de plata lo que pedimos, más de lo que valían en ese momento... pero si nosotros pensábamos que éramos inteligentes para hacer negocios los que compraban mucho más... Acá en La Pampa no teníamos la visión de lo que iba a pasar en el país, pero ellos sí y por eso invertían", completó.

 

La plata no se licuó.

 

"No, no es que la plata se licuó, pero se invirtió en pagar las deudas que tenía el club: Rentas y DGI. Atlético quedó al día y sin deber un solo impuesto; se hicieron las obras de los vestuarios, 200 y pico metros cuadrados de vestuarios donde no había nada: se hizo la iluminación; las cinco canchas de fútbol 5 que eran desmontables. Que cuando nosotros nos fuimos automáticamente las desmontaron y quedó otra vez el Mateo...", puntualizó.

 

Toro Sánchez siguió enumerando. "Siempre con la idea de generar fondos se compraron las siete hectáreas en la ruta 5, se forestaron, se pusieron más de 1000 plantas con un proyecto que lo hizo el ingeniero Dalla Vía; plantas donde iba la pileta de natación que eran perennes para que las hojas no ensuciaran; doble barrera de pinos, se hizo el riego por aspersión y se niveló la cancha de fútbol" en la Ruta 5.

 

Se detuvo en explicar "lo que costó nivelar esa cancha. Hubo que hacer un movimiento de suelos y pudimos gracias al ingeniero Molteni (Cala) que estaba en Vialidad y nos prestaba los camiones los fines de semana y nosotros pagábamos a los empleados: se hicieron más de mil viajes de camiones de tierra; se compraron los caños de petróleo en Rincón de los Sauces; el alambre olímpico...".

 

Amplió y dijo que "se invirtió un montón de plata, y eso está en la auditoría que hizo el contador Faccipieri... y obviamente está el faltante porque no tomó como válidas montones de boletas en negro y remitos. Compras de pelotas de fútbol que hacíamos con remitos y sin boletas para pagar menos. Y esto lo volvería a hacer; e incluso se las conseguíamos a otros clubes de gente amiga. Eran cajas de 24 pelotas que trae la caja de Nassau porque aquí se vendían a un precio que acá no lo podían pagar", evocó.

 

Malos negocios.

 

-¿Y qué se hizo mal entonces?

 

- ¿La cagada que hicimos? Fueron malos negocios. No sé cuál será el término.

 

-¿Y el préstamo a la financiera Cash Loan? ¿La armaron ustedes?

 

- No. Era una financiera que ya funcionaba en la calle González y estaba habilitada. Funcionaba, prestaba plata... no sé de quien sería la

 

plata que prestaba pero andaba bien. Y la idea por supuesto era que nos diera más dinero con los intereses. Pero después se fundió la financiera y los 450 mil dólares no se recuperaron... sólo una parte al principio. ¿Lo que hicimos mal? Muy mal estuvo no darle la suficiente seguridad a la plata que pusimos.

 

La condena social.

 

"En lo personal sigo teniendo los mismos amigos de toda la vida, seguí saliendo con ellos, yendo a los mismos lugares de siempre. No es que sentía la mirada acusadora de la gente; pero sí me dolía por mi familia, y hablo de mi padre, mi mamá y mi abuela que con 86 años leía el diario donde yo salía todos los días. Eso sí lo sentía porque todos saben que mi familia es intachable, que nunca tuvo nada malo, y bueno... me tocó a mí. Sí me dolía el dolor de mi papá, de mi mamá, de mi señora porque todos los días salía en el diario se robó, se robó... el dirigente infiel", hace un monólogo.

 

Fue una larga charla en la que Jorge Sánchez, al fin, dijo lo suyo. "Yo no quería el juicio abreviado, pero el juez dijo que era para los tres o para ninguno y entonces acepté. Pero yo quería un juicio común para mostrar cómo fueron las cosas... Hubo quienes decían que con la presión social nos iban a condenar de todos modos y que había quienes me querían ver preso... o al menos querían sacarme del club", sostiene.

 

Las dudas que persisten.

 

¿Si tras lo que dijo quedan dudas? Claro que sí... Porque si bien ahora se argumenta que el club tiene un capital importante (el Mateo y los terrenos de la Ruta 5, que es de esperar no quede en manos de abogados), que se dice está valuado en millones de dólares, también es verdad que con esos desmanejos se perdieron 20 años. Un período en el que muchas cosas pudieron haberse realizado con tanta plata dilapidada.

 

Además es difícil creer que no hubo irregularidades, dinero mal utilizado o utilizado fraudulentamente -cabe recordar que la malversación también es un delito-, porque si se admite que hubo boletas y remitos que no servían, o que es imposible determinar si es verdad que 1.000 camiones de tierra se llevaron al predio de la ruta 5, las cosas evidentemente fueron turbias.

 

Por más que "Toro" Sánchez siga su vida de siempre, y diga: "Si hubiera robado, ¿por qué no me ven gastando ese dinero?".

 

Un largo camino de desaciertos.

 

Fue el 31 de marzo de 2006 que se produjo la quiebra del Club Atlético Santa Rosa, y tres de sus directivos fueron llevados a la Justicia. El entonces presidente Miguel Ángel "Huevo" Gómez accedió a entregar 30 hectáreas y llegó a un acuerdo, con lo que quienes quedaron vinculados a la causa fueron el prosecretario Jorge Sánchez y el protesorero Raúl Talmón, que eran los encargados de conducir el club.

 

Aunque como ahora el mismo Toro Sánchez lo admite, era él el que llevaba las riendas de la entidad. "Pero no porque quisiera, sino porque no había gente para que se hiciera cargo...", dijo en estas horas.

 

Lo cierto es que hubo una serie de negociaciones que condujeron a vender a Casa Tía parte del predio donde se ubicaba el Estadio Mateo Calderón -el que da a Avenida de Circunvalación, donde una cooperativa levantó luego un complejo habitacional-, en una suma de 2.370.000 pesos (entonces pesos/dólares).

 

Además la tradicional sede céntrica de Atlético, ubicada en calle Yrigoyen -entre Rivadavia y 25 de Mayo-, fue comprada por el empresario dedicado a la compraventa de autos Carlos "Barba" Martín. Este debía abonar 531.250 dólares, 70 mil en efectivo, cuotas y la entrega de 20 vehículos. Al mismo empresario desde Atlético le prestaron 300 mil dólares.

 

La hecatombe.

 

Después de todo eso vino el desbarajuste. Operaciones que empezaron a complicar las finanzas albas. El compromiso del supermercado que iba a construir -como parte de pago de los 20 mil metros cuadrados del predio del Mateo Calderón-, más un estadio cerrado con capacidad para 4000 aficionados, dos piletas cubiertas, confitería, administración y baños no se concretó. Sí el pago de los 700 mil dólares pactados.

 

Nunca dejó de llamar la atención el préstamo efectuado a la financiera Cash Loan, propiedad del entonces futbolista de la entidad Ricardo Garro. Eso sí, fueron adquiridas 7 hectáreas a la vera de la ruta 5, y toda una movida inmobiliaria en la que estuvo involucrado Miguel Angel Gómez que también -con dinero del club- compró otras 37 hectáreas linderas.

 

Se sabe como terminó lo de Cash Loan: la financiera se fundió y Garro desapareció de la ciudad.

 

Una parte del dinero obtenido por la venta de parte del predio del Estadio se colocó a plazo fijo en el Banco de La Pampa con renovación mensual. Diversas extracciones terminaron con las cuentas en cero.

 

Según cuentas que se hicieron promediando el año 2014 aquellas obras que debían llevarse adelante equivalía a unos 20 millones de pesos. Al entregar "Huevo" Gómez las tierras valuadas en esa época en unos 19 millones, el Juzgado de Quiebras nº 2 consideró que los otros dos directivos debían hacer frente a un quebranto de 700 mil dólares y 418 mil pesos a abril de 2016.

 

Después se sumó la intervención del órgano fiduciario, que contrató al Estudio Moslares, que ahora reclama 100 millones de pesos. Y la novela continúa.

 

"Talmón es un señor".

 

"Si digo que yo no me robé nada, también tengo que decir que lamentablemente soy el responsable... porque yo manejaba el club Santa Rosa. Y era porque no había gente, como pasa hoy en casi todos los clubes", argumenta.

 

Pero quiere dejar algo en claro "Toro" Sánchez. "Sí, y lo que quiero decir es que Raúl Talmón es un señor... incapaz de tocar nada. Intachable, y quedó manchado con todo esto", agrega.

 

Y sigue: "Que yo haya hecho cagadas... puede ser que he malgastado plata, seguro. Que se hayan hecho esas malas inversiones poniendo la plata en lo de (Ricardo) Garro (Cash Loan)... pero de ahí a robar. Por eso no quería aceptar el abreviado, sino ir a juicio, pero los otros dos no quisieron".

 

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